Argentina al borde la suspensión de pagos
El ministro afirma que Argentina cumplió con sus obligaciones y lo va a seguir haciendo
El ministro argentino de Economía, Axel Kicillof, aseguró hoy que el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa que obliga a Argentina a pagar 1.500 millones de dólares a los fondos especulativos litigantes es “una extorsión judicial contra cualquier proceso de reestructuración de deuda soberana”.
“El fallo del juez no tiene sentido económico”, señaló Kicillof ante el Consejo de Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que se reúne hoy en Buenos Aires.
El ministro calificó la sentencia de Griesa de “inédita e incomprensible” por la interpretación que hizo en ella de la cláusula “pari passu”, que obliga a un pago simultáneo a todos los bonistas, con o sin quitas, o, en su defecto, la prioridad de pago a los tenedores de bonos sin quitas.
“Es una cláusula estándar de los contratos que ahora quieren usar para tirar abajo toda la reestructuración de deuda de la Argentina”, aseveró.
Kicillof reiteró la disposición de Argentina a “dialogar y buscar soluciones, pero no a someternos a extorsiones”.
“Argentina cumplió con sus obligaciones y lo va a seguir haciendo”, subrayó.
Indicó que el país sudamericano no va a entrar “en ninguna trampa” para aceptar que a partir del próximo 30 de julio (cuando se vence el plazo para pagar los acreedores de deuda reestructurada) se entre en suspensión de pagos.
“El 30 no vamos a tener ningún problema. Estamos abiertos a seguir negociando sin extorsiones, sin violar el derecho internacional ni las leyes locales”, dijo.
Kicillof reconoció que Argentina ha quedado en una situación complicada porque rige una prohibición de cobrar a los tenedores de bonos del canje y “no hay remedio” legal para solucionarlo, porque si pagan otra vez por el canal habitual, dijo, “el pago va a estar sujeto a la prohibición”.
El ministro defendió la manera en la que se realizó el proceso del canje de la deuda y dijo que la Cláusula RUFO (derecho sobre futuras ofertas) era inevitable para que conseguir la adhesión del 92,4 % de los acreedores que entraron en la reestructuración.
“No hay reestructuración posible si uno no asegura que no va a ofrecer más a otro, sino todos esperan, esperan y esperan hasta obtener sentencias favorables”, sostuvo.