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Los gobernantes y directivos del Ibex son experto en humanidades

Un gen distintivo para mandar

Getty Images

Eche un vistazo a los políticos y a los responsables de las principales empresas del Ibex. Le sorprenderá ver que hay muy pocos ingenieros de telecomunicaciones, físicos, matemáticos o biólogos. Salvo Alfredo Pérez Rubalcaba, químico, que fue ministro y jefe de la oposición hasta hace muy poco, o Ana Pastor, una médico que curiosamente ocupa el Ministerio de Fomento en el Gobierno actual, en lugar del de Sanidad, muy pocos titulados técnicos o de la rama de ciencias nos han gobernado en los últimos 20 años.

¿Y en las grandes empresas del Ibex? Ocurre prácticamente lo mismo. Excepto las empresas constructoras y las eléctricas, donde predominan los ingenieros de caminos, en Telefónica, su presidente, César Alierta, es abogado, al igual que el de Mapfre, Antonio Huertas Mejías. En la banca, una economista, Ana Patricia Botín, preside el Santander, como en BBVA Francisco González.

Dice un ingeniero industrial que lleva más de 20 años trabajando en la Casa de la Moneda “que las carreras técnicas y de ciencias son más atractivas para los estudiantes, además de más dificultosas, pero son los titulados en letras y ciencias sociales los que dirigen el mundo”. Y razón no le falta. Hasta Obama, presidente de Estados Unidos, es un titulado en ciencias sociales (Derecho) o la mayoría de los primeros ministros de los principales países europeos (Cameron, Sarkozy…).

Cabe pensar que existe un gen distintivo entre ambas ramas de conocimiento. ¿O es que los “cerebritos” no quieren cargos de responsabilidad? Parece ser que hay algo de las dos cosas.

José Luis Casado, director de carreras profesionales de ESIC, asegura que en España habría que corregir los programas universitarios. “Todos los profesionales, vengan de la rama de ciencias sociales o de las ciencias y carreras técnicas, tendrían que tener conocimiento de gestión empresarial, y no es así”. Esto incluye formación del ámbito financiero, recursos humanos, marketing y relaciones internacionales. “Y los políticos, además de forma integral, y con más motivos”. Aunque es cierto que una parte importante de ellos son abogados del Estado o proceden del mundo de la judicatura, la enseñanza o Hacienda, donde las oposiciones son muy fuertes, explica Casado, tienen muchas lagunas en formación financiera, relaciones internacionales, diplomacia, idiomas, etcétera.

LÍMITES AL ASCENSO

En las titulaciones técnicas, como las ingenierías, el problema es aún mayor, lo que impide muchas veces a estos profesionales llegar a cargos de responsabilidad. Según explica José Ramos, director de admisiones de la Universidad Europea, hasta hace muy poco la mayoría de estos técnicos veía esa formación como algo complementario y ahora se han dado cuenta de que carecer de ella les impone un límite a su ascenso empresarial. De hecho, actualmente, en torno al 30% de los alumnos que están haciendo un MBA en cualquiera de las escuelas de negocios españolas son ingenieros industriales, informáticos y de telecomunicaciones. Sus preferidos son los másteres más generalistas, que proporcionan una visión global de la gestión.

La Politécnica de Madrid es una de las universidades españolas que están intentando salvar esta carencia. En la actualidad trabaja para dotar a las titulaciones de esa parte de gestión o incluso introducir algún doble grado de ingeniería y Administración y Dirección de Empresas (ADE). Lo mismo ocurre en la Universidad Europea, donde ya hay alumnos que optan, antes de acabar la ingeniería, por hacer ADE de forma simultánea. En las escuelas de negocios, mucho más dinámicas en la educación, el desarrollo de habilidades directivas y de competencias es algo más que habitual.

“El sistema educativo español es el responsable de que se produzcan los sesgos entre las titulaciones técnicas y las humanidades”, dice Ramos, porque el profesorado encapsula desde muy pronto: “Este chico es de letras o de ciencias”. Esto no ocurre en el sistema americano. “Habría que flexibilizarlo”, añade.

Y aunque en la mayoría de las escuelas reconocen que los alumnos de letras suelen tener más desarrolladas competencias y habilidades relacionadas con el lenguaje y la comunicación, como explica Begoña Blasco, directora de Escuela de Postgrado de la Universidad CEU San Pablo, hay excepciones.

Martín Boehm, decano de programas de IE Business School, aclara que el perfil técnico es demandado en los niveles inferiores de la organización: “Saben mucho de temas muy específicos, pero para dirigir una organización es necesario tener una visión global de la estrategia, saber involucrar a varios departamentos de las empresas, etcétera”. De ahí que muchos técnicos, sobre todo los ingenieros, con cinco o siete años de experiencia, terminen por hacer un MBA para recibir formación sobre la empresa y el liderazgo y cambiar a la gestión.

“Cuando un estudiante accede al mundo técnico o de la ciencia, donde la exigencia académica es mucho más fuerte, su sueño es fabricar un avión, un barco, ser médico, científico… Pero cuando se dan cuenta de que el techo salarial no es equiparable al del mundo directivo, muchos cambian de tercio”, señala Ignacio Llorente, responsable de orientación profesional del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), donde el 70% de sus alumnos son de ADE. En esta escuela de negocios han detectado que muchos estudiantes que proceden de la rama técnica suelen optar por másteres más sofisticados, como los de gestión de carteras, opciones y futuros, donde los modelos matemáticos son imprescindibles.

TRAICIONAR LA PROFESIÓN

De hecho, según cuenta Cristina Olabarría, directora de admisión de ESADE, los perfiles técnicos y científicos tienen capacidades analíticas y numéricas muy desarrolladas que, al combinarse con un MBA, hacen que sean muy valorados en consultoría, los laboratorios, banca, salud, etcétera. En el centro de formación de directivos barcelonés, el 35% de los alumnos son ingenieros y solo el 10% de profesionales proceden de la rama de las ciencias. Estas ramas (donde se incluyen todas las titulaciones de ciencias de la salud) son las que menos demandan formación de posgrado en gestión, salvo en el caso de los profesionales farmacéuticos y debido a la alta demanda por parte de los laboratorios. Una de las razones es que se trata de carreras muy vocacionales y, según Ramos, muchos consideran que “dedicarse a la gestión es una traición a la profesión”.

En cuanto a la política, parece ser que pocos “cerebritos” españoles se ven tentados por ejercer la función pública por los bajos ingresos que ofrece en comparación con la alta dirección en la empresa privada.

La demanda en cifras

130.000 alumnos estudian másteres públicos y privados en el curso 2014-2015, según las estimaciones de Círculo de Formación.

El precio medio de los programas es de 24.000 euros, con datos de ESCP Europe.

Un 29% de los alumnos optan por los MBA y los másteres de banca y finanzas, los más solicitados. Ciencias sociales y jurídicas se llevan el 18% de la demanda, y marketing, diseño y comunicación, el 16%.

Solo el 10% de los estudiantes MBA tienen titulaciones del área de ciencias.

Los ingenieros suman el 30% de la demanda de posgrado de las escuelas de negocios españolas.

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