¿Cómo afecta la reforma fiscal a mi negocio?
El tipo de sociedades no baja en las pymes se suprimen varias deducciones La revisión del IVA y las de medidas contra la economía sumergida, grandes ausentes
La reforma fiscal, uno de los platos fuertes de la Administración de Mariano Rajoy en lo que va de legislatura, se ha empezado a aplicar en 2015. Sus grandes novedades han sido la reducción de tramos y tipos en el IRPF, impuesto que el actual Ejecutivo subió en 2011, y la rebaja del tipo de sociedades del 30% al 25%.
¿Qué hay de las pymes y los autónomos? ¿Cómo afecta la reforma al 99% del tejido empresarial español? Los expertos y las principales asociaciones empresariales destacan que la presión fiscal efectiva de los pequeños negocios apenas se ha visto rebajada. Al contrario: se han eliminado algunas deducciones relevantes. Consideran también que se podía haber ido más allá en algunas cuestiones, tanto en la bajada del tipo nominal de sociedades como en la corrección de impuestos como el IVA.
Nueve claves para entender la reforma fiscal
1. Mismo tipo nominal. Las pymes (a efectos fiscales, las empresas que facturan menos de 10 millones de euros anuales) mantienen el tipo nominal de sociedades en el 25%.
2. Reserva de nivelación. Sin embargo, se pueden beneficiar de dos mecanismos que ayudan a rebajar la factura con Hacienda. La llamada reserva de nivelación permite a una pyme guardar hasta un 10% de los beneficios para compensar posibles pérdidas en los próximos cinco años. No se tributa por esa cantidad, que no puede superar el millón de euros.
3. Reserva de capitalización. También puede recurrir a la reserva de capitalización, que permite a la empresa no tributar por el 10% de sus beneficios a condición de que estas cantidades se destinen a las reservas, que no necesitan ser reinvertidas. Estas dos medidas combinadas pueden hacer bajar el tipo real de tributación del 25% al 20,25%.
4. Empresas nuevas. A las empresas de nueva creación se les mantiene el tipo del 15% establecido en la Ley de Emprendedores. Pueden beneficiarse de estas condiciones en los primeros 300.000 euros de base imponible; al resto se le aplicará un tipo del 20% durante los dos primeros años de vida.
5. Menos deducciones. Se eliminan algunas deducciones, como la de reinversión de beneficios extraordinarios y la de inversiones medioambientales. Se mantiene la deducción por I+D+i, que eleva el máximo de tres a cinco millones para quienes inviertan más de un 10%.
6. Retenciones de los autónomos. Los trabajadores por cuenta propia ven reducida la retención por IRPF del 21% al 19% y al 18% en 2016. La cifra se queda lejos del 15% que se aplicaba cuando Mariano Rajoy llegó a La Moncloa.
7. Rentas bajas. Se mantiene la retención del 15% para los autónomos que facturen 15.000 euros anuales o menos.
8. Nuevos autónomos. Los nuevos autónomos gozarán de una reducción del 20% por el rendimiento de actividades económicas durante los dos primeros años.
9. Módulos. Se reduce el umbral para poder tributar por este sistema. El límite pasa de hasta 450.000 euros de ingresos y 300.000 de gastos a un tope de 150.000 euros por cada concepto.
“Valoramos positivamente las líneas generales de la reforma, pero consideramos que debería haber sido más ambiciosa y mejor adaptada a las peculiaridades de las pymes”, resume José Alberto González, secretario general de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme). “Todos hubiéramos deseado que la rebaja de impuestos hubiese sido mayor y que la reforma fuese más profunda. Sin embargo, debemos valorar que en el caso de los autónomos hemos conseguido varias cosas”, sintetiza Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA).
La retención a los trabajadores por cuenta propia se ha rebajado del 21% al 19%, que se quedará en un 18% a partir de 2016. Amor destaca que los agentes sociales consiguieron ampliar la rebaja durante el trámite parlamentario. “En un principio los tipos propuestos eran del 20% en 2015 y del 19% en 2016”, apunta. El IVA, que no se ha visto modificado en esta reforma, subió en 2012 hasta en 13 puntos porcentuales para algunos sectores. Una de las grandes reivindicaciones de los pequeños empresarios es dejar de tener que adelantar el pago de este impuesto antes de cobrar las facturas.
“Es necesario darle una vuelta al IVA de caja para aumentar su efectividad y evitar la posición de fuerza de las grandes empresas con respecto a sus proveedores. Si no se utilizase este sistema, sin duda se dotaría de más liquidez a autónomos y pymes”, se queja Amor. Para González, los condicionantes exigidos para poder demorar el pago del IVA deberían cambiarse para “atender exclusivamente a la finalidad de apoyar a las pymes”, puesto que son las que tienen más dificultades para adelantar el pago.
Especialmente contestada ha sido la decisión del Gobierno de no rebajar el tipo de sociedades a las pymes. Deberán seguir abonando el 25%, si bien se habilitan fórmulas para que la factura acabe representando un 20,25% (ver despiece). “El tipo nominal que afecta a las empresas de reducida dimensión debería haberse situado entre el 15% y el 25%”, sentencia González, de Cepyme. “Creo que aún no se es suficientemente consciente de que España debe primar a pymes y autónomos. Sigue sin existir equidad en el esfuerzo fiscal entre los contribuyentes”, apostilla Amor.
La eliminación de deducciones, un balón de oxígeno en términos fiscales al que recurrían las empresas de menor tamaño, tampoco ha sentado bien. González recuerda que menos del 7% del importe total de las deducciones aplicadas por el conjunto de las sociedades no financieras en los últimos años fue aplicado por pymes. “La cuestión no era suprimir las deducciones, sino modificarlas para que tuvieran una mayor incidencia en el ámbito de la pequeña y mediana empresa”, indica. Tampoco se fomenta por esta vía la inversión en formación profesional o la internacionalización de la empresa, mientras que se retira la reducción del 20% sobre los rendimiento netos por mantenimiento o creación de empleo.
La patronal considera que la reforma también vulnera la seguridad jurídica. “La eliminación y limitación de deducciones, bonificaciones y reducciones fiscales que favorecen las inversiones ya realizadas por las pymes puede alterar sustancialmente la rentabilidad de los proyectos ya iniciados”, subraya González.
Se quedan en el tintero otras muchas cuestiones. “Echamos de menos medidas contundentes en relación a la economía sumergida, como por ejemplo la inclusión de deducciones fiscales a la contratación de servicios profesionales para incentivar la demanda de facturas por parte de particulares”, opina el máximo responsable de ATA. Cepyme concluye que la reforma “pasa de largo” frente a las necesidades de las pymes.