Aquí hay dinero
Invertir con principios no es nuevo. Su origen puede remontarse a la crisis de 1929, impulsada por los cuáqueros; se reforzó con el movimiento contra la guerra de Vietnam y el apartheid sudafricano, pero el espaldarazo final lo dio Kofi Annan con la declaración del Pacto Mundial de Naciones Unidas de 2006. Allí se sentaron las bases de los diez principios de inversión socialmente responsable (ISR).
“Lejos de ser algo de jipis o religiosos, es un valor en alza. Es una filosofía de inversión que toma en consideración los aspectos ambientales, sociales, de buen gobierno y éticos a lo largo del proceso de inversión”, asegura Jaime Silos, director de desarrollo corporativo de Forética. “Tras la caída de grandes casas americanas durante la crisis, los inversores se lo han tomado en serio y miran estos criterios”, puntualiza Francisco Álvarez, fundador de la empresa de asesoramiento financiero Ética Patrimonios.
Mundialmente, los activos bajo gestión de los firmantes del ISR equivalen a 13 billones de dólares, es decir, la capitalización de Standard & Poors o 13 veces el mercado continuo, señalan en Forética. Con datos de Eurosif, en Europa suponen tres billones de euros y en España representan 57.000 millones de euros, de acuerdo con las estimaciones de Spainsif en octubre pasado.
“¿Pero qué hay detrás de la inversión socialmente responsable?”, se pregunta Álvarez. Porque hay fondos que siguen criterios de exclusión, es decir, no invierten en compañías de armamento, tabaco, alcohol, pornografía, que utilicen mano de obra infantil o que no respeten a los accionistas minoritarios. “¿Quién controla que un fondo inscrito en la CNMV cumple con lo establecido en su folleto, quién audita que los conserva al cabo de un tiempo?”, sigue cuestionándose.
Más allá va Alberto Moreno de Tejada, profesor del máster en banca responsable del Instituto de Estudios Bursátiles: “¿Cómo se verifica que un fondo cumple con los principios de responsabilidad social empresarial? ¿Con el medioambiente, los trabajadores y el buen gobierno? ¿Es marketing o es real? ¿Quién los audita?”. Este docente insiste en que “los fondos que no sean rentables están condenados a morir”. Para él, la inversión SR busca “rentabilidad y compromiso a largo plazo de los gestores, los inversores y la sociedad”.
Que esto importa está claro. Obviarlos puede provocar un quebranto. Así, en los días posteriores a la matanza en el colegio Newton de Connecticut se desencadenaron salidas masivas de la compañía Smith & Wesson Hlg Group, principal productor de escopetas y rifles americanos. Como consecuencia de la presión de sus partícipes, fondos como Cerberus comenzaron a liquidar posiciones, provocando un descenso de un 32% desde su precio máximo.
El fondo de pensiones noruego tomó en 2008 la decisión de desinvertir 850 millones en Río Tinto, el 1% del capital cotizado de la compañía, porque su explotación en la mina de Grasberg en Indonesia no cumplía los criterios ambientales y de derechos humanos.
“El mercado institucional domina la ISR por el empuje de los planes de pensiones de empleo, donde la interlocución del partícipe es más activa, al igual que los fondos soberanos y la conciencia de los minoristas. Los fondos que invierten con estos criterios generan alfa, es decir, rentabilidad por encima del nivel de riesgo que asumen”, recalca Silos.
“Hay dos ventajas cuando un fondo soberano invierte en tu compañía. Son actores muy reconocidos que generan interés y preguntas de otros fondos. No dejan ninguna variable sin analizar, desde los recursos humanos hasta la formación. La segunda ventaja es que es una inversión a largo plazo”, asegura María Victoria Zingoni, directora corporativa financiera de Repsol. "Entienden que el valor se crea en el largo plazo. Disponen siempre de liquidez y te permiten acceder a nuevos mercados”, añade José Manuel Aisa, director de desarrollo corporativo de Abertis.
