Montar un negocio en cooperativa
El cooperativismo se perfila como una opción para poner en marcha proyectos, sobre todo para jóvenes en paro que no tienen capacidad económica pero sí ideas innovadoras.
Diversificar riesgos, obtener recursos económicos y materiales, incorporar experiencia y conocimientos de otros profesionales, posibilidad de poner en marcha una idea… Son solo algunas de las ventajas que ofrece el cooperativismo como forma de emprender, en opinión de Javier de los Ríos, profesor de emprendimiento del Centro de Estudios Financieros (CEF) y de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y director general de www.todostartups.com, empresa del grupo CEF-Udima. “Los países nórdicos y anglosajones tienen una mayor tradición. En España es un concepto nuevo que surge más de la necesidad que de la propia vocación y confianza en el modelo. Es cierto que muchos emprendedores se acercan al mismo para poner en marcha actividades relacionadas con la innovación y con la venta de servicios en entornos internacionales, donde estas sinergias son más claras que en el mercado local”, señala.
En un momento de profunda crisis económica, dificultad para acceder al crédito y un mercado contraído, los problemas para los emprendedores aumentan. Sin embargo, diversos estudios reflejan el auge de las cooperativas. Un ejemplo es el País Vasco, -con una importante tradición- que según datos de la Confederación Españolas de Cooperativas Trabajo Asociado (Coceta), ha triplicado el número de este tipo de sociedades desde 2008.
El emprendimiento colaborativo surge en gran medida por la falta de recursos económicos, por el desconocimiento del mercado, del cliente y de la tecnología, pero también por falta de experiencia del emprendedor, puntualiza Javier de los Ríos. En este sentido, “los jóvenes emprendedores tienen la posibilidad de empezar su proyecto o al menos de poder ejecutar su idea, aunque sea en colaboración con otros emprendedores que les complementen”, asegura.
El informe Cooperatives for Europe: moving together, elaborado por Cooperatives Europe, reconoce la contribución de estas agrupaciones económicas en el ámbito de la Unión Europea y sostiene, entre otras muchas cosas, que el modelo de gobierno de las cooperativas contribuye a la innovación social y que las pymes crecen en los sectores productivos y de servicios, proporcionando alternativas locales a los negocios globales.
Las cooperativas de trabajo españolas facturaron el año pasado 45.000 millones de euros, según Coceta. Desde abril de 2013 hasta marzo de 2014 el número de cooperativas de este tipo ha crecido un 32%. En ese período 110 empresas que estaban al borde de la quiebra se transformaron en cooperativas de trabajo. Además, por primera vez en los últimos diez años, en todas las comunidades autónomas ha crecido el número de socios en cooperativas de trabajo asociado.
Parece, por tanto, que las cooperativas son una opción a tener en cuenta a la hora de emprender, sobre todo para los jóvenes que no tienen capacidad económica, pero sí ideas innovadoras, para poner en marcha sus proyectos, ya que permiten aunar esfuerzos y recursos para lograr un objetivo común. Y sobre todo, las cooperativas ofrecen la posibilidad de autoempleo como alternativa al empleo por cuenta ajena que tan escaso es en estos momentos en España.
“La mayoría de las empresas españolas son pymes y autónomos, y estos colectivos son los que más se pueden beneficiar del emprendimiento colaborativo y de otras corrientes como el consumo colaborativo y el coworking”, resalta Javier de los Ríos, que considera que las iniciativas que mejor se adaptan son las relacionadas con la prestación de servicios en internet, los servicios en general y las actividades propias de autónomos y pequeños empresarios.
Recientemente, Coceta ha puesto en marcha el portal emprende.coop que tiene como objetivo ayudar a emprender en colectivo bajo la fórmula del cooperativismo de trabajo.