Inversor busca proyecto novedoso y fiable
Especializarse resulta clave para la financiación privada
Aunque a veces parezca lo contrario, las vías de financiación para pequeñas empresas que dan sus primeros pasos no siempre quedan reducidas a ayudas públicas directas, créditos blandos o desgravaciones fiscales. Ya sea por cultura o la evolución de la crisis financiera, las inversiones por la vía del crowdfunding, business angels o fondos de capital riesgo pese a que son todavía reducidas, están al alza. Cada una con sus particularidades y objetivos, como detallaron los participantes del Foro Quiero Financiación: todos buscan lo mismo: negocios innovadores que fundamenten que la inversión merecerá la pena.
El 80% de las pequeñas empresas no sobreviven a sus dos primeros años, debido, en su mayoría, a su pequeño tamaño. “El reto es que nuestras compañías sean más grandes”, sostenía Francisco Bas, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Empresas de Crowdfunding, una vía de financiación cada vez más extendida. En 2013 se movieron por este método 2.700 millones de dólares, aunque solo 10 en España, según The crowdfunding Industry Report. Para Bas, el crowdfunding puede ayudar al inversor a ser mejor empresario, a que “sepa cómo se paga una nómina”, ya que su perfil, a diferencia de un business angel, es el de un inversor sin gran experiencia y que quiere seguir de cerca su apuesta.
Sin embargo, el anteproyecto de la Ley que regulará esta práctica, que limita la inversión máxima por persona a 3.000 euros por proyecto, y que este tenga un tamaño no superior a un millón de euros, puede poner algunas trabas. “No sé si este anteproyecto facilita las cosas”, afirmó Bas.
"No sé si el anteproyecto de la Ley que regulará el crowdfunding facilita las cosas”, Francisco Bas, Asociación española de empresas de crowdfunding
Por el momento, en España hay más de un centenar de plataformas de crowdfunding. Entre ellas, las que eligen entrar a formar parte del capital del negocio en lugar de la devolución de la inversión, han crecido un 144% entre 2007 y 2011. Y según el propio Francisco Bas, “el 40% de los que invierten, repiten”. El perfil del business angel es, en cambio, menos interesado en la gestión, pero sí en la obtención de una rentabilidad más cuantiosa.
Pedro Trucharte, secretario general de la Asociación Española de Business Angels, los divide en cuatro: “Un empresario que ya ha vendido su negocio, un directivo que ha acumulado un patrimonio, un emprendedor consolidado que quiere seguir apoyando negocios o familias empresariales”. Trucharte cree fundamental la alineación entre el proyecto que se presenta y el perfil de este inversor, que “conozca el sector” en el que se manejará la futura empresa. Ángel Cavada, director de la red de inversores del Club del Emprendimiento, calcula que el business angels busca multiplicar por diez su aportación, y que su intención es salir de la empresa en “tres o cinco años”. Su inversión inicial es mayor que las que se manejan en el crowdfunding, “entre 100.000 y 120.000 euros en primera ronda”, afirmó Cavero, quien marca ese límite como una forma de evitar riesgos y “exigir compromisos de negocio”.
La tercera vía
Además del crowdfunding y los business angels, el capital riesgo aparece como tercera alternativa inversora, aunque es aún más selectiva que las dos anteriores. Emilio Ayanz de la Asociación Española de entidades de capital riesgo, afirmó que lo que buscan estas firmas son “compañías con expectativas de crecimiento superior a la media”, y además especializadas en sectores innovadores, algo “fundamental”. Ayanz marcó un periodo de entre cuatro y seis años desde que la entidad de capital riesgo entra en la empresa hasta que sale. Una horquilla que está en su naturaleza: conseguir el mayor rendimiento en el menor tiempo. “Desde el minuto uno, el capital riesgo piensa cómo va a salir de esa inversión”, reconoció.