Recuperar la profesión de ingeniero de caminos
Nos encontramos en plena campaña de elecciones a la junta de gobierno de la demarcación del Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid. En nuestra candidatura está representado el espectro de la realidad colegial y tenemos soluciones para resolver los problemas de la institución, sin protagonismos ni estridencias, con trabajo en equipo y sin pretensiones de suplantar la marca colegio nacional como trata de hacer el actual decano.
En primer lugar, debemos garantizar la sostenibilidad de la demarcación, que lleva años arrojando un déficit considerable por la falta de previsión y la inadecuada gestión de los actuales rectores. Nuestro programa plantea soluciones a los problemas que todos conocemos. Tenemos la convicción de que con trabajo y dedicación se pueden resolver si se fijan bien las prioridades y se gestionan con los criterios básicos aplicables en la economía real.
Nuestras acciones se deben centrar de forma prioritaria en los jóvenes, que sufren de forma dramática el problema del desempleo, en los mayores de 50 años, cuyos empleos están en riesgo, y en los ingenieros jubilados.
Necesitamos que la sociedad nos devuelva el crédito perdido y escuche nuestras opiniones. Hay dos asuntos sobre la mesa que hay que abordar con urgencia: el reconocimiento de nuestra titulación y el final inteligente de la Ley de Servicios y Colegios Profesionales. No necesitamos una demarcación de Madrid para servir a intereses personales ni para cobrar un sueldo por gestionarla como pretende alguna candidatura.
Hay dos asuntos urgentes: el reconocimiento de nuestra titulación y el final de la Ley de Servicios y Colegios
La crisis de la profesión, debida a múltiples causas, se ha agravado con la crisis económica, y la consecuencia más visible ha sido el desempleo, que ha alcanzado cotas inimaginables hace pocos años.
De una inversión pública del 3,8% del PIB se ha pasado en poco más de cinco años a menos de un 1,5%. Casi dos millones de desempleados provienen del sector de la construcción y por primera vez en la historia de la profesión sufrimos cifras de paro alarmantes y dolorosas porque afectan sobre todo a los más jóvenes.
Este efecto se agrava por la multiplicación de centros que otorgan el título, saturan el mercado y presionan los salarios a la baja. Es necesaria una reflexión en profundidad sobre un sistema educativo dispensador de títulos que no corresponden a las necesidades reales.
El número de desempleados sigue aumentando, ya que las grandes constructoras están adaptando sus plantillas a las posibilidades del mercado y lo van a seguir haciendo hasta que la inversión alcance para los que vayan quedando.
Una pequeña parte de los casi 5.000 ingenieros de caminos que trabajan en Madrid en constructoras y consultoras se irá a trabajar al exterior. Al resto le salva que el Ministerio de Fomento, al reprogramar las obras, ha laminado la producción y queda algo de cartera de carreteras por hacer en España, pero si la Administración no invierte pronto en proyectos y obras el problema se agravará. La demarcación de Madrid, de forma coordinada con el colegio nacional, debe intensificar la búsqueda en las fuentes de empleo tradicional del mercado local y exterior, analizar nuevas líneas de actividad profesional derivadas de las nuevas tecnologías, de los organismos internacionales o de la cooperación internacional y ayudar a desarrollar el autoempleo.
Hay que reivindicar y presionar para que los puestos técnicos de la Administración se definan de manera objetiva y que estos sean asignados de acuerdo con criterios de independencia, publicidad y competencia profesional.
Los ingenieros funcionarios deben recuperar un papel preponderante para mejorar nuestro país
A lo largo de los últimos años, se ha producido una disminución del capital humano de la Administración pública, se ha apartado a los ingenieros de la toma de decisiones, cada vez más motivadas por razones políticas que por razones técnicas. No lo podemos consentir, tenemos que luchar por que los ingenieros funcionarios recuperen un papel preponderante, que es además necesario para mejorar nuestro país y nuestra sociedad.
No debemos olvidarnos de los jubilados, que disponen de conocimiento, experiencia y tiempo libre. Deben estar activos e informados. Tenemos que potenciar sus capacidades formativas y ponerlas a disposición de los compañeros más jóvenes.
El problema del reconocimiento del título de ingeniero de caminos a nivel de máster se está empezando a desbloquear, después de un absurdo vía crucis y gracias a la presión del colegio y de todo el sector en su conjunto.
Se ha publicado en estos días el proyecto de real decreto que resolverá, esperemos, el problema de la reestructuración de los paquetes formativos que, desde mi punto de vista, tan a la ligera se fijaron en el Real Decreto 1027/2011. A veces, nosotros mismos nos ponemos chinitas en el camino.
La Ley de Servicios y Colegios Profesionales, tan importante para nosotros, se encuentra en el Consejo de Estado. Lucharemos y presionaremos, tratando de unir fuerzas con el colegio nacional, por que la reserva de actividad, establecida por razones de seguridad, se vincule en la ley al visado obligatorio. Nos oponemos a la absurda diferencia de trato, en cuanto a la garantía de seguridad, entre los proyectos y direcciones de obra de la edificación y de los de la obra civil regulada en el Real Decreto 1000/2010.
Todos estos problemas y otros a los que los ingenieros de caminos tienen que enfrentarse hoy, hacen que participar en estas elecciones sea particularmente importante. Por eso hemos reunido un equipo capaz de aportar soluciones, que reúne juventud y experiencia, demostrada capacidad de gestión y la firme voluntad de luchar para recuperar nuestra profesión.
Julio Senador-Gómez es ingeniero de caminos, canales y puertos y candidato a decano por la Demarcación de Madrid.