Pfizer-AstraZeneca: claves de una opa que resucitará al sector
El sector farmacéutico se reordena periódicamente a golpe de compras, de fusiones y adquisiciones. E históricamente, la protagonista siempre ha sido Pfizer, que consagraría, si esta tercera compra de AstraZeneca se hace realidad, su papel fundamental como catalizador de los movimientos corporativos de la industria. Rompió la barrera de millones invertidos en una compra con la adquisición de Warner Lambert en 1999, por 111.000 millones de dólares (más de 80.000 millones de euros), cantidad no superada hasta ahora.
Selló la segunda etapa fuerte de compras con la adquisición de Wyeth, por 68.000 millones de dólares, en enero de 2009, que coincidió con la toma de control de Schering Plough por parte de MSD y la adquisición de Roche a Genentech. Entre 2009 y 2010, se realizaron 1.000 operaciones corporativas pero ninguna de esta envergadura. Hasta hoy. Estas son las claves de una operación que pondrá a todos los consejos de administración farmacéuticos a evaluar futuras operaciones.
¿Por qué es interesante AstraZeneca para Pfizer?
El experto en industria farmacéutica de la consultora Roland Berger Patrick Biecheler afirma que es una “operación complementaria para Pfizer tanto en términos de mercado geográfico como respecto de áreas terapéuticas”. Por eso la farmacéutica está siendo tan insistente.
Con la compra de la británica, la estadounidense se refuerza en dos áreas clave para su crecimiento futuro: oncología y cardiología, filiales que aportarían a Pfizer la suficiente masa crítica en mercados y en productos como para plantar cara en términos de igualdad a gigantes de la oncología como Roche y Novartis. Esta última acaba de reforzarse en esta área terapéutica con la compra de la filial de oncología de GSK por 16.000 millones, traspasándole a su vez la división de vacunas a GSK.
En esta área, Pfizer carece de medicamentos biotecnológicos, terapias que están dando muy buenos resultados económicos a sus competidores. AstraZeneca sí tiene este tipo de tratamientos en su cartera, después de las compras de MedInmune y Spirogen, entre otras.
Pero, además, Pfizer puede aprovechar el potencial que tiene la filial de medicamentos maduros de AstraZeneca (que han perdido la patente o están a punto) “para realizar una estrategia novedosa de crecimiento en países emergentes, con productos reconocidos a precios competitivos”, señala Biecheler. El experto descarta la opción de sacar esta filial como negocio independiente o venderlo. “No creo que haya interés comprador porque falta esa estrategia innovadora, ese foco”, dice Biecheler.
¿Es más interesante una compra como ésta u optar por el intercambio de activos?
Biecheler apunta que este tipo de compras “son la manera habitual de obrar de Pfizer”, no sin “cierto riesgo”. “Es una operación muy compleja, en la que hay que determinar las sinergias, en la que no siempre interesa la empresa completa y hay que deshacerse del lastre y reducciones de plantilla”. El experto señala que “AstraZeneca se resiste, entre otras razones, porque sabe que sus empleados peligran”. En los intercambios de activos o filiales, este ejercicio no se hace porque solo se adquiere lo que interesa. Muchas farmacéuticas optan por esta forma para liderar áreas concretas.
¿Por qué Pfizer realiza regularmente compras en el sector? ¿Supondrá que todas las demás farmacéuticas vayan detrás?
Cada cinco años, la farmacéutica estadounidense se plantea una nueva compra grande. Sin ellas, la empresa no puede sostener un ritmo de crecimiento de entre el 5% y el 10% que pueda presentar a sus accionistas porque su cartera de producto actual no se lo permite. Carece de productos nuevos tan rompedores que le garanticen crecimiento orgánico.
Y cuando Pfizer saca el monedero, los demás no pueden quedarse atrás. “Estas operaciones marcarán tendencia en el sector, los consejos empezarán a analizar oportunidades”, apunta Biecheler.