El gigante estadounidense 3M apuesta por investigar en España
“Creo que hay apetito de inversión en el país”, opina el director general La firma facturó el último año 264,6 millones de euros en la península Ibérica
Cuentan en las oficinas de 3M que cada 20 segundos entramos en contacto con algún producto en cuyo historial de trazabilidad aparezca la compañía estadounidense. Suministran componentes para grandes firmas industriales de la talla de Samsung o Bosch, aunque también desarrollan artículos en sus factorías. La compañía tiene más de 60.000 productos en cartera, y subiendo. Desde pegamentos y abrasivos a sistemas electrónicos y material médico, pasando por señales de tráfico, cables superconductores o energías alternativas. Un nivel de diversificación semejante solo se consigue a través de una fuerte política de investigación. Ese es uno de los pilares declarados de la compañía, que cuenta con más de 2.200 patentes registradas y que dedica el 5,6% de sus ventas (unos 30.000 millones de dólares en el último año) a la innovación.
España pasará la semana que viene a engrosar la red de centros de investigación con que cuenta en la firma en todo el mundo (tiene instalaciones de este tipo en países como Reino Unido o Alemania). La nueva planta, que ha requerido una inversión de más de seis millones de euros, contará con 12 laboratorios repartidos en unos 3.000 m2 y un personal inicial de 40 técnicos. "Hicimos esta apuesta precisamente porque sabemos el potencial que tiene España, tanto a nivel tecnológico como económico", apunta Jorge López, consejero delegado y director general de 3M para España y Portugal. "Es nuestra forma de posicionarnos en el mercado. La crisis que atravesamos ahora no es algo que durará toda la vida. Acabará pasando, y para cuando vuelva el crecimiento queremos estar en una posición más sólida", señala el ejecutivo, que atesora una experiencia de 32 años en la firma.
La actividad investigadora de la nueva planta deberá contribuir a alcanzar los objetivos operativos de la compañía en España, que son duplicar su facturación en el país. El centro de innovación pretende además cumplir otra función, más allá de la pura investigación: hacer de puente entre la compañía y sus clientes. Algunos de los espacios con los que cuenta el edificio, situado junto a sus oficinas de Madrid, están diseñados para que los clientes planteen en distintos escenarios reales y reproducidos con todo detalle (desde una sala de operaciones a un taller de pintado de coches) qué inconvenientes deben afrontar en su día a día. "Nosotros nos dedicamos a resolver los problemas más complicados de nuestros clientes. Trabajamos para que sean más competitivos, y usamos la tecnología para lograrlo", explica López.
La visibilidad que aportará el nuevo centro de investigación tiene como objetivo ganar terreno entre las pymes, uno de los debes de la compñía. "El mercado de grandes clientes lo cubrimos bien, porque es el modelo de negocio en el que siempre hemos trabajado. Pero tenemos que mejorar nuestra presencia entre las pequeñas y medianas empresas, que en España son una parte importantísima de la economía", reconoce el directivo.
Del ‘post-it’ a la NASA y al líquido que no moja
Minnesota Mining and Manufacturing Company (3M) nació en 1902 como una compañía minera. Pero el repentino éxito cosechado con los abrasivos desarrollados para esa industria le hicieron cambiar rápidamente de negocio. En los años veinte desarrolló un papel de lija impermeable, que con el tiempo se insertaría en una esponja, dando lugar así a una de sus marcas más conocidas en Europa: Sotch Brite.
Ahí arrancó la que hasta el momento ha sido una fructífera carrera de descubrimientos tecnológicos. "Nuestra filosofía consiste en desarrollar tecnologías novedosas y luego encontrarle una aplicación de mercado, y no al revés", apuntan desde la compañía.
Buen ejemplo de ello es el famoso post-it, creado por error en los años ochenta. Los científicos de 3M trabajaban en un superpegamento, y una de las soluciones que se desecharon (por tener muy bajo poder de sujeción) se decidió aplicar a pequeñas cuartillas de papel. La idea, tan rompedora como simple, fue un éxito.
En los años noventa la compañía decidió diversificarse todavía más, entrando en los sectores farmacéutico y electrónico.Entre sus más de dos millares de patentes se cuenta, por ejemplo, un líquido que no moja. Se trata, en realidad, de un gas almacenado en estado líquido que se utiliza, entre otras cosas, para refrigerar material electrónico, para limpiar pinturas y libros con siglos de antigüedad o para cargar extintores en entornos en los que abundan dispositivos o circuitos electrónicos.
Los empleados de 3M tienen a orgullo que la famosa huella que dejó Neil Armstrong en la luna fue imprimida por una bota realizada con materiales de la compañía para la NASA.
López se muestra convencido de que es el momento de crecer en España. "Creo que hay un apetito importante de inversión en el país", apunta. "Cuando tenía que explicar hace tres años el negocio que tenemos aquí hablaba de si podríamos sobrevivir o no. Pero todo ha cambiado. Hace dos años planteamos la creación de este nuevo centro. Creemos que no podemos permanecer eternamente en crisis".
El interés de las compañías extranjeras en España no se explota como debiera, opina López. "Creo que la Administración debería poner más facilidades para atraer inversión. Está claro que la situación que maneja el Gobierno, con fuerte restricciones presupuestarias, no es el idóneo, pero creo que deberían darse más incentivos", sentencia.
España centraliza la producción para toda Europa de Scotch Brite (una de sus marcas dedicadas a estropajos y otros artículos de limpieza), esparadrapos y parches para ojos. La firma, que facturó el año pasado 264,6 millones de euros en la península Ibérica (contando Portugal), tiene en Madrid su sede central y una fábrica, dando empleo a más de 700 personas. Está presente en sectores tan variados como la industria, la salud, el gran consumo, la seguridad personal en el trabajo, la seguridad vial, las telecomunicaciones y la electrónica.