Arte y antigüedades para todos los gustos
La última edición atrajo a más de 25.000 visitantes y se vendieron 3.200 piezas Un estudio revela que la afición por coleccionar arte está viviendo un despertar
En España hay poca tradición de coleccionismo. “A partir de los siglos XVI y XVII existieron importantes coleccionistas cuya apreciación del arte que se estaba produciendo, tanto nacional como internacionalmente, atrajo piezas procedentes de toda Europa”, se lee en el estudio El coleccionismo de arte en España. Una aproximación desde su historia y su contexto, realizado por la Fundación Arte y Mecenazgo, que impulsa La Caixa. “Nobleza y corona rivalizaron en ese terreno”, prosigue, “en un contexto de indudable florecimiento cultural en los círculos de la corte”. Pero la tendencia no tardaría en revertir. “A lo largo de todo el siglo XIX, la posición oficial hacia lo artístico en general (...) acusó la actitud displicente de las nuevas élites españolas”, concluye el trabajo. El coleccionismo dejó de interesar.
Feriarte, que arranca hoy y acaba el día 24, se presenta como el evento de referencia para los coleccionistas contemporáneos, que los hay. Pese a que no se puede comparar con lo que sucedía en tiempos mejores, el coleccionismo español goza de una salud razonable. “Es innegable que atravesamos un mal momento económico”, reconoció esta semana Luis Eduardo Cortés, presidente del comité ejecutivo de Ifema, en un desayuno con periodistas para presentar Feriarte, que contará con 90 expositores que agrupan alrededor de 18.000 piezas. “Las antigüedades son un artículo de lujo, por lo que en principio los coleccionistas deberían estar más desahogados que la gente que peor lo está pasando”, explica Cortés. “En cualquier caso, pensamos que este año se está alcanzando el nivel más bajo desde que se inició la crisis. Ver cómo compran los asistentes a la feria va a darnos pistas interesantes sobre hasta qué punto estamos saliendo del agujero”, opina.
Porque el evento cumple su función: vender. La edición del año pasado recibió más de 25.000 visitantes y se saldó con 3.201 transacciones. “Eso demuestra la valentía de los profesionales y el valor del patrimonio de las antigüedades y obras de arte aquí exhibidas”, añadió Cortés. Desde Ifema desconocen qué cuantía alcanzaron las ventas (la recaudación es asunto de cada galerista o anticuario: el recinto ferial no recaba datos sobre cuánto facturan). Resulta difícil hacer incluso una estimación, ya que el precio de las piezas puede variar muy sustancialmente: hay muchas por menos de 300 euros, pero también pueden llegar a los seis dígitos.
“Conviene tener en cuenta que Madrid no es Londres, Nueva York ni París. Nuestra masa crítica es muy diferente a la de otras capitales”, indicó Cortés. “La mayoría de nuevos ricos del mundo se instalan ahora en la capital británica: allí se renuevan constantemente los pisos de lujo”, que es a fin de cuentas donde acaban alojándose las antigüedades y obras de arte.
¿El despertar del coleccionismo?
Vino, coches y diseño moderno
La oferta de la feria se complementa en esta edición con algunas novedades. Así, se incorpora, con la colaboración del Salón de Gourmets, una nueva sección expositiva, Art & Wine, para que los amantes del buen vino disfruten de un completo programa de catas diarias ofrecidas por algunas de las bodegas más prestigiosas de España. Entre ellas estarán Muga, Marqués de Murrieta, Cune, Domecq o Paternina.
Se trata, según cuentan los organizadores de la feria, de una manera de dar respuesta a una demanda especializada que encuentra en el mundo de los vinos premium un interés coleccionista paralelo a las artes plásticas y decorativas.
Por otra parte, también habrá una exposición de coches y motos antiguos muy interesante para los coleccionistas de vehículos. Se contará seguro con un Pegaso Z-102 Berlinetta Enasa, de 1951; una moto Humber con sidecar de dos plazas, de 1915; un Bugatti T57 Atalante, de 1936; un Jaguar XK120 Coupé, de 1953, y un Bebe Peugeot, de 1913, restaurado en los años cincuenta y diseñado por el mismo Ettore Bugatti.
Asimismo, el nuevo espacio D21 contará con una selección de objetos Art Design (piezas de diseño manufacturadas de serie limitada o únicas) comisariada por la galerista de diseño italiana Rossana Orlandi. El toque vanguardista que la feria necesitaba.
El mencionado estudio auspiciado por La Caixa concluye que hay una relación entre el coleccionismo pasado y el presente, así como entre el privado y el público. El siglo XIX marca un punto de inflexión. “Con Fernando VII, la relación de la corte con el coleccionismo de arte se modifica sustancialmente. Pese a la fundación del Museo del Prado en 1819, se produce un quiebro del mecenazgo regio hacia el arte y se agudiza una tendencia de escasa sensibilidad personal por el patrimonio artístico heredado”, reza el trabajo que firma María Dolores Jiménez-Blanco.
Pero incluso en el más profundo de los pozos una sola cerilla marca la diferencia. “En las décadas finales del siglo XX se produce en España un despertar del coleccionismo, privado y especialmente público (...). Sin embargo, el coleccionismo privado sigue siendo escaso y mayormente silencioso”, atenuado por “un marco fiscal adverso”. Precisamente, la regulación “dispersa y descoordinada” de esta actividad es un gran lastre para el impulso del coleccionismo, según destaca la Fundación Arte y Mecenazgo.
Feriarte, el mayor punto de encuentro del país en la materia, está marcado en rojo en el calendario de los aficionados al arte y las antigüedades. Ahí encontrarán desde muebles y antigüedades clásicas hasta relojes, porcelanas, tapices, joyas, instrumentos científicos o armas de todas las épocas y estilos. El lugar indicado para encontrar la pieza que falta para completar una colección o para dar con un regalo bien original.