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La falta de especialización o del manejo de lenguas compromete el éxito profesional

El mercado laboral exige máster e idiomas

Habilidades y competencias como el liderazgo, la toma de decisiones, el trabajo en equipo y el emprendimiento son valores seguros en la búsqueda de empleo

Thinkstock

A pesar de los continuos cambios en los planes de Educación, los idiomas siguen siendo la asignatura pendiente de los españoles. Un talón de Aquiles que se agrava si al terminar la carrera universitaria no conseguimos defendernos bien, sobre todo, en el idioma de los negocios, el inglés. Es entonces cuando se plantea el gran dilema para completar la formación y acceder al mercado laboral: ¿máster o curso de idiomas?

Los expertos coinciden en que ambas formaciones no son excluyentes sino complementarias y tanto la falta de una especialización como un insuficiente manejo de otras lenguas es un freno para una carrera profesional exitosa.

“La formación es, sin duda, la mejor fórmula para dotarse de más probabilidades en el acceso al mundo laboral”, explica José Ramos, director de admisiones de la Universidad Europea y añade que “la especialización y el reciclaje de conocimientos que obtiene el estudiante a través de un máster añade una ventaja competitiva sobre su perfil profesional, como también lo hacen los idiomas”. En un mundo globalizado como el que vivimos “se nos exige hablar otras lenguas y por tanto, ambas fórmulas deben ser complementarias para incrementar la empleabilidad”.

En términos parecidos, aunque con matices, opina Ignacio Llorente, responsable del área de orientación profesional del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). En general y para encontrar empleo, es “más relevante tener un posgrado. El tema de los idiomas es absolutamente clave para acceder al mundo laboral, pero no se soluciona con un curso de idiomas. El máster es lo que te hace destacar sobre los demás”.

El experto recomienda que si se carece del nivel suficiente de inglés “lo más importante es que se alcance ese nivel, que se vaya un año a un país de habla inglesa y luego, realice el postgrado”. Y es muy gráfico cuando explica que “hacer un máster sin tener suficiente nivel de inglés es como hacer una silla con una de las cuatro patas más corta”.

Si se carece de nivel suficiente de inglés, es mejor subsanar esa deficiencia primero y luego buscar el posgrado

A la formación no se le pueden poner parches. Un estudiante necesita especializarse, pero sin inglés antes o después vendrán las dificultades.

“El inglés y la especialización con un posgrado son las dos claves, en ese orden, para acceder a las mejores oportunidades”, concluye Llorente.

En este sentido, los másteres internacionales, que imparten parte de la formación en el extranjero y que compaginan especialización profesional e idiomas, son un valor seguro.

Pero “la formación de un profesional que quiera ser competitivo no debe quedar ahí”, advierte el experto de la Universidad Europea, sino que “debe prolongarse a lo largo de toda su vida, porque tendrá que actualizar sus conocimientos constantemente de acuerdo a la evolución del mercado de trabajo”.

Una cuestión fundamental para Ramos es que “los planes de estudio sean diseñados y trabajados de la mano de las empresas y sean eminentemente prácticos”. Una formación que no será óptima sí en este aprendizaje no se incorporan habilidades, competencias y valores que se necesitan hoy para acceder al mercado de trabajo con éxito.

Los idiomas son importantes sí, pero también el liderazgo, capacidad de decisión, de trabajo en equipo y de emprendimiento, entendido no sólo como dotar al estudiante de las herramientas necesarias para que pueda poner en marcha su propia idea de negocio, sino de cómo desarrollar en él un espíritu emprendedor. “Valores que le hagan innovador y valioso en todo momento, sea cual sea el lugar donde desempeñe su profesión”, remata Ramos.

En conclusión, no todo vale y mucho menos cuando afrontamos una situación de desempleo como la actual. La cuestión no es sólo formarse sino obtener una formación de calidad que esté a la altura de lo que se demanda. Las titulaciones deben estar conectadas con la realidad laboral para responder a las necesidades de los empleadores.

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