El alquiler de vivienda espera ahora su oportunidad
Crece la demanda de inversores que quieren comprar casas ya con inquilinos para obtener rentabilidad Los expertos reclaman reorientar las Socimi hacia el pequeño ahorrador
Cuando la crisis económica se dé por culminada, cuando ya solo sea un recuerdo, es muy probable que al mercado inmobiliario español de ese momento no lo conozca nadie, que diría el que fuera número dos del PSOE Alfonso Guerra de una manera más coloquial. Mientras llega esa nueva realidad, el sector vive su particular reestructuración con la desaparición de empresas, el desplome de los precios de compra (rebajas también en los arrendamientos, aunque más moderadas) y el cambio de hábitos y mentalidad ante promotores que ya casi no construyen y bancos que hacen de promotores.
“Es cierto que lentamente todo empieza a recuperarse, pero ya nada será lo mismo”, asegura Antonio Carroza, consejero delegado de la empresa de intermediación Alquiler Seguro. Esta compañía ha vivido en primera persona la transformación y ha visto cómo el arrendamiento ha pasado de representar menos del 10% del parque inmobiliario a comienzos de la década de los 2000 a bordear el 15% en la actualidad (depende de la estadística que se considere) y subiendo.
“El trabajo para toda la vida se ha terminado, los jóvenes son quienes más claro lo tienen y eso va a revolucionar el mercado aún más”, advierte Gustavo Rossi, presidente de Alquiler Seguro. Ambos ejecutivos destacan que esta remodelación se está produciendo sin apenas “intervención de las administraciones públicas”, lo cual les congratula; si bien reconocen que una de las medidas de más calado que se han adoptado recientemente es la desaparición de la desgravación en el IRPF de la compra de la primera vivienda. “El fin de esa deducción es uno de los grandes apoyos que ha recibido el alquiler y, por ahora, el único”, sostienen ambos directivos.
De hecho, desde esta compañía subrayan que más que ayudas directas como la extinta renta básica de emancipación que puso en marcha el Gobierno del PSOE o la sustituta de ésta que diseña todavía el Ejecutivo del PP, “son mucho más efectivos los incentivos fiscales al inquilino y al propietario y no generan fraude”. Y más que penalizar con más impuestos a aquellos propietarios de segundas viviendas y sucesivas que las tengan vacías, tal y como baraja incluir Hacienda en la reforma fiscal que se presentará mañana, “lo idóneo sería apoyar con menos impuestos a los inquilinos y a aquellos que quieran comprar para alquilar”, explica Rossi.
Es más, Alquiler Seguro ha constatado como en los últimos meses se ha incrementado la demanda de casas que estén ya previamente arrendadas “porque el inversor lo que más valora es la rentabilidad que le da ese alquiler”, sostiene Carroza. Por último, también sugieren una nueva reforma de las Socimi, sociedades cuya actividad principal es la adquisición y promoción de activos inmobiliarios de naturaleza urbana para su alquiler, de forma que sean atractivas fiscalmente para los pequeños ahorradores y no solo para los family office y los grandes inversores.
Caseros y a la vez inquilinos
Parece una incongruencia, pero el último perfil del inquilino tipo en España es el de un varón, de 30 años, casado, con hijos y con hipoteca, sí han leído bien, es propietario y a la vez arrendatario.
Según el estudio realizado por Alquiler Seguro, los cambios de trabajo, el aumento de la familia y la imposibilidad de vender su casa en un mercado deprimido y sin financiación han forzado a muchos ciudadanos a irse de su vivienda y pasar a ser caseros e inquilinos al mismo tiempo.
En cuanto a la situación laboral y económica de los inquilinos en la actualidad, el 20% cuenta con un contrato indefinido, la mayoría trabaja en el sector servicios, desempeña labores de administrativo, cuenta con una antigüedad media de al menos dos años y medio y percibe un salario que oscila entre los 10.000 y 20.000 euros brutos anuales.
En el caso de aquellos inquilinos que cuentan también con una vivienda de su propiedad, la ratio de endeudamiento media, entendida como lo que representa su deuda sobre el total de sus ingresos, supera ligeramente el 30%. El número de arrendatarios por contrato se sitúa en un promedio de 2,7 y, esto sí que parece que no cambia, lo más valorado a la hora de elegir vivienda para alquilar es la cercanía al puesto de trabajo.