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Nuevos negocios

Y si la cáscara de huevo fuera más que un residuo

Eggnovo transforma este desecho en complemento alimenticio

No se le ocurriría a uno que la finísima tela que separa la clara de la cáscara de un huevo duro sirve para algo más que para retirarla. Pero así es desde que una pequeña empresa navarra investigara hasta obtener dos patentes que únicamente comparte con otras dos empresas en el mundo. Una está en Japón y la otra en Estados Unidos. Ambos inventos permiten a Eggnovo, con sede en Villatuerta (Navarra), separar esa membrana de la cáscara, en apariencia inservible, y convertirla en nueva materia prima.

Aquello que los productores de huevos desechan como un residuo, esta micropyme lo transforma en complementos alimenticios que hasta ahora era imposible obtener a partir de un recurso exclusivamente natural. Cada año, España genera unas 17.000 toneladas de cáscara de huevo cuyo final suele ser el vertedero.

“Los ovoproductores no saben qué hacer con ellas y para nosotros ya no es un residuo, sino materia prima”, comenta María Eugenia Sádaba, gerente de la pequeña compañía. En su intercambio con esta pequeña empresa de biotecnología todos ganan: los productores se ahorran la tasa al vertedero y Eggnovo obtiene el recurso que necesita para fabricar de forma exclusiva en Europa dos tipos de complementos alimenticios.

Hoy, dolencias como la artritis o la osteoporosis se previenen y tratan a base de carbonato cálcico, que suele provenir de las canteras. Lo que Eggnovo ofrece es sustituir este por otro de origen natural, solo a base de cáscara de huevo, que contiene estroncio (0,25%), proteínas solubles (2%) y un 98% de carbonato cálcico. ¿Cuál es la ventaja? Según esta compañía, una mayor absorción por la presencia de proteínas y estroncio.

Pero lo más interesante de esta empresa, que se ha financiado con la inversión de pequeños empresarios de Estella, es su patente para transformar la membrana del huevo en complementos alimenticios que ayuden a calmar el dolor de las articulaciones o a regenerar el cartílago. Aquí han pensando no solo en el deterioro de las articulaciones a causa del envejecimiento, sino también por la práctica de deportes muy intensivos, como el Crosfit. Este entrenamiento, que se puso de moda a finales de los setenta en California, alterna durísimos ejercicios de halterofilia, gimnasia y atletismo que gastan el cartílago de forma acelerada.

Esta dolencia se puede tratar con colágeno y mezclas de otros productos, pero lo que Eggnovo intenta abrir como alternativa es que se pueda recuperar a base de la membrana del huevo. Su producto Ovomet mezcla únicamente las propiedades de este óvalo de color blanco: ácido hialurónico, colágeno, glucosamina, queratina, lisozima y factores de crecimiento B. Y eso únicamente con la mitad de las propiedades de la membrana del huevo, porque por ahora se desconoce de qué está compuesta la otra mitad. “Y solo estas dan a este alimento un valor antiinflamatorio, analgésico y regenerador del cartílago”.

Esta pequeña compañía pone además en valor otra cosa: la dosis. De este complemento alimenticio se toman solo 300 miligramos al día y su efecto es visible entre los siete y diez primeros días. Al ser un producto de origen natural no es necesario descansar y en el proceso para obtenerlo solo interviene algo tan sencillo como el agua. Como explica Sádaba: “El agua sirve para separar la cáscara de la membrana, sin utilizar ningún elemento químico”.

La empresa comercializa sus dos inventos desde diciembre de 2014 y ya los está distribuyendo en Italia, Alemania, Reino Unido y Francia, “donde hay mucha más cultura de estos productos”. Y también en Polonia, donde el consumo de complementos alimenticios ha crecido un 23%.

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