Una buena trayectoria en esta materia está correlacionada con un menor coste de capital. Esto supone mejores condiciones financieras para las empresas y que el precio por acción se incremente a igualdad de beneficios. El 89% de los estudios muestran que las compañías que mejor lo hacen en sostenibilidad tienen mejores métricas financieras y bursátiles (PER, flujos de caja) que sus competidores, revela un informe elaborado en junio de 2012 por Deutsche Bank.
Las compañías más sostenibles se comportaron mejor en el parqué tanto en momentos de pánico bursátil (2008-2010) como de rally alcista (2012-2013) frente a la evolución del índice de MSCI en el mismo periodo, según análisis de Forética.
“A corto, medio y largo plazo, los fondos de inversión socialmente responsable ofrecen rentabilidades mejores que la media de su categoría”, insiste Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de la escuela de negocios de Esade.
“La crisis muestra que una gran parte de la ciudadanía está tomando conciencia del desastre generado por las inversiones salvajemente especulativas y siente la necesidad de cambiar el chip hacia inversiones socialmente responsables, que generen servicios para la sociedad y no solo dinero. Así lo refleja el crecimiento en estos últimos años de entidades financieras éticas como Triodos Bank y el nacimiento de las cooperativas financieras como Fiare o COOP57”, concluye Álvarez.
Queda aún mucho camino por recorrer porque el segmento minorista solo representa en España el 3% del total, lo que posiciona a nuestro país a la cola de Europa, según el último informe elaborado por Spainsif.
Gama de índices
DOMINI 400 SOCIAL INDEX. Se le considera como la réplica del S&P 500 (agrupa a las mayores empresas del mundo) para los fondos ISR. Creado en 1990, cuenta con 400 empresas. Excluye a aquellas que estén relacionadas con el tabaco, alcohol, juegos de azar, energía nuclear, contratos militares o fabricación de productos dañinos para el medio ambiente.
DOW JONES SUSTAINABILITY GROUP INDEX. Es una familia de índices creados en 1999. Los principios aplicados son innovación, gobernabilidad, rentabilidad de los accionistas minoritarios y comportamiento con empleados, proveedores y clientes.
CALBERT SOCIAL INDEX. Creado en el año 2000. Formado por 468 empresas de EE UU, tiene en cuenta criterios de respeto del medio ambiente, tratamiento igualitario en el empleo, obras sociales y respeto de las poblaciones indígenas.
FTSE4Good. Creado en 2001 en colaboración con Ethical Investment Research Service. Basado en los criterios comunes preconizados por la ISR por la ONU, OCDE y Unicef. Le da mucha importancia a las relaciones que las empresas tienen con los empleados, los clientes y los accionistas minoritarios. Desde el 2008 se publica en España el FTSE4GoodIbex como indicador de ISR de las empresas que forman parte del IBEX35.
ARESE Sustainable Performance Indices. Creado en 2001 por Vigeo para el mercado francés. Se basa en análisis sociales y medioambientales.
TAIDA ENVIRONMENTAL INDEX compuesto por 40 empresas de 10 sectores distintos que respetan el medio ambiente en China.
Ética para todos los gustos
El que unos fondos lleven el apellido ético no significa que los demás no se gestionen aplicando principios morales. Lo importante es que en el folleto se describan los criterios sobre los cuales se va a realizar la gestión y que se respeten. Hay 13 registrados en la CNMV.
Cada inversor tiene su propio concepto de la ética, de la ecología y de la responsabilidad social, por lo que se entiende que cada institución de inversión colectiva que utilice la denominación ética, ecológica o de responsabilidad social puede tener su propio ideario, que será diferente al del resto de las IIC.
Por último cabe aclarar que los fondos socialmente responsables no son fondos solidarios. Los solidarios son aquellos que destinan una parte de sus beneficios a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales.