La industria cultural española pide seguridad jurídica
El acuerdo comercial de la UE con EE UU es un nuevo reto para la defensa de la Propiedad Intelectual
La Unión Europea y EE UU llevan dos años negociando un acuerdo comercial conocido como el TTIP. Las industrias culturales muestran su recelo por la presencia que tendrá en dicho tratado la protección de la propiedad intelectual.
Este es un nuevo frente que se abre en un sector que ha mostrado de forma reiterada su oposición a la nueva Ley de Propiedad Intelectual que se encuentra en su trámite parlamentario en España.
Expertos y representantes de la industria se reunieron ayer en el campus de Esade en Madrid en unas jornadas organizadas por el Observatorio Internacional de Propiedad Intelectual (OIPI) y CincoDías.
“Se puede llegar a un acuerdo con EEUU, pero primero hay que solucionar la situación nacional”, afirmó José Manuel Gómez Bravo, presidente del Observatorio y director de propiedad intelectual del grupo PRISA. “La creación genera riqueza y hay que poder avanzar en su defensa”, argumentó.
En las distintas mesas de debate se dieron cita organizaciones como la Sgae, Fedicine (patronal de los distribuidores cinematográficos), la Liga de Fútbol Profesional o Google, así como miembros de las embajadas de Francia y EE UU o juristas.
Carolina Pina, socia de Garrigues, cargó contra los continuos cambios de legislación en España. “Hay una inseguridad jurídica”, lamentó. Luis Elías, secretario general del grupo Planeta, criticó la nueva ley al considerarla “corta e insuficiente”, algo en lo que coincidió el resto de ponentes.
Otro de los problemas para Pina es la falta de conciencia social sobre la importancia de la propiedad intelectual. “Es alarmante que un 38% de los europeos considere la piratería como una protesta contra las grandes empresas”, aseveró.
Enrique Gómez Piñeiro, director general de Sgae, se mostró favorable al tratado comercial ya que es una oportunidad para salir de la “mala situación europea” aunque afirmó en su ponencia que del acuerdo con EE UU dependen “millones de puestos de trabajo, además de la identidad y diversidad cultural europeas”.
Competencia desigual
Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, se mostró desconfiado con la importancia que le dé la Unión Europea a este aspecto durante las negociaciones. “Esta industria supone el 3,6% del PIB en España y el 10%, en EE UU, está claro quién va a intentar superponerse”, afirmó.
El representante de los editores denunció el “proteccionismo” que tienen las empresas tecnológicas estadounidense y criticó que, ante esto, “no hay una competencia real, se juega con las cartas marcadas”.
Ávila defendió que España debería estar interesada en este aspecto ya que el “importante mercado hispano” ofrece muchas oportunidades para las empresas españolas.
En esta línea Gómez Bravo defendió que “debemos tener a la propiedad intelectual en nuestra propia agenda” y defender al origen y al destino, no sólo al intermediario. “Es básico para crear país”. Por eso, pidió a los partidos que tengan en cuenta la importancia de esta protección y que no se convierta en “la maría de los programas políticos”.
En esta idea coincidió Jean-François Collin, ministro consejero para los Asuntos Económicos de la embajada de Francia en España. Defendió que la propiedad intelectual es parte de la “identidad” de un país “frente a un mundo cada vez más globalizado”. Por eso, defendió que “no todo debe entrar en el TTIP”.
Pedagogía necesaria frente a la piratería
El principal problema de la defensa de la propiedad intelectual en España es la piratería. Un delito que cuenta con un fuerte apoyo social ya que no se considera el daño que hace en los creadores. Los ponentes del encuentro coincidieron en señalar que falta “educación” al respecto, como consideró Mario Sol, profesor de propiedad intelectual de Esade y encargado de clausurar las jornadas.
Los avances de una economía cada vez más digital traen consigo nuevas posibilidades de piratería, pero también modernas oportunidades de negocio, como pueden ser los servicios de streaming como Spotify, Netflix o Yomvi.
Esperanza Ibáñez, directora de políticas y asuntos públicos de Google en España, defendió la necesidad de que tecnología y contenidos vayan de la mano para evitar la piratería en internet. “Es un reto para los sectores tradicionales”, comentó. Sobre las críticas que recibe el buscador por parte de las industrias culturales, afirmó que “nadie es perfecto” y que “se cometen errores” pero que cuentan con un plan para denunciar aquellas webs que contengan contenido ilegal.
Mariano Pérez, miembro del consejo de Warner Music, también coincidió en la necesidad de un buen acuerdo entre tecnología y contenidos. Afirmó que, mientras en EE UU triunfa el sistema de descargas de iTunes, en Europa son formatos de streaming como Deezer o Spotify.
El ciclo de conferencias contó con la presencia de Manuel Quintanar, director de integridad de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), un actor poco presente en este tipo de eventos pero igualmente afectado por servicios ilegales como Roja Directa. El reppresentante de la competición explicó que “las gradas son cada vez más digitales” y lamentó que las autoridades hayan tardado en tenerlo en cuenta.