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Del 18 al 21 de septiembre

El arte de 60 galerías estará a la venta en Matadero

Matadero Madrid acogerá la muestra Esperan gran afluencia de público

Pablo Monge

Entrar en esta oficina es adentrarse en un lugar envuelto por el arte. Decenas de pinturas, dibujos y fotografías decoran las paredes de este piso reformado en un antiguo edificio aledaño a la madrileña calle de Fuencarral. “Son el resto de todas las ferias que ha organizado la sociedad Art Fest. Este pequeño patrimonio es la memoria de la actividad de esta empresa”, explica Juan de Nieves, director artístico de Summa, uno de los brazos de la citada sociedad.

De Nieves, nacido en La Coruña hace casi 50 años, estudió Historia en la Universidad de Santiago y se especializó en Historia del Arte. Se incorporó a la empresa hace seis meses. Y lleva trabajando duro todo este tiempo en la preparación de la feria de arte contemporáneo que se celebrará del 18 al 21 de septiembre en el centro Matadero Madrid. “Es un espacio inusual para un acontecimiento como este, mucho más amable que los recintos feriales habituales”, indica. El pasado año, las galerías de arte que participaron en la primera edición y los artistas y coleccionistas que acudieron, “se sintieron muy a gusto en este lugar tan poco habitual, tan versátil y tan lleno de posibilidades”, recalca, ya que la mayoría de las ferias de arte suelen celebrarse en recintos alejados del centro de las ciudades. En esta ocasión, la casa cuenta con la participación de más de 60 galerías de todo el mundo, que trae­rán artistas de diverso tipo. “Summa es una feria joven, tiene dos años de vida, pero no se ocupa solo de artistas emergentes, sino de todas las generaciones”, asegura.

Desde la compañía esperan gran afluencia de público, ya que consideran que esta feria ofrece particularidades únicas: “Es pequeña en comparación con otras. Los coleccionistas y el resto de público van a disfrutar de un mayor acercamiento y aproximación a las propuestas que tenemos”, afirma.

El cenicero, que sea grande

“Los ceniceros son siempre pequeños y se llenan rápido de colillas”, dice Juan de Nieves, fumador incorregible. “Lo vacías y se vuelve a abarrotar de cigarros. Hay un poco de masoquismo en todo este tema”.

Cuando llegó a la empresa el primer día vio un cenicero sobre la mesa. “Al empezar en un trabajo siempre tienes cierta inquietud. El cenicero fue una bienvenida porque vi que había más gente como yo, fumadora”.

Desde entonces, los fumadores de la oficina comparten cenicero. Y como es muy grande hay que vaciarlo cada más tiempo.

 A pesar de que De Nieves no estuviese presente el pasado año, la vocación de Summa sigue siendo la misma que entonces. “Queremos concentrar en un mismo espacio los trabajos y las obras de otras galerías para que los coleccionistas tengan más accesibilidad a ellas. De algún modo, es una apertura de España al mercado del arte”.

Antes de desembocar en la empresa, De Nieves estuvo dirigiendo un centro de arte en Vilnius (Lituania), trabajó de freelance como comisario de varias exposiciones y profesor de másteres y talleres, “y ya, si nos remontamos a la prehistoria, fui director del Espai d’Art Contemporani de Castellón”.

En Summa ha encontrado su lugar. “Me llamaron y al principio me pareció sorprendente porque nunca me había dedicado a esta parte del mercado. Fue un reto y así lo asumí. Está siendo bastante enriquecedor”. Trabaja junto a su equipo, formado por seis personas que se dedican desde el patrocinio y la relación con la prensa hasta la coordinación de proyectos. “Funcionamos de una forma no demasiado piramidal ni jerárquica, algo que me gusta. Yo ayudo a quienes me necesitan y viceversa”, explica.

Para desempeñar su labor solo necesita su ordenador portátil y reconoce que tiene una relación curiosa con su lugar de trabajo. “Si me observases a lo largo de un mes, me verías trabajando en sitios muy diferentes. No soy una persona que necesite un lugar o un despacho fijo”. En la oficina tiene su silla asignada, pero muchas veces ni siquiera se sienta en él. “No soy una persona maniática, puedo trabajar en cualquier lugar”, dice.

En cuanto a la estancia, le gusta su disposición. Se refiere a ella como “una de las oficinas más agradables y menos oficina en las que yo he estado”. Es cierto. En una gran habitación diáfana trabaja junto a todo el equipo. Tres columnas de madera ocupan el centro del despacho y la luz del sol se cuela por las ventanas de este tercer piso con vistas a una tranquila calle en pleno centro. Tan solo una cocina con una barra americana rompe con la estética de la estancia.

 De Nieves viaja con mucha frecuencia. “La movilidad que tengo es lo que hace que mi trabajo no sea rutinario”. Fuera de él se decanta por las aficiones más habituales. “Lo que más me gusta es estar con mis amigos y con mi familia”, confiesa. “He intentado alguna vez tener aficiones continuadas, pero no consigo organizarme. Me ha pasado con la natación. Empiezo, la dejo, vuelvo otra vez y la vuelvo a dejar”.

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