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N+1 y McKinsey gestionarán el ‘banco malo’ de las empresas

Guindos ya tiene redactado el futuro de las rurales: serán bancos

Thinkstock

Deberes casi hechos. El Gobierno, y más en concreto Economía, ya ha resuelto el futuro de las cajas rurales y cooperativas de crédito. Sufrirán la misma suerte que las cajas de ahorros. Deberán transformarse en bancos, lo que a la larga significa su desaparición como sector, aunque como ha sucedido en el caso de las entidades de ahorros, podría salvarse alguna que otra pequeña, pequeñísima caja rural.

Eso es por lo menos lo que ha sucedido con el modelo de las cajas de ahorros, solo quedan dos: Caixa Pollença y Caixa Ontinyent, unas pequeñas entidades que para mantener su estatus no pueden traspasar las fronteras locales de sus zonas de origen.

Economía, de la mano del Banco de España, ya ha redactado un primer borrador para llevar a cabo la transformación del modelo de las 63 cooperativas de crédito, de las que 59 son cajas rurales. Y la conclusión de este documento, que debe aún negociarse con el sector para incluir alguna de sus reivindicaciones, es que estas entidades deben transformarse en bancos.

El Gobierno también reclama una drástica reducción del número de instituciones. Los expertos, de hecho, consideran que este sector está muy atomizado, con un importante número de entidades muy pequeñas. No hay que olvidar que la suma de todas las firmas que integran las cooperativas de crédito, incluidas las rurales, solo engloba algo menos del 5% de los activos del sistema financiero español.

La fusión de todo este sector daría lugar a una entidad de una dimensión similar a la de Banco Popular o Sabadell, con lo que se convertiría en uno de los seis primeros bancos españoles.

Las primeras conversaciones entre el Banco de España y el sector para perfilar los cambios legislativos ya se han producido. Pese a ello, estas entidades no quieren correr la misma suerte que las cajas de ahorros, como tampoco lo desean las comunidades autónomas o provincias a las que pertenecen. Argumentan que son una buena alternativa ante la competencia de los bancos y evitan una mayor exclusión financiera en las zonas rurales donde ya no existen cajas de ahorros y los bancos intentan disminuir su presencia ante la escasa rentabilidad de estas zonas.

Varias fuentes aseguran que las cooperativas cuentan aún con defensores en el actual Gobierno, como Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura. Pero el futuro incierto de Cañete en la actual estructura del Gobierno hace que el principal apoyo en el Ejecutivo se tambalee.

El Grupo Cajamar, formado por 19 rurales –aunque la principal con diferencia es la almeriense Cajamar (la mayor rural)–, es uno de los modelos en los que Economía parece haberse inspirado para la reconversión del sector. Este grupo, de hecho, creó a finales de enero el Banco de Crédito Social Cooperativo (CBCSC), en el que participan no solo Cajamar, sino otras 32 pequeñas cajas rurales, aunque la firma almeriense cuenta con el 84% de su capital.

Pero las cinco o seis siguientes entidades de este sector por tamaño son totalmente contrarias a unirse al grupo encabezado por Cajamar. Una de ellas, es la Caja Rural de Castilla La Mancha, que busca crecer no solo con la integración de alguna que otra rural, sino con la compra de oficinas en venta de las excajas de ahorros nacionalizadas o de los bancos, como Barclays, que están en un drástico proceso de reducción de tamaño en España.

Pero esta no es la única caja rural que intenta desligar su futuro de Cajamar. Varias fuentes señalan a Caja Rural de Asturias, a la de Granada, la de Navarra, la Caja Rural del Sur o Globalcaja. Y es que las rencillas entre Cajamar y una parte importante del resto de las rurales son históricas. La entidad almeriense, de hecho, tenía previsto dejar hoy la patronal del sector, la Unnac, explican varias fuentes, aunque al final ha decidido retrasar su decisión hasta junio.

Además, al Banco Cooperativo Español (BCE), en el que participan también un gran número de rurales, no le ha sentado nada bien que Cajamar eligiese como marca para su filial Banco de Crédito Social Cooperativo, un nombre muy parecido al ya histórico BCE. Por ello, los socios del Cooperativo Español intentan que BCSC cambie su marca.

El sindicato mayoritario de las rurales, CC OO, mientras, reclama a Economía y al Banco de España que la nueva ley sectorial se haga rápidamente, pero que se consulte con los sindicatos y el sector, señala Juan José Giner, secretario general del sector financiero de CC OO. Este veterano sindicalista recuerda que en el conjunto de estas firmas rurales y cooperativas trabajan alrededor de 20.000 personas.

Pero mientras se concreta el futuro de las rurales, los cinco principales bancos, Santander, BBVA, Caixabank, Popular y Sabadell, avanzan en la creación de un fondo o sociedad de capital riesgo en la que agruparían una gran parte de las deudas que poseen con las empresas para su capitalización, como fija la nueva Ley Concursal. Sería como una especie de ‘banco malo’.

Este fondo, que podría estar creado en un mes, estaría gestionado por N+1 y por la consultora McKinsey. De momento, ya hay cinco empresas piloto propuestas por los previsibles bancos socios para que este vehículo comience a andar.

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