Van Gogh, objeto de deseo en Maastricht
El encuentro define la excelencia del arte, gracias a que 175 expertos avalan las obras Se trata de un punto de encuentro privilegiado para los especialistas en el mundo del arte
Al mundo del arte no le ha ido mal con la crisis. La situación económica de algunos coleccionistas ha hecho que se pusieran en circulación importantes obras; y, por otro lado, los precios se han ajustado en los últimos años, aunque este es un sector en el que muchas veces la factura es lo de menos. Porque lo que importa es la calidad de la obra, y sobre todo el sello de autenticidad. Y si hay una feria donde se garantice esa calidad es en The European Fine Art Fair (Tefaf), la feria de arte más exclusiva del mundo, que hasta el 23 de marzo se celebra en Maastricht (Holanda).
Es el encuentro que define la excelencia en el arte, que viene avalado por la experiencia de los 175 expertos que evalúan las 29 categorías presentes en la muestra. “El éxito de Maastricht es que no hay nada igual en el mundo. Quien viene aquí es porque busca la autenticidad de las piezas, todas perfectamente documentadas, lo que es una garantía para el comprador”, afirma Diego López de Aragón, que cerró su galería en Madrid para volcarse durante todo el año en esta muestra, adonde acude desde hace 17 años. Es el lugar donde se hacen contactos y en el que se forjan relaciones. “El nivel de exigencia es tremendo. No podemos repetir piezas cada año, por ejemplo”, afirma este galerista, orgulloso de una de sus obras estrella. Se trata de un Hércules de mármol del siglo XVI, realizada por el escultor Giambologna, que sale a la venta por 1,2 millones de euros. La última pieza que se vendió de este artista fue una Venus que compró el millonario Paul Getty por cuatro millones.
Aunque la obra clave este año es una pintura, Moulin de la Galette, con la que Vincent van Gogh adquirió fama internacional, y que posteriormente fue adquirida por un millonario americano. A Maastricht llega de la mano de la galería Dickinson, con sede en Londres y Nueva York, y con un precio que los expertos sitúan en 25 millones de euros. “Aunque puede llegar a los 40 millones”, afirma un portavoz de la feria. “Es una pintura que lo tiene todo”, señala James Roundell, de Dickinson.
La obra fue pintada en París en un periodo de enorme importancia en la vida del artista, ya que pasó de recrear sombrías escenas de la vida campesina de los Países Bajos a describir paisajes posimpresionistas de brillantes colores. Se trata de una de las dos únicas pinturas de su serie sobre los molinos de Montmartre. Se mostró por última vez al público en 1965, hasta que el pasado jueves fue colgada de nuevo en esta feria, donde es una de las grandes atracciones. Será una de las primeras piezas en venderse, y puede que el nombre del comprador jamás se conozca.
Un ‘modigliani’ de 18,5 millones
Otro de los puntos más concurridos de la feria, debido a la expectación generada por el precio de la obra, 18,5 millones de euros, fue la sala Landau Fine Art, donde cuelga la obra Bride and Groom, de Modigliani, por la que mostró interés el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York. El valor de la pieza la justificaba un miembro de la galería: “No hay muchos retratos dobles de este artista”.
Muy cerca, en el espacio de Marlborough se exhibe la tercera pintura más cara: se trata de una pieza de Francis Bacon, Study from the human body, de 1986, que sale a la venta por 17,9 millones de euros.
El sello español en la gran cita del lujo
La española Deborah Elvira, de Oropesa del Mar, exhibe orgullosa sus grandes tesoros en esta feria: un juego de botones esmaltados de oro y varias joyas recuperadas del galeón español Concepción, que zarpó de La Habana en 1641 y nunca llegó a España. El conjunto lo vende por unos 400.000 euros. También dispone de tres importantes broches de perlas del siglo XVII. Dos de ellas fueron expuestas en el Victoria and Albert Museum de Londres el pasado otoño. Cada pieza ronda los 50.000 euros.
Además de la citada galería y de la de López de Aragón, son habituales en esta cita otros tres españoles: Artur Ramón Art, Coll & Cortés y Caylus. En lista de espera, señala Diego López de Aragón, hay más de 400 profesionales. “Es el mejor lugar para vender y para comprar porque aquí todo está acreditado”, afirma este galerista, que calcula que el coste de acudir a Maastricht ronda los 80.000 euros (sin contar los informes y estudios sobre las obras que se presenten).
Es una oportunidad única porque “se trata de un museo ambulante, donde todo está en venta”, advierte un cliente estadounidense con residencia en París, que prefiere no decir su nombre y que desde 1986 acude a Maastricht todos los años. “Y siempre compro”, confiesa. El abanico para elegir es amplio: desde pinturas de Picasso, Barceló, Joan Miró, Matisse, Chagall, Paul Klee, Fernand Léger, Hockney, Warhol, Juan Gris, Monet, Magritte, esculturas de Rodin (700.000 euros, El beso) o de Henry Moore (3,15 millones por Family Group), hasta el diamante camaleón más grande del mundo, de 31,32 quilates, exhibido por Chopard.