Detroit presenta plan para salir de la bancarrota con recortes a los pensionistas
La ciudad de Detroit presentó hoy su plan de reestructuración de la deuda de 18.000 millones de dólares, que le llevó a declararse en bancarrota el pasado año pasado, y que incluye recortes a los pensionistas y acreedores.
“Todavía queda mucho trabajo por delante para continuar la recuperación tras una espiral en descenso de décadas. Debemos movernos rápidamente para salir de la bancarrota de modo que la tensión financiera que daña la ciudad termine”, afirmó Kevyn Orr, el interventor municipal en un comunicado tras presentar el plan.
El proyecto, que aún debe ser aprobado por el juez Steven Rhodes y negociado con los sindicatos, plantea reintegrar el 100% de lo debido a acreedores asegurados mientras que a los no asegurados recibirían un 20%.
Para los pensionistas generales de la ciudad se ofrece un recorte del 34 % en los cheques por retiro, mientras que será de un 10 % para los jubilados del departamento de policía y bomberos.
La ciudad cuenta en total con cerca de 24.000 jubilados municipales.
Asimismo, Orr señaló que se prevé invertir 1.500 millones de dólares para mejorar los servicios públicos, aumentar la seguridad y demoler edificios abandonados.
El documento presentado ante el tribunal de bancarrotas de EE.UU. insta a una “significativa modificación” en los contratos sindicales y las normas labores, y apunta a que considerará subcontratar determinados servicios.
Se estima que Detroit cuenta con más de 246 millones de dólares en impuestos y tasas no recaudados.
Poco después de conocerse el proyecto, los líderes sindicales mostraron su oposición frontal por ser “injusto e inaceptable”.
“El plan propuesto es un golpe en el estómago de los trabajadores y jubilados de Detroit. Esencialmente, elimina los beneficios sanitarios para jubilados y recorta drásticamente las pensiones pactadas”, afirmó Al Garrett, presidente de Michigan Council 25, el mayor sindicato de la trabajadores municipales.
Por su parte, el gobernador del estado de Michigan, el republicano Rick Snyder, calificó el proyecto como un “sensato e integral esquema para dirigir a la ciudad de vuelta a un terreno financiero sólido”, aunque reconoció “decisiones y retos difíciles para todas las partes a medida que avanza el proyecto”.
La capital del motor estadounidense lleva en caída libre desde los años 90, tras nefastas gestiones de alcaldes, a lo que se sumó la crisis financiera de 2008, y terminó por acabar en suspensión de pagos.
La ciudad ha perdido un 60 por ciento de su población desde los años cincuenta y ahora tiene unos 700.000 habitantes. Tan sólo entre 2000 y 2010 experimentó la salida de una cuarta parte de sus habitantes, lo que dejó zonas convertidas en barrios fantasmas.