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Una vez que la reestructuración de las cajas de ahorros está en su fase final

Guindos quiere ahora que las cooperativas inicien su reforma

PABLO MONGE

Una vez que el sector de las cajas de ahorros ha concluido casi su reestructuración, el Gobierno pretende iniciar en los próximos meses la reforma de las cooperativas de crédito. Esta reestructuración, reclamada también por Europa, supondrá modificaciones en su régimen jurídico y la concentración de un sector muy atomizado para crear uno o dos grandes grupos, explican fuentes financieras.

El Gobierno quiere aprovechar que el grueso de la reestructuración de la banca está prácticamente concluido, o por lo menos la parte más delicada, para iniciar la reforma de las cooperativas de crédito, el sector más pequeño del sistema financiero español.

Economía ha decidido dejar para el final la reforma de las cooperativas por dos razones, explican varias fuentes financieras. Una por su escaso tamaño, ya que representan solo el 5% del total del sistema bancario; y la segunda porque desde que se inició la crisis económica y de las cajas hace un lustro ninguna caja rural o cooperativa de crédito ha necesitado ser rescatada con ayudas públicas, aunque sí ha hecho falta en algunos casos absorber alguna entidad por otra de mayor tamaño y más sana para evitar su quiebra.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció el pasado 13 de enero en el Congreso de los Diputados el inicio de la transformación de este sector financiero. “Como último eslabón de la reforma de las entidades, les anunció que el Gobierno realizará en los próximos meses una actualización del régimen jurídico de las cooperativas de crédito, que suponen aproximadamente algo menos del 5% del total del sistema bancario español”, dijo textualmente.

Su proyecto, además, fue refrendado días después por la Comisión Europea (CE) y por el Banco Central Europeo (BCE) en su quinto y último informe del pasado 13 de enero. En él se recomendaba “la revisión del marco jurídico que regula las cooperativas de crédito, las cuales, aunque tienen una participación relativamente pequeña en la intermediación financiera, juegan un papel importante en las zonas rurales. Dado que su régimen legal no ha sido revisado desde hace tiempo, a la luz de la reciente experiencia financiera, podría estar justificada una revisión de su reglamentación”.

Varias fuentes financieras consultadas aseguran que una de las principales reclamaciones que realizará Guindos al sector será la de su concentración, ya que el sector está muy atomizado, y la creación de un banco para facilitar la colocación de sus emisiones en el mercado para obtener financiación.

En España este sector está muy atomizado y la gran parte de estas entidades son muy pequeñas, con presencia únicamente en su pueblo de origen. Existen actualmente 63 cooperativas de crédito, de las que 59 son cajas rurales –descontada Mota del Cuervo que ha sido vendida a Globalcaja–, y 4 cooperativas conocidas como urbanas, que son Caja Laboral Kutxa, Caja Ingenieros, Caja Arquitectos y Novanca.

La principal cooperativa de crédito española es Cajamar Caja Rural. Esta entidad es la cabecera del Grupo Cooperativo Cajamar, y la principal accionista de Banco de Crédito Social Cooperativo (BCSC). Este banco fue constituido el pasado 28 de enero por 32 cajas rurales, de las que sobresale Cajamar que controla el 84% del capital de BCSC.

Cajamar es favorable a la creación de un solo grupo rural. Pero existen otras posturas dentro del sector, como la defendida por la Asociación Española de Cajas Rurales, partidaria de mantener la operativa de cada entidad en su respectivo ámbito actuación, pero sin acometer procesos de integración que impliquen la consolidación de su negocio y resultados.

Como Banco Popular o Banco Sabadell

Las cooperativas de crédito españolas, en su gran mayoría cajas rurales, se han convertido en la gran alternativa a los bancos tras la casi desaparición de las cajas de ahorros. Estas entidades conservan su esencia local, ya que el 60% de sus 4.832 oficinas, según datos de cierre de 2012, se encuentran ubicadas en poblaciones con menos de 25.000 habitantes. Pese a ello, su pequeño tamaño hace difícil su subsistencia sin un importante proceso de concentración. Su dimensión, de hecho, es ligeramente inferior al de Banco Popular o Banco Sabadell, de ahí, que si se fusionan todas las cooperativas crearían una entidad que podría estar entre los seis primeros bancos españoles. Las cooperativas de crédito no han necesitado ningún tipo de ayudas desde que estalló la crisis en 2008. Desde este año, precisamente, el número de socios se ha incrementado en más de 500.000, al sumar más de 2,5 millones. Un informe del Parlamento Europeo, fechado en junio del pasado año, no solo defendía el papel de las cooperativas europeas en general y de las bancarias en particular, sino que reclamaba a la Comisión incentivos para reforzar sus servicios. Pese a ello, entendía que las cooperativos no son “inmunes al fracaso”, razón por la que pedía un marco regulatorio para reforzar sus servicios mediante la creación de una unidad encargada de las cooperativas y otras organizaciones de la economía social, como las mutuas, las fundaciones y las asociaciones con actividades económicas y financieras. Pedía, además, que los Estados miembros de la CE revisasen su legislación en materia de cooperativas en general y de las bancarias, algo que, según Luis de Guindos, se iniciará este año en España.

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