Los niños ya podrán abrocharse el cinturón en el autobús escolar
La empresa vasca obtiene el galardón por su sistema de retención infantil para autobuses escolares, en cuyo desarrollo ha invertido al menos 650.000 euros.
La elección de un arnés para autobuses escolares como ganador del primer premio a emprendimientos en el ámbito de la seguridad vial demuestra que una empresa no solo puede ganar dinero ayudando a salvar vidas, sino que también puede hacer que una ley se cumpla y no se quede en buenas intenciones.
Durante un tiempo, en España se dio la paradoja de que el uso de la silla de seguridad infantil era obligatorio en los coches, pero no en los autobuses que llevan a los niños al cole. Para corregir esta situación, en septiembre de 2006 el Gobierno modificó el reglamento general de circulación estableciendo la obligatoriedad del uso de este dispositivo en el transporte escolar.
Pero las autoridades no previeron un detalle: la inexistencia en el mercado mundial de sistemas de retención infantil diseñados para autobuses.
Desde entonces la norma ha caído en saco roto. Solo dos de cada cinco autocares que prestan servicio de transporte escolar en España llevan instalados cinturones de seguridad, de acuerdo con un estudio de Asintra (la Federación Española Empresarial del Transporte de Viajeros) publicado en 2013.
Si bien el nivel de siniestralidad del transporte escolar en España es bastante bajo, la estadística no deja de ser preocupante porque en caso de accidente, un menor que viaja sin ningún tipo de retención tiene cinco veces más posibilidades de sufrir lesiones mortales que otro que lleva puesto el cinturón.
Ahora, una microempresa vasca ha asumido el reto de atajar el problema.
Luego de cuatro años y medio de estudios, pruebas y homologación, Euraslog está lista para lanzar al mercado un arnés de sujeción para las butacas de los autobuses escolares que permitiría el cumplimiento efectivo de la ley.
“La ley es la misma para vehículos particulares y autobuses, sin embargo, a pesar de que los niños, las carreteras y los riesgos son los mismos, hace cinco años, cuando empezamos el proyecto, nos encontramos con la sorpresa de que no existía ninguna empresa que fabricara cinturones de seguridad infantil para autobuses”, recuerda Mikel Garrido, fundador de Euraslog.
“No existía absolutamente nada, apenas algo en Estados Unidos, pero que no era trasladable al mercado europeo”, recalca el emprendedor, de 44 años.
Decididos a cubrir este vacío, Garrido y sus dos socios se embarcaron “en una auténtica locura de más de cuatro años”, que es el tiempo que les ha tomado desarrollar el producto, sobre todo porque el proceso de homologación establecido para las butacas de un autobús es muy diferente al de un automóvil.
Euraslog prepara un primer pedido de 5.000 unidades que enviará a Noruega la próxima semana
“Se nos obligó a probar el sistema con butacas reales y suelo real de autobús, lo que fue una auténtica odisea para una microempresa como la nuestra, en la que somos tres personas, jugando en primera división con el presupuesto de un equipo de tercera regional”, comenta en entrevista telefónica desde Bilbao.
En ese sentido, agradece la colaboración que recibieron de Asientos Esteban y el fabricante vasco de carrocerías Irizar, que les cedieron el material necesario para la realización de las pruebas de choque, fuego, corrosión, maltrato y vuelco, entre otras.
El laboratorio encargado de contrastar que el sistema cumple las especificaciones técnicas establecidas por la normativa europea ha sido el INSIA (Instituto Universitario de Investigación del Automóvil), de la Universidad Politécnica de Madrid, que junto con Applus IDIADA en Tarragona, es el único centro que homologa y certifica componentes de automoción en España.
“Hemos pasado mil pruebas y el proyecto se ha podido caer hasta en dos ocasiones. Tuve que tomar préstamos bancarios a tipos de interés leoninos y volver a hipotecar mi casa para sacarlo adelante”, asegura Garrido.
Durante todo ese tiempo, la empresa solventó parte de ese gasto con los ingresos generados por un primer desarrollo: un sistema de retención pediátrica para ambulancias.
“Las camillas están diseñadas para adultos, pero no para niños, lo que obliga a los facultativos a llevar a los bebés en brazos, por ejemplo, con el riesgo para su seguridad que ello implica. Así que diseñamos un producto adaptado al tamaño y peso de un niño, que se fija a la camilla, va en sentido contrario a la dirección de la marcha y tiene cierta inclinación”, refiere.
