Cambiar o seguir con mi banco, esa es la cuestión
El proceso de reestructuración bancaria por el que está pasando España parece que está llegando a sus últimas etapas. Nuestro país es de los que mayor ajuste ha tenido que realizar a nivel financiero en toda Europa. Los clientes de la banca española han tenido que ver cómo sus entidades desaparecían, eran absorbidas por otras o saltaban a la primera plana de las noticias por escándalos de lo más variados.
Son muchos los que se preguntan cómo será el mapa de la banca comercial cuando el proceso de reestructuración llegue a su esperado fin. Por el momento se puede atisbar un menor número de oficinas bancarias, lo que supone que los clientes tengan que desplazarse a oficinas más lejanas que son más grandes y atienden a más clientes. Es aquí cuando también surge la pregunta de si la calidad del servicio de atención empeora, se mantiene o mejora y por lo tanto si efectivamente el cliente asume un gran coste por todo este proceso. Los servicios de banca en España son caros, las temidas comisiones están siempre acechando y de una forma muy elevada, y más aún durante la crisis ya que de alguna forma había que contrarrestar la pérdida de margen de beneficios en sus distintas áreas de negocio.
Ante una situación en la que los cambios están a la orden del día –póngase como ejemplo La Caixa, que ha decidido cobrar 2 euros a todo aquel que utilice sus cajeros sin ser cliente-, el cliente debe de estar muy atento a toda modificación de condiciones en sus contratos bancarios e incluso plantearse si un cambio de entidad puede ser más beneficioso, pero también poniendo mucha atención en las ofertas de captación de las entidades ya que éstas suelen vincular al cliente con la entidad durante un largo periodo de tiempo –hay que valorar si eso también nos compensa-.
¿Por qué cambiar de banco?
- Producto. Si bien es cierto que la banca en España contempla con casi toda la gama de productos, es posible que nuestra actual entidad no tenga un producto que necesitemos o que las condiciones del producto no sean tan beneficiosas como las de otra entidad. Según el tamaño de la entidad y su posición en el sector puede haber diferencia de oferta en algunos de sus productos como por ejemplo en fondos y planes.
- Servicio. Los clientes han visto como se ha limitado la cobertura de atención al cliente debido al cierre de oficinas. La apuesta por la banca online y las operaciones a través de los cajeros automáticos han provocado que el servicio de atención al cliente pueda haberse visto afectado y por lo tanto que el cliente esté descontento y necesite de otro tipo de atención. Un motivo más para el cambio.
- Precio. Suele ser uno de los motivos principales para cambiar de entidad. Por ejemplo la existencia de comisiones en las operaciones más habituales –como transferencias, administración y mantenimiento de la cuenta o comisiones por emisión y renovación de tarjeta- o que la rentabilidad de un producto de ahorro no sea la deseada se convierten en motivos de peso para el cambio a una entidad que disponga de servicios básicos de operativa diaria gratuitos o productos con una mayor rentabilidad.
¿Por qué no cambiar?
Sin duda, un cliente satisfecho no va a querer cambiar de entidad. Cuando algo va bien y como clientes estamos contentos ¿por qué cambiarlo? De igual modo, aunque se esté contento con la entidad hay que estar al tanto de cómo se mueve el mercado y valorar nuestra satisfacción real gracias al análisis de las ofertas de otras entidades.
El cambio o no de una entidad es una decisión importante ya que en definitiva es establecer un vínculo –mayor o menor- con un banco, en el que depositamos nuestra confianza y nuestras finanzas personales. De igual modo, nuestro perfil como cliente y las necesidades de cada momento serán determinantes para mantenernos como clientes en una entidad o buscar las ventajas de otra.