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Las empresas españolas temen que el rendimiento de sus empleados decaiga cuando están fuera de la oficina

Trabajar desde cualquier lugar, una práctica minoritaria

El 86% de los empleados cree que la productividad no bajaría con el teletrabajo, pero sólo un 7,4% lo practica en España

Thinkstock

El trabajador español quiere un aumento de la flexibilidad en su trabajo, pero las empresas no están demasiado dispuestas a concedérselo.

Esa es la conclusión que se desprende después de leer la encuesta realizada por la empresa Regus, proveedor mundial de espacios de trabajo, y de cruzarla con los datos existentes respecto a las personas que no trabajan en las oficinas de sus empleadores.

Según un estudio de Regus realizado entre más de 22.000 trabajadores, el 80% de los profesionales españoles cree que en los últimos cinco años ha crecido esta forma de empleo, que permite estar físicamente en cualquier lugar. El avance tecnológico en dispositivos electrónicos, como las tabletas o los ordenadores portátiles, y las mejoras de las comunicaciones digitales hacen posible que la productividad no se resienta por trabajar a distancia, algo en lo que están de acuerdo el 86% de los encuestados.

Sin embargo, las empresas no parecen tenerlo tan claro, pues sólo el 7,4% de los trabajadores españoles gozan de la flexibilidad necesaria para trabajar en el lugar que más les apetezca, de acuerdo con los datos del Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo.

Los motivos de estos datos tan dispares podrían estar en el miedo que aún existe en las empresas españolas de perder el control sobre sus trabajadores y en la inseguridad que les produce el no poder controlar el día a día de su labor. Por ello, la presencia física en el centro de trabajo se sigue valorando como una parte más de la productividad.

No obstante, la tendencia hacia la flexibilización del trabajo es creciente. A ello ayuda la proliferación de start-ups, que ya casi llegan a las 1.800 en España, según la red de inversores ángel Startupexplore. En la mayoría de ellas, la flexibilidad laboral es una de las características fundamentales.

Otro dato que permite suponer que los puestos de trabajo flexibles van a continuar aumentando en España es la firma en 2014 de 2,1 millones de contratos que implicaron el desplazamiento de provincia del trabajador, de acuerdo con un informe de Randstad. Estos empleos, en su inmensa mayoría, son convencionales, en el sentido de que el empleado tiene un centro de trabajo habitual, pero a lo largo de la semana debe viajar con frecuencia. Por lo general, además, tiene la opción de trabajar desde casa.

El lugar elegido como primera opción de los españoles para ejercer el trabajo flexible son los centros de trabajo, en un 63% de los casos, seguido por el propio hogar del trabajador, señala el informe de Regus. La ventaja de la oficina es el contar con un entorno preparado para el trabajo y el poder evadirse de las obligaciones caseras. Porque uno de los inconvenientes que presenta este tipo de empleo es que los trabajadores han de evitar distracciones y deben poder ceñirse a unos horarios y una rutina concreta que evite la caída de la productividad.

Entre las ventajas del teletrabajo se cuentan la reducción de los tiempos perdidos en el transporte, las reuniones que se alargan en exceso (algo que preocupa al 48% de los encuestados por Regus) o los fallos técnicos, más probables en centros de trabajo por una cuestión de volumen, ya que tienen muchos ordenadores o maquinaria funcionando a la vez.

La conclusión de todos estos datos es que los trabajadores preferirían una mayor flexibilidad en su empleo, que la productividad no se resiente con ello y que el teletrabajo es una tendencia en alza, aunque a las empresas españolas aún les cueste creer que sus empleados pueden rendir lo mismo o más fuera del control directo que se ejerce en los centros de trabajo.

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