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Cascajales y Boss Lumber, dos historias de éxito

El sueño empresarial americano

Fachada de las instalaciones
Fachada de las instalaciones

Es una de las regiones comerciales más dinámicas del mundo, con un mercado de más de 335 millones de consumidores y una economía que no ha sido tan golpeada por la crisis como la europea. Por ello, muchas empresas españolas, grandes y pequeñas, buscan oportunidades de negocio tanto en Estados Unidos como en Canadá, sobre todo en los últimos años en los que la internacionalización se ha convertido en una tabla de salvación.

Lo cierto es que las pymes que deciden cruzar el charco para aterrizar en Estados Unidos tienen a su favor “la confianza que supone un país fiable y con una legislación que se cumple”, asegura José Miguel Jiménez, presidente de Boss Lumber y Mediterranean Corp., cuyo origen se encuentra en la empresa familiar española Tamalsa, dedicada al negocio de importación de madera desde 1982.

En 2006, y ante la previsible llegada de una gran crisis al sector, Tamalsa decide dar el paso internacional y elige establecerse en Estados Unidos, en el Estado de Virginia, en plenos montes Apalaches. Se crearon dos empresas, la que comercializa los productos fabricados, Boss Lumber, y la industrial, Mediterranean Corp. “Montamos una planta para el procesado, secado, clasificación y corte a medida de las especies más importantes de la zona desde la que, en sus inicios, fuimos suministrando al mercado español”.

Hoy vende en 35 países donde se ha convertido en un referente de calidad. “Todo lo que hemos hecho ha sido poco a poco y con recursos propios. Quizá por ello hemos sobrevivido a las tormentas financieras y económicas que se vivieron en EEUU a los pocos años de empezar”, recuerda.

Para Cascajares, no es tanto una cuestión de idioma como de mentalidad

José Miguel Jiménez resume su experiencia así: “Nos ha gustado de este país que nos hayan dejado trabajar sin excesivos problemas, dándonos facilidades en la operatividad del día a día. En Europa deberíamos aprender de ello y no martirizar a las empresas con regulaciones innecesarias”.

Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares, considera que la aventura norteamericana “no es tanto una cuestión de hablar inglés como de pensar en americano”. Este empresario castellano-leonés, hermano de José Miguel Jiménez, inició la internacionalización en 2007 en Canadá, un país con pocos habitantes para la extensión que ocupa, 35 millones, pero rico y, según Forbes y Bloomberg, el mejor del G20 para hacer negocios. Su propósito era replicar el éxito obtenido en España con el capón de Cascajares. Y lo está consiguiendo: en 2011 inauguró su propia fábrica de elaboración en Quebec, con la que ya pueden vender en todo Estados Unidos, y esperan asentar el proyecto Chef Brigade, nombre comercial de Cascajares en Canadá. Este año facturarán cinco millones de euros.

La historia de esta pyme es la de dos jóvenes emprendedores, Alfonso Jiménez y Francisco Iglesias, que con 19 años, pocos medios y muchas ganas de trabajar, comenzaron a gestar el proyecto Cascajares, basado en la transformación de productos agroalimentarios de calidad. Hoy cuentan con dos centros de producción, uno en Canadá y otro en España. “Canadá es nuestro primer mercado internacional. Vendemos más en Montreal que en Madrid”, concluye Jiménez.

Noveno inversor en EE UU

La inversión directa de España en Estados Unidos ascendió el año pasado a 52.000 millones de euros, lo que nos sitúa en el noveno puesto entre los países que más invierten allí. En cambio, las exportaciones representan solo un 4% del total, lo que indica que todavía existe un amplio margen de mejora. Los productos españoles que más se exportaron en 2013 a Estados Unidos fueron máquinas y aparatos mecánicos, combustibles, productos farmacéuticos, máquinas y aparatos eléctricos y vehículos, según datos del Icex. Respecto al comercio bilateral hispano-canadiense, en torno a 4.000 empresas españolas exportan a Canadá, aunque sólo unas mil superan los 50.000 dólares canadienses. Alfonso Jiménez considera que exportar, si el producto lo permite, es la mejor manera de internacionalizarse. Pero hay algunos que plantean problemas, como los agroalimentarios. Tras un profundo estudio de mercado, nació en 2008 Cascajares Canadá. Jiménez recuerda que el reto de formar un buen equipo de trabajo fue más difícil que conseguir financiación. “En 2011 invertimos tres millones de dólares apoyados por la agencia de desarrollo de Canadá: ellos construyeron la fábrica y nos la alquilaron con opción de compra”.

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