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Apuntala su desarrollo en el lanzamiento de biosimilares

El laboratorio Hospira doblará su facturación en cinco años

Pablo de Mora, director general de Hospira para España y Portugal.
Pablo de Mora, director general de Hospira para España y Portugal.Juan Lázaro

La farmacéutica Hospira confía en su cartera de medicamentos biosimilares para impulsar su desarrollo en los próximos cinco años. Tiene un fármaco oncológico a punto de ser presentado para su aprobación en Europa, EE UU y Canadá y unos nueve biosimilares más en diferentes fases de desarrollo. Con esta cadencia de lanzamientos y sus otros desarrollos en los campos de medicamentos genéricos y tecnología sanitaria, la compañía espera duplicar su facturación en España y en Europa en los próximos cinco años.

“Tenemos una muy buena cartera de productos y estamos en expansión en todo el mundo”, asegura a Cinco Días Pablo de Mora, director general de Hospira para España y Portugal. La compañía es la única con sede en Estados Unidos con medicamentos biosimilares comercializados enEuropa, gracias en su mayor parte al acuerdo que cerró en 2009 con la coreana Celltrion.

Con esta asociación, la estadounidense ganó los derechos para Europa y varios países de la antigua Unión Soviética, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda de Inflectra, un biosimilar para el tratamiento de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn. Este medicamento sería la réplica del biotecnológico Remicade, que facturó en todo el mundo más de 5.200 millones de dólares (4.187 millones de euros) y unos 95,8 millones de euros solo en España. Ha perdido su patente este año.

Además, el siguiente fármaco por el que pedirán autorización de comercialización se trata de un biosimilar para la molécula trastuzumab para tratamientos oncológicos. Su fármaco original es Herceptin, que factura alrededor de 3.590 millones de dólares en todo el mundo. Perderá la protección de patente el año que viene.

3.222 millones de euros es la facturación de Hospira en todo el mundo, de los que 402 millones provienen del mercado europeo.

En conjunto, la cartera de producto de Hospira se dirige a un mercado valorado en 40.000 millones de dólares (32.202 millones de euros). Supone una parte muy importante de todo el mercado de fármacos biotecnológicos cuya patente caduca en el plazo de cinco años. Los 11 fármacos que pierden esa protección facturan alrededor de 46.000 millones de euros) al año, de los que 1.258 millones de euros provienen de España.

La compañía factura a nivel mundial unos 4.000 millones de dólares (unos 3.222 millones de euros). En Europa, sus ingresos rondan los 500 millones de dólares (402 millones de euros) y en España y Portugal, alrededor de 70 millones de dólares (56,3 millones de euros) según detalla Mora.

“El mayor incremento de la facturación vendrá por los biosimilares. Nuestros medicamentos genéricos nos dan más volumen de ventas pero tienen poco peso en valores por la feroz guerra de precios que hay en el sector”, asegura. Aún así, la farmacéutica tiene 150 moléculas genéricas comercializadas en el mundo y confía en sacar “entre tres y cuatro productos al mercado cada año durante cuatro o cinco ejercicios”, aseguró el directivo.

Hospira también tiene una presencia fuerte en tecnologías sanitarias de infusión y tiene previsto renovar las 25.000 bombas hospitalarias que tienen instaladas en todo el territorio español.

Estos medicamentos no son como los genéricos

La manera más sencilla de definir un fármaco biosimilares es decir que es el “genérico o la copia de un medicamento biotecnológico”. Pero todos los profesionales que trabajan en distintas áreas relacionadas con este campo se esmeran en luchar contra esta definición. Sobre todo, por destacar que la complejidad en el desarrollo de un fármaco biosimilar debe ser tenida en cuenta a la hora de regular su entrada en el mercado, precio y comercialización.

Los biosimilares, a diferencia de los genéricos, no se prescriben por principio activo y no son intercambiables con el original. Es decir, que no son una copia exacta. “Los biosimilares no son iguales a los genéricos”, detallan desde la consultora de referencia del sector IMS Health. “El principio activo de un biosimilar y su medicamento de referencia es esencialmente la misma sustancia biológica aunque existen diferencias por la complejidad de su naturaleza y a cambios en los métodos de producción de estas moléculas”, explican. Básicamente, al no tratarse de una molécula de síntesis química sino de un compuesto que proviene de un organismo vivo, la complejidad es mayor.

De hecho, también existen diferencias respecto a la duración y el coste de desarrollo de los fármacos biosimilares frente a los genéricos. Se ha calculado que el desarrollo de un genérico suele llevar entre dos y tres años, mientras que para un biosimilar se precisan entre seis y siete años. La fase clínica no supera el año en el caso de los genéricos, pero se incrementa hasta tres años para los biosimilares. El coste total del desarrollo se encuentra entre tres y seis millones de dólares para los genéricos, mientras que puede alcanzar los 200 millones de dólares para los biosimilares. Pero una vez aprobados por las autoridades, se pueden utilizar para las mismas indicaciones.

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