Envases que alimentan las ventas
La Cía diseña algunos de los recipientes y etiquetas que vemos cada día en casa y en el supermercado, con la creatividad y la tecnología como señas de identidad.
Dicen que la primera impresión es lo que cuenta, aunque depende del ámbito al que se aplique la expresión. A la hora de comprar, el consumidor decide en segundos entre varias opciones del mismo producto basándose, además de en el precio, en el tacto del envase, en su forma o en su apariencia: el packaging. Una decisión crucial con un impacto directo en las ventas y, por tanto, en los ingresos de la empresa.
Multinacionales como Nestlé o Bimbo han confiado su diferenciación en la estantería del supermercado a una pequeña empresa del madrileño barrio de Tetuán: La Cía, abreviatura de su primer nombre:La Compañía de diseño y comunicación. Su sede se descubre como todo un centro de diseño e innovación, con unas instalaciones que hacen comprender desde el primer momento el carácter de la empresa, con amplios espacios, salas de descanso y mucha tecnología. “Defendemos el packaging como una herramienta para el crecimiento de las empresas”, afirma su fundador y consejero delegado, Pepe Torquemada.
En la empresa trabajan 46 personas, todas con contrato indefinido y bilingües
Un crecimiento constante desde sus inicios hace 15 años, visible en el hecho de que en 2013 ganara el 79% de los concursos de contratos de packaging en los que pujó y que el 40% de los proyectos sean de carácter internacional: “lo que importa en nuestra actividad es conservar el ADN de nuestros clientes, no buscamos una impronta propia”, afirma. Se encarga del diseño del etiquetado de los productos, de su tamaño o sus materiales. En ello trabajan las 46 personas que forman su plantilla, todos indefinidos, bilingües y de un perfil de alto nivel técnico y creativo, algo que no es fácil de encontrar: “tenemos dificultades para encontrar gente en España. Hay másteres pero no existe una formación específica”, lamenta Torquemada, lo que provoca que el 60% de la plantilla sea extranjera: “tenemos headhunters que buscan personas que se adapten a nuestro perfil. Tenemos gente de India, Brasil, EE UU, Argentina…”
Datos básicos
Crecimiento
La Cía prevé cerrar el ejercicio en curso con una facturación cercana a los cinco millones de euros, cumpliendo el objetivo marcado de crecer anualmente entre un 10% y un 15%, con un ebitda de 1,2 millones. El consejero delegado de la empresa, Pepe Torquemada, explica que acaba de cerrar el plan de negocio de cara a los próximos cinco años, durante los cuales se reta a doblar la facturación y llegar a nuevos países, siempre con una premisa:“no asumir más trabajo del que podemos absorber”.
Perfil de clientePese a que la cartera de clientes de La Cía reúne marcas tan reconocibles como Nestlé, Bimbo, Central Lechera Asturiana, García Vaquero o Delaviuda, Torquemada insiste en asegurar que también trabajan para pequeñas empresas. Entre el 30% y el 40% de sus clientes responden a este perfil, que en su mayoría no tienen departamentos de marketing, por lo que, además del diseño, La Cía hace las veces de asesor en sus planes comerciales.
15 empleados más
Dentro del plan de negocio, la empresa prevé ampliar sus instalaciones con la construcción de un segundo piso en su sede actual. Dicha ampliación irá de la mano de la contratación de 15 empleados más durante el ejercicio próximo, a añadirse a los 46 actuales, dando así un paso más en el progresivo crecimiento del negocio en los próximos años.
El cliente es lo primero
Los trabajadores de La Cía se estructuran en equipos de unas seis o siete personas. Cada grupo está enfocado a un proyecto diferente en virtud de las cualidades de quienes los componen: “cada trabajador es único”, explica Torquemada. Desde que el cliente expone sus demandas hasta que el proyecto es visible en el mercado pasan una media de seis meses, con un control semanal conjunto en el que se analiza su avance. En él se estudia lo que busca la empresa con su producto, lo que hace la competencia o qué personas de la empresa son las idóneas para el trabajo: “el margen de error es cero”. El resultado suele ser exitoso. Según La Cía, el retorno para el cliente multiplica por diez su inversión, de unos 35.000 euros de media, “dependiendo de la complejidad del proyecto”.
Pero Pepe Torquemada no olvida los inicios de la empresa, en los que “contábamos un discurso que no existía”. El punto de inflexión vino con Central Lechera Asturiana, hace diez años:“confiaron en nosotros y conseguimos en cinco años convertirlos en líderes en leche, mantequilla y natas”. Hoy vuelve a diseñar el nuevo envase de su leche:“la fidelidad es enorme. Y para eso es clave mantener un equipo de manera constante”. El responsable de la compañía relata que “basamos nuestro trabajo en dos puntos: el éxito comercial y la confidencialidad”. Este último aspecto, dice, “lo es todo en el gran consumo”. El 60% de los clientes de La Cía trabajan en la alimentación y bebidas, sector de gran competencia. A través de una tercera empresa controlan todos los movimientos de información que puedan darse entre los trabajadores.
Es el único límite que se les impone, ya que son una pieza que “hay que cuidar todos los días. Aquí hay más de 20 horarios diferentes. Damos libertad a cambio de responsabilidad”. A ganarse la fidelidad del cliente también ayuda el alto componente tecnológico: todos los equipos son suministrados por Apple, también los nuevos Mac Pro que La Cía está instalando, y que con el software utilizado, tienen un valor de 20.000 euros por unidad. Tampoco faltan impresoras 3D, equipos que imitan la iluminación de los establecimientos, tabletas gráficas o una mesa de dibujo digital. Torquemada cifra la inversión media en tecnología en unos 200.000 euros al año: “la instrucción es dar a cada empleado lo que necesite”. Un proyecto de largo recorrido y un sentido lógico de crecimiento, pero siempre haciendo marca.
Los premios, a la vista... en la cocina
La sede de La Cía sorprende por su modernidad y diseño, sin apenas paredes, estructurada por grupos de trabajo y con varios puntos de reunión, junto a unos despachos que siempre tienen las puertas abiertas. Uno de los rincones preferidos de su fundador, Pepe Torquemada, es la cocina, como el resto de salas repleta de envases y, también, de los premios que ha recibido la empresa a lo largo de su trayectoria. En lugar de mostrarlos en la entrada, o en algún punto más visible, Torquemada explica que la cocina es el lugar de distensión de sus trabajadores y que está concebida para ellos. Junto a ella, bicis eléctricas y una Vespa para su uso:“nos adelantamos al Ayuntamiento de Madrid”, bromea.