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El responsable de Economía dice que "no está en quiebra”

El Vaticano encuentra “cientos de millones” fuera de balance

Una grúa alza el abeto navideño de 2,25 metros de altura, procedente de la región de Calabria, cerca del Obelisco en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Una grúa alza el abeto navideño de 2,25 metros de altura, procedente de la región de Calabria, cerca del Obelisco en la Plaza de San Pedro del Vaticano.CLAUDIO PERI (EFE)

El responsable de Economía del Vaticano, el cardenal australiano George Pell, reveló hoy en la revista británica “Catholic Herald” que las cuentas vaticanas están más saneadas de lo que se pensaba tras aflorar cientos de millones hasta ahora no contabilizados.

“Hemos descubierto que la situación es mucho más saludable de lo que parecía porque algunos cientos de millones estaban guardados en cuentas particulares de cada departamento y no aparecían en el balance”, dijo Pell al semanario.

El cardenal relató cómo “las congregaciones, los concilios y, especialmente la Secretaría de Estado disfrutaban y defendían una sana independencia”.

“Los problemas se mantenían 'en casa', como era costumbre en la mayoría de instituciones, seculares y religiosas, hasta hace poco”, explicó Pell, que señaló que muy pocos de esos departamentos “tuvieron la tentación de relatar al mundo exterior lo que ocurría, excepto cuando necesitaban ayuda adicional”.

También dijo que es “importante subrayar que el Vaticano no está en quiebra”.

“Aparte del fondo de pensiones, que necesita ser fortalecido para afrontar las demandas sobre él en 15 ó 20 años, la Santa Sede está afrontado sus gastos, al tiempo que posee activos e inversiones sustanciales”, añadió el cardenal.

Explicó asimismo que el Vaticano no ha utilizado estándares contables modernos “hasta hace poco”, cuando el Papa Francisco “se dio cuenta de que el sistema financiero vaticano había evolucionado de un modo que resultaba imposible para cualquiera conocer qué estaba pasando en conjunto”.

El Papa nombró entonces un comité de expertos para examinar la situación y proponer un programa de reformas basado en dos principios: adoptar los estándares financieros internacionales y asegurarse de que las políticas y procedimientos del Vaticano son “transparentes”, afirmó Pell. 

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