_
_
_
_
David B. Samadi, jefe de cirugía robótica del Hospital Lennox Hill de Nueva York

“Las mujeres son clave para detectar el cáncer de próstata”

"El 80% de nuestros pacientes conserva las funciones sexuales intactas tras la operación" “Las mujeres son responsables del 70% de las decisiones sobre salud”

Juan Lázaro
Manuel G. Pascual

La mitad de los hombres sufrirán a lo largo de su vida algún tipo de problema relacionado con la próstata. En el peor de los casos, un cáncer. La buena noticia es que esta enfermedad se puede tratar satisfactoriamente si se detecta a tiempo: de ahí las revisiones periódicas recomendadas a partir de los 50 años. La mala, que salvarse del cáncer a menudo implica acarrear de por vida disfunciones sexuales o incontinencia.

“El CNIO puede competir con muchos institutos de EE UU”

El doctor Samadi visitó recientemente España para conocer el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO.

“Tengo que confesarle que he quedado muy impresionado. Deberían estar muy orgullosos de lo que tienen. Creo que el CNIO puede competir directamente con muchos institutos estadounidenses de investigación del cáncer”, opina este experto.

Samadi destaca al respecto la calidad de la investigación del centro que dirige María A. Blasco. “Sabía de la calidad de los profesionales que allí trabajan, pero no del alcance de sus proyectos. El hecho de que estén yendo al nivel molecular y celular, y de que haya una traslación de la investigación a medicamentos mediante el uso de un laboratorio animal me ha sorprendido”, confiesa.

¿Sería capaz España de poner en práctica un departamento de cirugía robótica comparable al que él dirige en Nueva York? “En el Hospital Lennox Hill siempre tenemos cirujanos de todo el mundo aprendiendo nuestras técnicas. Puedo decirle que he aprovechado esta visita para invitar a los especialistas españoles que quieran especializarse en ello a que vengan a trabajar con nosotros”, apunta.

El éxito cosechado por el doctor David B. Samadi reside en haber recortado significativamente la incidencia de estos efectos secundarios. “Nuestros pacientes conservan intactas en el 80% de los casos sus funciones sexuales, y el 96% de ellos no sufre de incontinencia. Estamos muy contentos, son unos logros extraordinarios”, explica el jefe de cirugía robótica del Hospital Lennox Hill de Nueva York.

Nacido en Irán y formado en Francia y EE UU, antes de incorporarse a dicho hospital trabajó en otros prestigiosos centros estadounidenses, como el Monte Sinaí o el Sloan Kettering. Samadi revolucionó el tratamiento de cáncer de próstata con la introducción de la robótica. Fue el primero en usar el Sistema Quirúrgico Da Vinci en este tipo de operación. Para ello desarrolló una técnica propia, bautizada como Smart. Cirujanos de todo el mundo acuden a Nueva York a aprender su método.

“Hay diversos modos de tratar el cáncer de próstata: cirugía, radiación, láser… Yo recomiendo la cirugía, y no porque sea cirujano”, apunta sin esconder una sonrisa. “La ventaja de nuestro método es que retira la próstata entera, por lo que de ese modo sabemos exactamente cuál es su estado y qué tipo de cáncer se tiene”, explica el doctor Samadi. “Tras la cirugía hace falta seguir haciendo pruebas. Y si el cáncer vuelve, cosa que ocurre entre el 5% y 10% de las veces, se puede recurrir a la radiación. Pero no sucede lo mismo a la inversa: si se ha sometido al paciente a radiación luego no se puede apostar por la cirugía”.

La revolución del método de Samadi está en la extrema exactitud en la intervención que aporta la robótica. Los nervios responsables de la función sexual rodean la próstata, junto a la vejiga. La mayoría de los cirujanos, explica, lo que hacen es apartar ligeramente esos nervios para poder extirpar la próstata. “Ese contacto, por ligero que sea, deja de por sí secuelas, ya sean de mayor o menor grado. Yo lo que hago es atacar directamente la próstata, dejando intacto el resto”. Para eso hace falta una precisión más que milimétrica.

Juan Lázaro

El coste de los robots Da Vinci ronda los dos millones de euros, a los que hay que sumarle unos 3.000 adicionales por operación en instrumentos. “La cuestión no es tener el aparato, sino si se usa correctamente o no. La experiencia es básica, lleva varios años dominar la técnica. De hecho, una de las razones por las que recibo pacientes de todo el mundo es que llevo a cabo personalmente todas las fases del proceso. Eso no pasa en muchos sitios”, asegura.

En su opinión, mejor que desarrollar unidades propias de oncología robótica en los hospitales sería desarrollar centros de excelencia, “con un equipo adecuado, buen conocimiento y un volumen de operaciones que justifique tamaña inversión”.

La importancia de la mujer

El doctor Samadi asegura que están surgiendo métodos de diagnosis más efectivos que la prueba PSA (prostate-specific antigen, la más común). “Al no tratarse de un test específico, da muchos falsos negativos. Estamos desarrollando test que son más sensibles. También están los genéticos, que avanzan a buen ritmo. Durante los próximos dos o tres años asistiremos al surgimiento de algunos avances significativos en la diagnosis”, vaticina el oncólogo.

Científicos europeos y estadounidenses no se ponen de acuerdo sobre la edad a la que se debería empezar a revisar la próstata. Samadi recomienda hacer una primera inspección a los 40 años y, si todo va bien, volver a probar cada cinco. A partir de los 55 toca pasar a las revisiones anuales. “Uno de nuestros desafíos es involucrar a las mujeres en la detección de este cáncer. Hay que lograr que colaboren, enviando a sus maridos a hacerse la revisión. Ellas son muy proactivas, toman el 70% de las decisiones que tienen que ver con la salud”, asegura. La iniciativa hasta tiene un hashtag: #Samadichallenge.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

Archivado En

_
_