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En el rascacielos de Norman Foster, a 250 metros de altura

Cepsa cuelga en Madrid el logo más alto de España

Durante buena parte del pasado martes, y también del viernes, Madrid disfrutó de unos de esos días soleados de otoño invierno en los que el color azul del cielo de la ciudad es especialmente intenso. Cepsa decidió que eran los días perfectos para, después de meses de trabajo, colocar su logotipo en lo alto del rascacielos construido por Norman Foster que ocupa como sede en la capital española.

La colocación del logo de Cepsa, a 250 metros de altura, guarda implicaciones económicas, corporativas, incluso sociales que quizá en un principio sean pasadas por alto. Pero sobretodo la operación tiene más dificultades técnicas, administrativas y burocráticas de las que puedan parecer.

Cepsa, propiedad de Ipic, fondo soberano de Abu Dhabi, acordó con Bankia en octubre de 2013 ocupar el rascacielos en alquiler y se ha asegurado una opción de compra en 2016. La entidad financiera, presidida entonces por Miguel Blesa, adquirió en 2007 el rascacielos que entonces construía Repsol por 815 millones de euros.

La colocación del logo de Cepsa en el edificio es una declaración de intenciones: la energética de Ipic apuesta por España como centro de sus operaciones en el mundo. Además da nombre a la torre. La hasta ahora llamada “torre Foster”, “el rascacielos negro”, “el rascacielos de los cubos”, “el abrechapas”... será conocida como Torre Cepsa después de que haya sido colocado el letrero.

La compañía, que decidió la colocación del logo en marzo, ha subcontratado varias empresas para situarlo. Ha tenido que requerir el permiso del arquitecto Norman Foster. También ha necesitado un permiso singular del Ayuntamiento de Madrid, ya que la normativa municipal que regula la colocación de carteles no contempla una actuación como esta. Cada una de las letras que componen el logotipo colgado en la torre miden cerca de tres metros de alto y pesan entre 40 y 80 kilos. En total el logotipo mide más de 17 metros de largo.

Rafael Moreno, jefe de proyecto de Cepsa, ha estado dirigiendo la operación. “Me preocupaba la cuestión estructural, a esa altura, con ese peso... y cómo sujetarlas a la fachada, esas letras no se pegan a la piel del edificio, requieren de una estructura especial para soportarlas”, recuerda el ingeniero de Cepsa.

La parte más alta de la torre está formada por una gran viga que une los dos bloques de hormigón y un armazón sobre la que está pegada la piel del edificio, compuesta por placas inoxidables. La viga está recubiera por una capa de un mortero ignífugo. “Hubo que involucrar a un equipo de ingenieros para diseñar las estructuras que sujetaran las letras”, explica Moreno. “La fachada es curva por lo que las letras quedan colgando, tienen que sobresalir;a 250 metros de altura, es decir, a 975 metros sobre el nivel del mar, el peso de la nieve, la fuerza del viento, es muy distinta, muy fuerte y muy variable, el viento circula por ambas caras del letrero”, advierte.

La compañía catalana Folcrá ha sido la encargada de diseñar esas estructuras que sujetan las letras a la torre, las ménsulas, compuestas por una base, soldada a la viga, y anclajes a las que se acoplan las letras.

En julio Cepsa creía tenerlo ya todo estudiado y listo para comenzar la colocación del rótulo. Sin embargo tras mantener una reunión técnica con asesores independientes se decidió seguir trabajando: las cargas de viento sobre los letreros podrían ser mayores a las previstas inicialmente.

El departamento de ingeniería civil y el de estructura de Cepsa se involucró en el proyecto. “El Código de edificación en España no ofrece los posibles cálculos de la fuerza de viento en esa situación”, señala Rafael Moreno. “Al final nuestro jefe de ingeniería civil, con formación en Estados Unidos, localizó una normativa estadounidense para rascacielos que nos pudo servir de base para esos cálculos, un capítulo concreto donde se recogía el caso de colocación de carteles abiertos como el nuestro”, cuenta el jefe de proyecto de Cepsa.

El rótulo se ha diseñado para supuestos de viento de 180 kilómetros por hora, el doble de la peor situación vivida en Madrid en los últimos 75 años. Y para soportar una carga de nieve con un peso de 115 kilogramos por metro cuadrado. “La carga de viento puede ser de presión y succión, y también lateral; la más complicada es la de succión, que es la que puede arrancar el material”, señala Moreno.

La empresa que ha fabricado el rótulo ha sido la madrileña Spoluz, la misma que ha restaurado el letrero de Tío Pepe situado en Sol. Las letras del logotipo se han subido a lo alto de la torre en ascensor; los últimos pisos se han transportado a mano, entre cuatro personas. Las letras están fabricadas en aluminio, llevan dentro unas tiras de led, y están cubiertas por una lona perfectamente tensada.

Una vez en la fachada cada letra del rótulo se ha descolgado empleando la misma góndola que se utiliza para la limpieza y mantenimiento del exterior del edificio. La empresa a cargo de esa operación ha sido la española Cox Gomyl, que ha fabricado y manipula las dos góndolas en Torre Cepsa, y que trabaja en varios de los mayores rascacielos del mundo.

Cepsa quiso terminar la operación de forma especial. El viernes la última letra del rótulo en colocarse, la a, fue izada desde el suelo y colgada coincidiendo con el ocaso del día al tiempo que se iluminaba la torre.

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