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Moody’s y Fitch han subido recientemente la calificación a España

Con el bono en mínimos históricos ¿para qué sirven las agencias de rating?

Reuters
David Marcial Pérez

Durante los peores momentos de la crisis del euro, las decisiones de la agencias de rating hacían correr como la pólvora la incertidumbre entre los inversores. Las notas que puntúan la solvencia de la deuda de países como Grecia, Portugal o España fueron bajando en cascada por las escaleras de las tres entidades que dominan el mercado de las calificaciones crediticias. En un clima de desconfianza generalizada y rentabilidades de la deuda periférica por las nubes, las decisiones de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch marcaban a los títulos soberanas como un estigma en las carteras de los inversores acelerando automáticamente las ventas.

El papel de las agencias de calificación crediticia ha sido muy criticado, entre otras cosas, por su carácter procíclico. Es decir, que sus decisiones sirven para recalentar la economía en las fases expansivas y agravar los problemas durante las crisis. Pese a las tímidos avances de la actividad en la eurozona en los últimos dos trimestres, la economía del euro no se encuentra desde luego en un ciclo de bonanza. Pero es un hecho que las rentabilidades de la deuda de los países periféricos están todas en niveles anteriores al 2010. La más calmada de todas es la española. Los títulos a cinco años se mueven al mismo nivel que los de la deuda de Estados Unidos a igual plazo y el bono a 10 años, la referencia para medir la manida prima de riego, cae ya del 3% para situarse en mínimo histórico.

“Los inversores están descontando las posibles subidas de rating. El mercado ha mejorado su visión lo digan o no las agencias. Yo van a ser el driver que mueva los mercados”, opina José María Valle, analista de Ahorro Corporación. Sin embargo, sí que fueron un agente decisivo para España durante el fatídico 2012.

Stantard & Poors abrió fuego al iniciar el año y un mes después siguieron los disparos por parte de Moody’s y Fitch. La nota sobre la solvencia crediticia de España caía un escalón. Aún en el grado medio de inversión, pero se quedaba con un notable bajo. El interés del bono a 10 años sufría una calentamiento de casi el 10% apenas una semana después de la última rebaja y se situaba en el 5,4%. El siete de mayo, Fitch lanzaba otro zarpazo. Dos escalones menos, a sólo otros dos del bono la calificación de bono basura. Tres días después, el Gobierno solicitaba formalmente al rescate para el sector financiero. Pese al salvavidas europeo los costes de financiación para España no amainaban. El bono se llegó a disparar por encima del del 7,5% y en apenas dos meses Moody’s y S&P volvieron a degradar la calificación de la deuda soberana a largo plazo en dos escalones dejándola esta vez a un paso del grado de no inversión.

Las reacciones histéricas que provocaban hace un par de años contrastan con las moderadas consecuencias de las dos recientes mejoras del rating para España. Moody’s alejó en enero una casilla a la deuda soberana del cajón de bono basura y Fitch hizo lo mismo un mes después. En ambos casos, el comportamiento del bono en el mercado secundario mejoró muy levemente. “Lo que estamos viendo es que el mercado está anticipando una nuevo movimiento por parte del Banco Central Europeo. Este ritmo de bajada de rentabilidades solo se entiende con la expectativas de que se produzca una compra de activos”, señala Natalia Aguirre, analista de Renta 4.

La decisión del BCE dependerá en gran medida de la evolución de los precios en la eurozona. Si continúa la senda deflacionista, Mario Draghi podría volver a entrar en acción, tal y como se viene especulando durante los últimos meses. Valle cree que las decisiones de las agencias “aunque tienen incidencia, siempre van con cierto retraso”. Prevé que aún podría haber recorrido para que sigan cayendo las rentabilidades de la deuda soberana, y coincide que la causa no sería tanto por las agencias de rating. “Se está barajando una compra de activos. Por esa vía sí habría bajada de los rendimientos”.

En todo caso, para Irlanda y Portugal las últimas decisiones de las agencias sí han tenido más impacto. Moody's subió en enero la nota de la deuda irlandesa dejándola fuera de la consideración de “bono basura“. Los títulos se han enfriando en lo que va del año desde un 3,5% al 2,7%. Portugal, que volvió este año a financiarse a largo plazo en el mercado por primera vez desde hace ocho meses también agradeció el empujón de Fitch y sus títulos cotizan en niveles anteriores a la solicitud del rescate.

Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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