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El informe concursal dice que la causa de la crisis de la firma turística fue su fuerte apalancamiento

Un juez de Palma de Mallorca aprueba la liquidación de Orizonia

Trabajadores de Orizonia durante una concentración el pasado año, frente a las puertas de la sede ubicada en el Parc Bit de Palma. efe
Trabajadores de Orizonia durante una concentración el pasado año, frente a las puertas de la sede ubicada en el Parc Bit de Palma. efeEFE

Orizonia está a punto de acabar sus días. Un juzgado de Palma de Mallorca aprobó el 19 de mayo su plan de liquidación presentado por la administración concursal hace tres meses. Sus deudas ascienden a 2.085 millones de euros, de las que el administrador cree que solo se recuperarán 15,5 millones. El informe concursal asegura que la crisis tiene su origen “en el fuerte apalancamiento financiero que se produjo a raíz de la compra” de Iberostar por la firma de capital riesgo Carlyle.

Quince meses después de que la agencia de viajes Orizonia presentara concurso de acreedores ante la imposibilidad de continuar con sus operaciones el Juzgado Mercantil número 1 de Palma de Mallorca, ha aprobado su liquidación. El grupo turístico Orizonia, con una plantilla formada por 5.000 trabajadores, anunció en febrero de 2013 su cierre tras frustrarse tres procesos de venta distintos del grupo después de que en agosto de 2012 un informe de KPMG desvelara que el grupo necesitaba una inyección de 80 millones.

El grupo, cuyo socio mayoritario es Carlyle, recibió desde entonces tres ofertas distintas. En un primer lugar, dos de sus accionistas, el fondo de inversión Vista Capital e ICG, ofrecieron inyectar capital mediante un préstamo de 60 millones de euros. Una operación que se paralizó con la llegada de una oferta de Barceló, que aportaría al capital de Orizonia 60 millones de euros y abonaría a los acreedores sindicados 100 millones de euros, una operación que fue vetada en el consejo de Orizonia por ICG y que sufrió varias modificaciones. Con todo ello, en diciembre de 2012 apareció en escena Globalia, que tras varios encontronazos se acabó retirando de la puja por no recibir el visto bueno de las autoridades de Competencia.

El grupo turístico español, formado por 21 sociedades, entró así en abril de 2013 en concurso de acreedores. En el procedimiento concursal se desveló que su deuda total con los acreedores ascendía a 2.085 millones de euros, siendo sus filiales IVH y OTG, las que tenían mayores pasivos, 557 y 423 millones, respectivamente. Dentro del plan de liquidación aprobado por el juez, el administrador concursal estima que el importe recuperable por los acreedores asciende a solo 15,58 millones de euros y explica que los 100 principales acreedores acaparan “aproximadamente el 70% del total importe recuperable”. El administrador concursal apunta en su informe, de fecha del pasado 26 de mayo, que la causa última de la crisis de Orizonia “viene de origen”. Se trata “del fuerte apalancamiento financiero que se produjo a raíz de la adquisición de las acciones de Iberostar por parte de la hoy concursada IVH a mediados del año 2006”. La adquisición de algunas de las empresas de Iberostar se financió casi íntegramente mediante diversos créditos: un contrato de financiación sénior del que se dispusieron para la compra 400 millones de euros (novado e incrementado en 90 millones en febrero del 2007) y posteriormente otro de financiación mezzanine por valor de 150 millones de euros.

Los créditos de las entidades financieras se han mantenido, desde entonces, por encima de los 600 millones de euros, “dado que la tesorería que ha ido generando la propia actividad de las compañías ni tan solo ha sido suficiente para atender los intereses de esta deuda. Es más, ya antes de la situación de insolvencia del grupo se enajenaron los únicos activos materiales significativos del grupo, dos buques de crucero y la sede social en Parc Bit de Palma de Mallorca, para amortizar parcialmente la financiación recibida”, describe el informe.

Y añade que “solo una situación de extrema bonanza económica y de expansión del sector turístico hubiera permitido reducir el grave apalancamiento financiero que arrastraba el grupo desde la entrada de los nuevos accionistas. En una situación como la reciente de crisis económica general, y en particular del sector turístico, la insolvencia del grupo era inevitable. Prueba de ello es la disposición que tenían las entidades financieras acreedoras en aceptar importantes quitas de sus créditos”.

De los 5.000 trabajadores que tenía Orizonia, 2.859 se recolocaron por la venta a Barceló Viajes de la aerolínea Orbest y 150 agencias de Vibo y de que Globalia integrara en su grupo a la hotelera Luabay. El resto sigue pendiente del pago de una parte de sus indemnizaciones.

Se abre el periodo de alegaciones

El informe del administrador detalla, en más de 650 páginas, la operativa de Orizonia, sus dueños y sus filiales. Yasegura que desde el inicio “del procedimiento concursal se ha hecho patente que el destino de las distintas compañías del grupo era la liquidación”. De hecho, “muchos de sus activos más significativos ya habían sido enajenados antes de la solicitud de los mismos concursos”.

 

El fallo del Juzgado Mercantil número 1 de Palma de Mallorca abre un periodo para presentar alegaciones. Y además de aprobar el plan de liquidación de la compañía, con las alegaciones pretende dilucidar sobre si las operaciones que relata la administración concursal “son las convenientes o no en orden a actuar en el proceso”.

Fuentes jurídicas conocedoras del proceso de liquidación aseguran que una vez presentadas las alegaciones por parte de Orizonia, se decidirá, según la sección 6, la calificación de esta liquidación, que “puede ser culpable o no”.

El fallo del juez del Palma de Mallorca señala también que una vez agotadas las gestiones extrajudiciales de recobro, la administración concursal podrá contratar abogados y procuradores externos a fin de que promuevan los procedimientos de reclamación correspondientes ante los juzgados competentes. Todo previa autorización del juzgado.

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