Gracias a este sistema, que desde 2010 es obligatorio en la mayoría de comunidades autónomas, la empresa factura unos 400.000 euros anuales, de los cuales el 70% corresponde a exportaciones, ya que “se está vendiendo por toda Europa”, destaca. En los últimos cuatro años, “todo lo que se ingresaba por este proyecto se metía en el otro”, añade.
Premio al esfuerzo
Garrido señala que la compañía lleva invertidos en todo el proceso de desarrollo, homologación y registro de patentes del sistema para autobuses escolares entre 650.000 y 700.000 euros.
El esfuerzo ha tenido su recompensa. Euraslog ganó la semana pasada el Primer Premio Emprendedores y Seguridad Vial organizado por la Fundación Línea Directa, y alista el primer pedido de 5.000 unidades para una empresa de transporte de Noruega.
La fundación informó que otorgó el galardón a la empresa por su sistema de retención infantil para asientos de autobús, “el único existente en el mercado y el primero que cuenta con la homologación de la Comunidad Económica Europea”.
El jurado del concurso concedió el premio a Euraslog en segunda votación, luego de que quedara empatada con la aragonesa Car Angel, que presentó un proyecto de cajas negras para automóviles que registran todos los datos de la conducción.
El jurado explicó que se decantó finalmente por Euraslog por la viabilidad y potencial de crecimiento de su iniciativa, “pero sobre todo, por su efectividad para reducir las lesiones y la mortalidad infantil en accidentes de tráfico derivados del transporte escolar”.
Garrido y sus socios recibirán una dotación económica de 20.000 euros a fondo perdido bajo una política de arrastre, por la cual, los emprendedores tendrán que invertir en el proyecto una cantidad similar. Además, recibirán formación por parte de expertos de la escuela de negocios IESE y contarán con la asesoría de un mentor.
En una fase más avanzada, el proyecto será sometido a un estudio personalizado a cargo del Programa de Emprendedores de la Fundación para la Innovación Bankinter. Si el resultado de este análisis es que la iniciativa se encuentra en un grado suficiente de madurez, podrá participar en rondas de inversión, tanto las organizadas por Bankinter como las que prepara la Red de Inversores Privados y Family Offices de IESE.
“El premio ha sido un enorme espaldarazo para el proyecto, máxime cuando el jurado ha estado conformado por expertos de primer nivel, entre ellos el subdirector de la Dirección General de Tráfico, que conoce muy bien la problemática de las sillas de seguridad infantil”, afirma Garrido.
Primeros pedidos
Euraslog espera que ahora que la tecnología ya está disponible, la Fiscalía de Seguridad Vial exija el cumplimiento estricto de la ley, independientemente de la antigüedad del vehículo. Mientras tanto, la compañía se prepara para despachar las primeras 5.000 unidades a Noruega.
“En una feria de autocares mostramos el sistema a una asociación europea que representa a empresas de transportes de 23 países y quedaron enamorados del producto. Uno de sus asociados, una compañía de Noruega, nos hizo un pedido de 5.000 unidades que vamos a enviar la próxima semana y por las que vamos a facturar unos 500.000 euros”, indica.
En España –revela–, el Gobierno vasco se está planteando adquirirles 17.000 unidades para los vehículos de sus colegios públicos.
Con la inversión en I+D terminada, la empresa prevé destinar el premio de Línea Directa a industrialización y marketing. “El reto ahora es dar a conocer el sistema y ser capaces de atender la demanda que estamos teniendo”, sostiene.
La capacidad de fabricación de Euraslog no supera actualmente las 1.500 unidades al mes, un volumen a todas luces insuficiente para atender un mercado que a nivel nacional puede alcanzar las 400.000 unidades. Según Garrido, solo en Andalucía 65.000 menores usan el transporte escolar todos los días.
“En el momento en que una comunidad lo incorpore a su flota de autobuses, las demás le van a seguir. Entonces, o trabajamos para optimizar la industrialización o los pedidos nos van a desbordar”, advierte.
Euraslog tiene subcontratada la fabricación con Lantegi Batuak, una organización sin fines de lucro de Vizcaya que da empleo a personas discapacitadas. “Ellos han apostado por el producto y están colaborando con nosotros en la industrialización del proyecto. Vamos a invertir en automatización para que una sola línea sea capaz de producir más de 7.000 unidades al mes”, detalla.