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Los eurobonos en ocho pasos

Desde el nacimiento de la moneda única en 1999, la deuda pública de los socios del euro se ha doblado y se aproxima a los 9 billones (con b) de euros. Para algunos países, como Grecia, el peso ya es insostenible. Y para otros, puede lastrar el crecimiento y condenarles a una década de recesión. Tras las elecciones del 25 de mayo, Europa tendrá que buscar fórmulas para resolver un problema que, en parte, se debe a la unión monetaria.

(Artículo publicado en Cinco Días, el 21 de abril).

Nada indica que los eurobonos vayan a ver la luz a corto plazo. Pero todo indica que tarde o temprano la zona euro tendrá que plantearse algún tipo de mutualización de deuda, sea a base de eurobonos o con otras fórmulas menos radicales. Los primeros pasos en ese camino, previsiblemente largo, ya se han dado. Y es probable que tras las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo se quemen etapas más rápido de lo que a primera vista cabría pensar.

1. Primer informe. El pasado 31 de marzo ya se cubrió el primer tramo de la ruta: un grupo de expertos creado ex profeso por la Comisión Europea entregó ese día su informe sobre la viabilidad de un fondo de amortización de deuda y de las euroletras.

2. Prudencia. El informe es deliberadamente precavido y aséptico, con un análisis quirúrgico de los pros y los contras de los modelos de mutualización analizados y de su encaje, desde el punto de vista legal, en los Tratados de la Unión europea. “Tanto el pacto/fondo de redención de deuda como las euroletras contribuirían a estabilizar los mercados de deuda pública, a facilitar la transmisión de la política monetaria, a promover la estabilidad e integración del mercado financiero”, señala el informe encargado por la Comisión a instancias del Parlamento Europeo. El documento advierte, sin embargo, de que las dos propuestas comportan riesgos, en particular, el de alimentar la irresponsabilidad fiscal en aquellos países que aprovecharan el mecanismo europeo para financiarse más barato gracias a la disciplina del resto. Por ello, los expertos recomiendan esperar a que se compruebe la eficacia del sistema de gobernanza económica creado a raíz de la crisis con la enésima revisión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

3. Savia alemana. Los expertos elegidos por la Comisión Europea han bebido en gran parte de la savia que alimenta al Gobierno de Angela Merkel, aunque no siempre Berlín tome nota. Se trata del Consejo alemán de expertos económicos, que ya planteó en plena vorágine de la crisis la creación de un pacto europeo que implicara la creación de un fondo de redención de deuda. De hecho, una de las economistas de ese Consejo, Claudia Buch, ha formado parte también del grupo europeo (aunque se retiró antes de concluir el informe). El grupo ha estado presidido por la austriaca Gertrude Tumpel-Gugerell, exmiembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo. Entre la docena paritaria de expertos también ha estado Belén Romana, responsable del Sareb.

4. Inmenso. El volumen de deuda refinanciable a través del fondo de redención sería inmenso, según los cálculos del Consejo alemán recogidos por el grupo de expertos europeos. Nada menos que entre 1,7 billones y 2,85 billones de euros de deuda pública podrían llegar a amortizarse a través del fondo común, que funcionaría durante 25 años. En el caso de España, más de 121.000 millones de deuda pública podrían traspasarse al fondo, aunque probablemente sería mucho más, pues esa cifra está calculada en base a datos de 2011 y desde entonces el volumen de deuda pública no ha dejado de aumentar y ya se aproxima al 100% del PIB nacional. Según la propuesta original, la deuda por encima del 60% (límite establecido por el Pacto de Estabilidad) se pagaría a través del fondo. Italia sería el país con mayor traspaso de deuda.

5. Fondo europeo. Si el fondo de redención llegara a crearse, los expertos aconsejan que no se haga a través de un acuerdo intergubernamental como el utilizado para establecer el fondo de rescate de la zona euro o Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). A su juicio, el fondo debe estar integrado en la estructura comunitaria y regido por el Tratado de la UE para que no tenga problemas de eficacia, legitimidad y control. Hasta ahora, Berlín ha impedido que las soluciones a la crisis se adoptaran por esa vía. Pero tras las elecciones del 25 de mayo, si se inicia una reforma de los tratados, el Gobierno de Merkel sería favorable a comunitarizar los mecanismos como el fondo de rescate.

6. Euroletras. El grupo de expertos presidido por Tumpel-Gugerell también ha analizado la posible creación de euroletras para financiar la deuda a corto plazo de los Estados miembros. En ese caso, el volumen de emisión podría alcanzar casi los dos billones de euros, si se cubriese parte de la deuda a dos años de los socios europeos, y algo menos de la mitad si el plazo de madurez fuera de un año.

7. No serán gratis. Los expertos advierten de que, cualquiera que sea la fórmula de mutualización que se elija, requerirá una importante cesión de soberanía y una aplicación a rajatabla de la disciplina presupuestaria. El debate entre austeridad y eurobonos, por tanto, parece fuera de lugar. De hecho, tal vez la emisión de deuda pública europea obligaría a reforzar el control presupuestario. Según los cálculos del grupo de sabios alemanes, España se vería obligada a mantener un superávit fiscal primario del 2% durante más de 20 años para cumplir las condiciones que exigiría formar parte del fondo de redención. También es cierto que, según los mismos cálculos, sin ese fondo el superávit tendría que ser aún mayor para garantizar la sostenibilidad de una deuda puramente española.

8. El gran debate. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se ha comprometido a estudiar el informe de los expertos y extraer consecuencias políticas. Pero antes, ha dicho el portugués, “debemos tener un debate democrático sobre estas ideas con ciudadanos, Gobiernos y Parlamento Europeo”. Bruselas sabe que la mutualización de la deuda sería un salto tremendo en la integración del continente. Y quiere el apoyo de la opinión pública antes de darlo. De todos modos, como señala en su blog uno de los expertos, el británico Graham Bishop, tampoco conviene llamarse a engaño: la UE ya ha pasado el punto de no retorno de la integración con el mercado interior y la moneda única,y la supervivencia económica de los socios está inevitablemente ligada, como se ha comprobado durante la crisis de deuda.

Foto: Pintada en los muros del Palacio de Justicia de Bruselas (B. dM., 2-11-2013).

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