El ibuprofeno, investigado
La Agencia Europea del Medicamento va a iniciar un estudio sobre posibles riesgos cardiovasculares causados por el consumo de uno de los medicamentos más populares en la última década, el ibuprofeno.
El organismo ha informado que la investigación se centra en el consumo de dosis altas (2.500 miligramos por día) y por periodos prolongados y no en medicamentos en cremas que contienen ibuprofeno. El ibuprofeno se suele consumir en dosis de 400 miligramos o 600 miligramos y los médicos suelen recetar la ingesta de tres dosis, 1.800 miligramos al día, en casos de inflamaciones musculares o dolores de garganta, oído o cabeza. En España el medicamento se vende como genérico y numerosos laboratorios lo tienen también a la venta.
"No hay ninguna indicación de riesgo cardiovascular con ibuprofeno tal y como lo usa la gran mayoría de los pacientes", ha precisado la EMEA (siglas en inglés de la Agencia Europea del Medicamento) en su comunicado. "El ibuprofeno es uno de los medicamentos más utilizados para el dolor y la inflamación y tiene un perfil de seguridad conocido, sobre todo en dosis habituales", ha señalado el organismo europeo.
El ibuprofeno pertenece a una clase de medicamentos conocidos como medicamentos antiinflamatorios no esteroides. "La seguridad de estos medicamentos", dice la agencia europea, "incluidos sus riesgos cardiovasculares ha estado bajo revisión por la EMA y las autoridades nacionales de reglamentación por muchos años". Los datos manejados por el organismo europeo "han sugerido que el riesgo cardiovascular con el diclofenaco y el ibuprofeno en dosis altas (2.400 mg) puede ser similar a la de riesgo conocido con inhibidores COX-2". La agencia europea inició sus investigaciones el pasado 9 de junio.
En 2005 un estudio firmado por dos expertos de la Universidad de Nottingham, Julia Hippisley-Cox y Carol Coupland, en el British Medical Journal indicaba que el consumo de ibuprofeno y de diclofenaco, otro antiinflamatorio no esteroideo, aumentaba el riesgo de padecer un infarto. El informe vino a aumentar las sospechas que pesaban sobre los antiinflamatorios tras la retirada, en septiembre de 2004, del medicamento Vioxx, de la multinacional Merck, y de otro medicamento similar de Pfizer, Bextra (ambos actúan sobre la enzima Cox2), retirado en 2005.