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Solo contratará a alianzas formadas por plataformas autónomas y bancos

Sareb deja a la inmobiliaria de BBVA fuera del concurso para la venta de sus activos

Jaime Echegoyen, consejero delegado de Sareb, y Belén Romana, presidenta.
Jaime Echegoyen, consejero delegado de Sareb, y Belén Romana, presidenta. Pablo Monge
Juande Portillo

El mundo de la gestión de activos inmobiliarios, una de las patas del sector que más se ha revitalizado en el último año con el desembarco de los grandes fondos de inversión internacionales, vive pendiente de Sareb. La sociedad trabaja con la consultora KPMG para lanzar este mes el proyecto Íbero, un concurso para readjudicar la gestión y venta de sus 50.000 millones de euros en activos (el grueso en créditos a promotor y el resto en inmuebles, obras en curso y suelos).

La carga se troceará en varios contratos, pero cada uno de ellos promete hacer sombra a las mayores operaciones del año. Fuentes del mercado avanzan que, para empezar, el diseño del concurso dejará fuera a Anida, la plataforma inmobiliaria de BBVA.

Sareb tiene previsto invitar a participar en el proceso a las entidades que le traspasaron sus activos (Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia-Banco Gallego, Banco de Valencia, BMN, Ceiss, Liberbank y Caja3), que durante los dos primeros ejercicios de vida del banco malo han sido los responsables de comercializar su cartera, así como a los grandes fondos que han venido tomando posiciones en el mercado, como es el caso de Apollo, que compró el 85% de la plataforma Altamira a Banco Santander; Kennedy Wilson y Värde Partners, que adquirieron el 51% de Aliseda a Popular; Texan Pacific Group (TPG), que se hizo con el 51% de Servihabitat, la filial de CaixaBank; Cerberus, que asumió la gestión de Bankia Habitat; Centerbridge, que compró Aktua y se acaba de hacer con Inmare, de BMN; o Blackstone, que junto a Magic Real Estate, ha comprado la inmobiliaria de Catalunya Banc.

El banco malo exigirá, en todo caso, que cada adjudicatario sea un tándem compuesto por una plataforma de gestión de activos autónoma y una entidad financiera, que realice las necesarias labores de financiación o caja. Aunque las transacciones anteriormente referidas arrojan ya ciertas alianzas naturales, cada cual podrá elegir el socio que le convenga para acudir al concurso.

El diseño deja fuera directamente a Anida, que es filial directa de BBVA, quien por otra parte es la única gran entidad que no es accionista de Sareb. Las exigencias podrían suponer trabas también para Solvia, la plataforma de Sabadell, si bien desde el sector matizan que al estar dando ya servicio a Sareb por los activos de Banco Gallego –firma que adquirió la entidad catalana–, esta plataforma sí estará invitada al concurso.

La estrategia de Sareb pasa por escuchar las propuestas de los candidatos para terminar reduciendo los nueve contratos que tiene sellados con las cedentes hasta el 31 de diciembre a cuatro o cinco, en función de las especialidades de los adjudicatarios (ver despiece). Su objetivo es “profesionalizar” la gestión de los activos por lo que en el mercado ven difícil reducir los 196 millones que gastó en este servicio el año pasado, si bien una mejor comercialización incrementaría los ingresos de la firma.

Una de las principales inquietudes de Sareb es la pérdida de capilaridad de los actuales gestores –muchos de ellos sometidos a planes de reestructuración con cierres de oficinas– por lo que previsibles alianzas de grandes plataformas y bancos con una red extensa (TPG y CaixaBank, o Apollo y Santander, por ejemplo) podrían salir beneficiadas.

Contratos de al menos tres años según la especialidad

Muchos de los fondos de inversión que han ido desembarcando en el mercado español de gestión de activos inmobiliarios adquiriendo plataformas de la banca lo hicieron pensando ya en ganarse a Sareb como cliente. Después de todo, las propias firmas prevén que la actual afluencia de nuevos jugadores sufra un proceso de concentración en los próximos años, cuando quienes hayan ganado más cuota de negocio –y los contratos de Sareb son la pieza clave en esta jugada– terminarán absorbiendo a los más pequeños. De momento, Sareb pretende aprovechar la nueva competencia para profesionalizar la gestión de su cartera, labor para la que nunca ha tenido personal y que, por motivos prácticos, inicialmente subcontrató a las entidades que le vendieron los activos porque ya conocían las carteras. El nuevo reparto tendrá en cuenta la especialización de los candidatos en cada tipo de activo y su presencia geográfica. La duración será diferente en cada caso pero no menor a tres años, ni superior a 10, según fuentes del mercado. Los contratos, que se adjudicarían después de verano y entrarán en vigor el 1 de enero, podrán rescindirse si no se cumplen los objetivos marcados. Una auditora externa vigilará el proceso de selección, basado en una matriz de puntos por fortalezas, y los conflictos de interés de un concurso en el que algunos de los potenciales aspirantes tienen asiento en el consejo e Sareb.

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