7 fotosCuzco imperialLa ciudad es parada obligatoria para llegar a las famosas ruinas, pero la capital del antiguo imperio inca tiene mucho más que ofrecerCarlos Otiniano PulidoCuzco - 12 mar 2015 - 14:57CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceEl Qoricancha fue un templo inca dedicado al culto al Sol sobre el cual los conquistadores construyeron el Convento de Santo Domingo.Carlos Otiniano PulidoEl Inca Garcilaso de la Vega asegura en sus crónicas que las paredes de piedra del Qoricancha estuvieron cubiertas con planchas de oro, de las que el expolio español solo ha dejado rastros de remoción. Otros cronistas afirman que parte de ese oro fue usado para pagar el rescate de Atahualpa.Carlos Otiniano PulidoLa creencia popular es que se trató de una fortaleza militar, pero en realidad fue otro templo religioso. Sus muros fueron el último reducto de resistencia inca cuando Pizarro tomó Cuzco. En sus paredes se aprecia la maestría con que los incas trabajaban la piedra.Carlos Otiniano PulidoMoray es un sistema de andenes en forma de anillos concéntricos. Cada círculo es una terraza que se superpone a otra, lo que ha generado un gradiente de hasta 20 microclimas diferentes. Los científicos piensan que sirvió de laboratorio agrícola para la experimentación de cultivos a diferentes alturas. Carlos Otiniano PulidoEl tour a Moray suele combinarse con una visita a Maras, una salina que funciona desde tiempos preincaicos y en la que puede comprarse la misma sal que usan algunos de los chefs más reputados de Lima.Carlos Otiniano PulidoEn los museos de Cuzco, como este ubicado a la salida del Qoricancha, pueden apreciarse trabajos en cerámica y armas de guerra incas, como este cántaro y mazo hecho con basalto.Carlos Otiniano PulidoEl tour a Moray y Maras suele detenerse en una cooperativa de tejedoras de Chincheros. Las artesanas muestran a los turistas cómo confeccionan los típicos tejidos andinos con lana de alpaca y oveja. Destaca el uso de colorantes naturales como el maíz morado y la cochinilla, parásito de plantas como la tuna.Carlos Otiniano Pulido