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Pfizer abandona los planes de comprar AstraZeneca

Un juego de ‘comecocos’ constante entre las farmacéuticas

Las compañías intensifican los movimientos en su búsqueda de nuevos productos

Alfonso Simón Ruiz

A Pfizer, de momento, no le ha salido su última jugada. Puso encima de la mesa 72.000 millones de euros para adquirir AstraZeneca, pero el laboratorio británico esta semana rechazaba la oferta. “El caso de Pfizer es especial. Se ha convertido en una empresa tan grande que necesita crecer a través de compras. Pero sus movimientos hacen a las demás compañías preguntarse por su estrategia y cómo quieren crecer”, explica Patrick Biecheler, socio para la industria farmacéutica en Europa y Asia en la consultora Roland Berger.

El movimiento de Pfizer no ha hecho más que abrir la espita de un sector que vive en una búsqueda continua de nuevos productos basados en la I+D. Y si no salen de sus laboratorios internos, hay que salir al mercado con la chequera a comprar, en un juego de comecocos constante. “La innovación se hace fuera de las empresas, en universidades, centros de investigación y compañías de biotecnología. Si una biotech tiene 20 moléculas en su cartera van a ir a por ella, porque las farmacéuticas necesitan crecer”, recuerda Biecheler.

Aunque la oferta de Pfizer en esta ocasión no haya triunfado, no significa que las operaciones vayan a cesar. El sector se ha ido concentrando por oleadas, buscando sinergias para afrontar el gasto creciente en I+D y optimizar sus redes comerciales. Sin embargo, las jugadas pueden ser diversas. Novartis ha apostado por focalizarse en determinadas áreas, comprando el negocio de oncología a GSK por 11.595 millones y entregando a cambio su negocio de vacunas, además de ceder a Lilly la división de salud animal por 3.900 millones. “Las compañías van a buscar tener la suficiente masa crítica en un área. La otra opción puede ser diversificar dirigiéndose a países emergentes”, señala este experto.

Para Rafael Rodríguez, socio responsable del sector farmacéutico de PwC, el negocio va a seguir concentrándose: “Lo fundamental es la productividad de la I+D. Si no consiguen nuevas patentes, tendrán que salir a comprar para crecer”.

Sin 'blockbusters'

El problema para la industria es que ya no existen los fármacos blockbusters (superventas), que ofrecían ingresos milmillonarios a los laboratorios. Los medicamentos son más costosos de fabricar que los de síntesis química. En la actualidad, muchos de ellos son terapias biológicas o genéticas y se dirigen a nichos más pequeños de patologías que ofrecen menores ingresos. “Las compañías se encaminan a un nuevo modelo de I+D más colaborativo, junto a otros centros de investigación. Gastar más ya no significa descubrir más. De hecho, muchos de los descubrimientos vienen de empresas pequeñas de biotecnología”, indica Rodríguez. “Parece más probable que en el futuro, la mayoría de las compras sean de empresas relativamente pequeñas, fuertes en investigación y débiles comercialmente”, añade Pablo Moreno, director de operaciones de clientes de la consultora IMS Health. Este goteo de adquisiciones es constante. Los laboratorios buscan nuevos productos en cualquier lugar del mundo y para las pequeñas empresas, en gran parte biotecnológicas, supone desprenderse de unas investigaciones que de por sí solas no iban a poder llevar hasta el mercado.

La cifra

78.000 millones de euros es la oferta que la estadounidense Pfizer realizó por su competidor británico AstraZeneca, que cuenta con 51.600 empleados en el mundo y factura 18.500 millones de euros.

La pregunta clave que responder ahora es si el dominó de grandes adquisiciones se ha frenado con el no de AstraZeneca a Pfizer. “Sí va a haber fusiones, buscando sinergias en redes de ventas y en carteras de investigación”, afirma el socio de PwC. “No debemos esperar oleadas de operaciones, sino más bien un goteo, afectadas por los ciclos económicos”, apunta por su parte el responsable de IMS. “Es más probable que se den operaciones de intercambio de parte de los negocios”, añade, como en el caso de Novartis, para conseguir una mayor especialización.

La coyuntura tampoco es la misma que en 1999, cuando Pfizer batió el récord comprando Lambert por 82.000 millones de euros. Cuesta encontrar más la financiación y algunas circunstancias han cambiado. “No veo grandes absorciones porque el contexto económico y político las complican. En el caso de AstraZeneca había una posibilidad de fracaso si los empleados se oponían frontalmente. Hay una mayor sensibilidad a estos temas porque una reestructuración supone la pérdida de empleos”, opina Biecheler.

Para muchas, el gasto de una reestructuración será difícil de afrontar aunque aporte sinergias. Y ni siquiera garantiza el éxito. “Las fusiones para Pfizer no han supuesto un empuje en su innovación”, según este experto. De momento, el gigante parece que sigue con apetito. El juego continúa.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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