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Supera a India y sube a la decimosexta posición entre los exportadores

España vuelve a ganar peso en el comercio mundial

Contenedores en el Puerto de Bilbao.
Contenedores en el Puerto de Bilbao.

El bache que sufrió el comercio exterior en España en el segundo trimestre, con un retroceso del 2%, se ha visto superado por la buena evolución de las exportaciones en el tercero, en el que han crecido un 4,8%. Una recuperación en la que han tenido un peso decisivo la depreciación del euro frente al dólar (abarata las exportaciones fuera de la zona euro y las hace más competitivas frente a otros países) y sobre todo el desplome del crudo. Las exportaciones de bienes han superado los 200.000 millones de euros entre enero y septiembre y se han situado en máximos históricos de la serie histórica que data de 1971.

Una pujanza que ha sido determinante para que España gane peso en el comercio mundial. En los tres primeros trimestres de este año, la economía española se ha situado como la decimosexta más exportadora del mundo, superando a India, con una cuota exportadora (participación en el conjunto de los intercambios mundiales) del 1,73% entre enero y septiembre, según los datos hechos públicos ayer por la Organización Mundial del Comercio. Supone un aumento del 1,1% respecto al mismo período de 2013 y regresar a niveles de 2009.

El ranking de los veinte países más exportadores muestra dos perjudicados (India y Reino Unido, que pierden una y dos posiciones respectivamente) y dos beneficiados (Italia y España, que ganan dos y una posición). Si el análisis se hace tomando en cuenta la variación de las exportaciones, el número de naciones perjudicada crece, con cinco países en el que las ventas de bienes al exterior han retrocedido entre enero y septiembre. La mayor caída se ha producido en Reino Unido, con un 7,9% menos, seguida por Japón (-3,2%), Brasil (-2,2%), Australia (-1,4%) y Rusia (-0,6%). Al borde de la caída se ha situado Arabia Saudí, cuyas exportaciones han subido tan solo un 0,1%, como consecuencia de la depreciación del petróleo.

En el otro lado, Alemania, China y México aparecen en el podio de los países cuyas exportaciones han crecido más. La irrupción germana, con un avance de las exportaciones del 6,5%, el más elevado en todo el mundo hasta septiembre, es una muy buena noticia para la economía española y de la zona euro porque el mayor o menor dinamismo de Alemania (la mayor de Europa y la tercera más exportadora) es determinante para calibrar la evolución futura de la zona euro. Si en el cuarto trimestre se confirma la recuperación del impulso de Alemania, uno de los más beneficiados sería España, ya que es nuestro segundo comprador, con un 11% de las exportaciones españolas, y nuestro primer vendedor, con un 12% de las importaciones. Por sectores, los más favorecidos serían dos de los que tienen más peso en el sector exterior: el de bienes de equipo, en el que Alemania es el segundo cliente por detrás de Francia, y el de la automoción, muy dependiente del mercado germano.

Las importaciones vuelven a niveles de 2011

La subida de las importaciones de bienes en España ofrece una doble lectura. En la positiva, un incremento de las compras al exterior viene aparejada a un aumento de la demanda interna y a una recuperación de la actividad. En la negativa, un incremento de las importaciones tan importante como el que se ha producido este año (entre enero y septiembre ha crecido un 6,2%, un ritmo inédito desde 2011) representa un revés para la reducción del déficit comercial, que mide la diferencia negativa entre exportaciones e importaciones.

España ha sido un país tradicionalmente deficitario en su balanza comercial. El déficit más elevado se alcanzó en 2007, con un saldo negativo de 98.952 millones de euros, cerca de un 10% del PIB. Un año después apenas bajó 94.066 millones. 2009 fue el que marcó el principio de fin del déficit comercial, que se redujo casi un 50%. Esa senda se mantuvo hasta 2013, fecha en la que la diferencia negativa entre exportaciones e importaciones bajó hasta 16.532 millones. Incluso en marzo de 2013, la economía española obtuvo el primer superávit comercial de su historia, al vender al exterior más de lo que compró. En concreto, el saldo positivo se elevó a 600 millones. A la consecución de este hito contribuyó una caída de las exportaciones y un desplome sin precedente de las importaciones, impulsado por el deterioro de la demanda interna.

Esa tendencia de reducción del déficit se ha truncado este año por el fuerte crecimiento de las importaciones, que ha triplicado al de las exportaciones. Una inercia que se mantendrá en los dos últimos meses del año y que llevarán a que este año se cierre con un déficit comercial que seguramente duplicará al registrado en 2013.

Ernst & Young augura que el sector exterior tirará del PIB

La reforma laboral, la baja inflación y el ajuste de los márgenes ha propiciado que las empresas españolas sigan ganando en competitividad frente al resto de países de la eurozona. Esos factores son los que han provocado, según el último informe de previsiones de Ernst & Young (EY), que las exportaciones crecen por encima de la media de la zona euro por segundo año consecutivo. “Pone de manifiesto el esfuerzo realizado por el sector privado por ajustar costes y mantenerse competitivo. Además, nuestras previsiones apuntan a que las empresas españolas no sólo están ganando cuota de mercado en bienes de equipo sino también en el sector servicios, en el financiero y en la construcción”, explica José Luis Perelli, presidente de de EY en España.

Impulsadas por un euro débil, lo que abarata las ventas fuera de la zona euro, y una mayor demanda extranjera, las exportaciones cerrarán este año con un crecimiento del 3,4% este año, mientras que en 2015 lo harán un 4,4% y en los tres siguientes año lo hará a un ritmo medio del 4%.

Esa pujanza del sector exterior, sin embargo, deberá verse acompañada de la confirmación del tirón de la demanda doméstica, que aportará entre 1,5 y 2 puntos de crecimiento anual hasta 2018, impulsada por el mayor consumo de los hogares. El informe de EY prevé que la demanda de las familias subirá más allá del 2% en los próximos cuatro años.

En este panorama extremadamente positivo de indicadores, el único lunar es el del empleo. El informe reconoce el impacto positivo de la reforma laboral, pero calcula que la tasa de paro, en el 23,6% en el tercer trimestre, se mantendrá en niveles elevados. Así augura que estará por encima del 21% de la población activa al menos hasta 2018.

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