La transformación de la gran banca marca un nuevo giro en el sector
Parece que los bancos, los grandes bancos sobre todo, han aprovechado los últimos coletazos de 2014 para anunciar a bombo y platillo que se mueven y que se mueven bien, con cambios radicales. Da la sensación de que con estas comunicaciones o acciones pretenden demostrar que sí, que tienen planes de futuro muy diferentes a los que han imperado en los últimos años y que, por fin, ocho años después dan por enterrada la crisis.
BBVA ha sido el primero que sorprendió al mercado hace unos días, en concreto el pasado 19 de noviembre, con la compra de otro 15% del capital del turco Garanti. Se hacía así con el 39,9% y con su control. Una operación que tiene su lógica, si se tiene en cuenta que ya poseía el 25%, y difícilmente podía obtener la rentabilidad que esperaba por esta participación si no lograba dominar del banco.
El problema es el país y el Gobierno en el que se asienta Garanti. Turquía es un país turístico, con una de las ciudades más bonitas del mundo Estambul, o por lo menos a mí me lo parece. Pero también es un país en el que su cultura y política se alejan de la española o europea. Los riesgos geopolíticos de Turquía formar parte de su ADN y es una de las principales críticas que los analistas han expresado de esta operación.
Pero lo que sí es seguro es que la operación ha sido una de las más llamativas y exóticas que ha realizado la banca española en las últimas décadas.
Es parte del giro que están llevando a cabo las grandes entidades españolas, que tendrán su punto álgido el próximo año, con la transformación de la operativa de hacer banca en las oficinas, unas sucursales que parecen sacadas de las revistas de decoración, amplias, de diseño de autor, pero a las que no todos están invitados a entrar. Y es que a la vez que la banca se sofistica también sus clientes, o eso es lo que quieren. Solo dos ejemplos. En uno de estos grandes bancos solo se pueden hacer operaciones dentro de las sucursales si estas superan los 2.000 euros. Las operaciones menores deben hacerse en los cajeros automáticos o por internet. Eso es al menos lo que reza en los carteles que pone esta entidad en concreto en sus más de 2.000 oficinas en España.
Es una exclusión financiera en toda regla, y eso que uno de los objetivos de esta entidad, como las del resto, es recibir a los clientes con una sonrisa y saludarlos por su nombre (eso dicen).
Pero este modus operandi no es solo exclusiva de esta firma. Se está convirtiendo en una generalidad. Otra de estas entidades te recuerda en un cartel al lado de los cajeros automáticos que el interior del local está reservado para realizar operaciones mayores de 600 euros.
Pero volviendo a la transformación de la banca española, uno de los que más cambios ha llevado a cabo en las últimas semanas es Santander. Ana Patricia Botín ha tomado las riendas de la entidad con una mano de hierro inusual hasta ahora en el sector. Es cierto que cambios de equipos y consejeros ha habido siempre, pero no tan radicales como los aprobados por la entidad la semana pasada, y a los que, según el mercado, les seguirán otros.
Solo 83 días desde que llegó a la presidencia de Santander le han bastado a Ana Patricia Botín para dar un vuelco a la cúpula del banco, incluido el cargo de consejero delegado, algo insólito en el sector financiero.
Santander también se encuentra inmerso en una transformación para digitalizarse, como ha repetido varias veces Botín en las últimas semanas. Pero hay cosas que no cambian, y es que si siempre han dado buen resultado, para que cambiarlas. Eso puede que sea lo que ha pensado la presidenta cuando ha decidido atacar el mercado catalán sin complejos, a lo grande y sin apenas red, si se compara con el resto de las entidades financieras allí. Ana Patricia Botín ha tirado de las supercuentas para ganar cuota en Cataluña, un mercado que se está demostrando que es primordial para Santander, más de lo que podría preverse. Parece que haber perdido la puja por Catalunya Banc no estaba entre sus posibles planes y ha tenido que recurrir a un agresivo ‘plan B’ para remediar esa falta de cuota que tiene en esta comunidad autónoma.
No es la primera vez que una entidad financiera lanza campañas específicas en una región para ganar cuota de mercado, no solo con remuneraciones más altas en el pasivo, sino también con ofertas más baratas en el activo, principalmente en hipotecas. Pero han pasado más desapercibidas, entre otras razones puede ser porque las tensiones en Cataluña en estos momentos son mayores, o porque Santander ha empapelado sus oficinas con esta oferta, lo que llama más la atención.
Y por último un pequeño apunte. Bankia ha logrado cumplir su plan estratégico a tres años (2013-2015) con un año de antelación. Todo un récord. El presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, ha conseguido, además, que el mercado y los clientes vuelvan a confiar en la entidad. En los nueve primeros meses los clientes han traído a Bankia 6.400 millones entre depósitos y fondos de inversión, según datos del banco. Además, se ha convertido en la firma más rentable, con un ROE del 8,4%, cerca del objetivo del 10% fijado para 2015.