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Se sienten discriminados frente a la banca

Los fondos buscan suavizar las exigencias para pujar por Novagalicia

Javier Marín y Ángel Cano dudan de que un fondo de inversión garantice el futuro de NCG

La semana pasada fue intensa en cuanto a la presentación de resultados de la gran banca, aunque todavía queda Bankia, que presenta hoy sus resultados, y Popular, que lo hace el jueves. Todos los grupos comunicaron crecimientos espectaculares de sus ganancias. Parece que la crisis ha finalizado para estas entidades financieras. Pero nada más lejos de la realidad, o por lo menos en lo que respecta al mercado español.

El negocio bancario sigue su tendencia descendente. Los márgenes no despegan, el crédito mantiene su caída, en algunos casos libre, mientras que la morosidad no para de subir –la mora de Santander en España es del 9% si se incluye la actividad inmobiliaria y la de BBVA es del 10%–. Solo la venta de activos, con la consiguiente generación de plusvalías, y las menores provisiones son los cimientos que mantienen en alto la cuenta de resultados de los bancos. Aunque parece que esta vez, poco a poco, irán mejorando su estructura.

Eso sí. Hasta ahora los dos grandes bancos, Santander y BBVA, habían aprovechado la fuga de clientes de las cajas intervenidas para sumar negocio. El banco que preside Emilio Botín, de hecho, llegó a captar en año y medio 32.000 millones de euros en depósitos. Todo un récord. Pero la huida de los clientes de los bancos zombis a los bancos sanos ya ha dado a su fin. Incluso una de estas entidades enfermas, Bankia, con una fuerte salida de ahorros durante la primera parte del pasado ejercicio no solo ha logrado parar la sangría, sino que ha comenzado a recuperar cuota de mercado.

Santander, pese a haber ganado durante la crisis de las cajas 2,2 puntos de cuota de mercado, en el último trimestre ya ha comenzado a sentir la normalización y fin de la crisis del sector. Su volumen de depósitos en el mercado doméstico descendió un 0,2%.

No ocurre lo mismo en BBVA, o por lo menos durante los últimos meses. El grupo que preside Francisco González lleva ganando cuota de mercado en depósitos desde 2011 y, según afirma, ha logrado mejorar aún más el ritmo de captación en los últimos meses.

Puede que los bancos sanos en general y Santander, BBVA y La Caixa en particular hayan logrado absorber gran parte del néctar de las entidades zombis, pero el cliente parece cada vez más infiel a su banco (lógico si se tiene en cuenta lo sucedido con las preferentes, entre otros productos). Por ello, no pueden despistarse ni un minuto. Y puede que también por ello y por las ayudas que conllevan, busquen sumar a sus balances los clientes y negocio de Novagalicia y Catalunya Banc, las dos firmas en subasta.

Varios fondos especulativos, conocidos como buitres, entre los que destaca el estadounidense Guggenheim, buscan también un hueco en el mundo bancario español. Y han elegido para ello Novagalicia, aunque ya hay un precedente, Apollo, que acaba de adquirir Evo Banco, hasta ahora filial de la firma gallega en subasta. Su aparición es tan nueva para el sector financiero español que no dejan de provocar recelos pese a que aún no han comenzado a competir como bancos en el país.

Si apuestan por el negocio financiero español en uno de sus peores momentos será porque entienden que tiene recorrido y rentabilidad a medio plazo, asegura un conocido experto. “Su apuesta seguro que no es filantrópica”, sentencia un directivo.

Para evitar que estas firmas especulativas solo busquen hacer un negocio rápido para recoger las posibles ganancias y marcharse del país, como especula el mercado, el Banco de España les ha impuesto unas duras exigencias para participar en la puja de NCG. Entre ellas figura la de tener que inyectar en la firma gallega unos 800 millones de euros. Esta recapitalización se suma a la renuncia voluntaria a pedir ayudas públicas para su compra.

Los fondos se sienten discriminados frente a los bancos españoles que analizan presentar una oferta por Novagalicia. Y es que la banca no está sometida a estas exigencias. E incluso, consideran que la operación de compra no será rentable si no cuenta con el apoyo de un esquema de protección de ayuda (EPA) o créditos fiscales desgravables en los próximos ejercicios. Las firmas internacionales han decidido no quedarse de brazos cruzados y han comenzado a buscar una solución que suavice la ristra de imposiciones del Banco de España. Y puede que en parte lo consigan.

Mientras, las muestras de rechazo hacia este nuevo competidor financiero no se han hecho esperar. El consejero delegado de Santander, Javier Marín, como su homólogo de BBVA, Ángel Cano, han manifestado su contrariedad a que los fondos de inversión puedan entrar en liza en la competición por quedarse con NCG.

Marín justificó su rechazo al considerar que si Novagalicia entra en problemas, el comprador debe estar dispuesto a ayudarle y “no es lo mismo el apoyo que pueda dar un banco, que el dinero de un fondo que llega de fuera”. Cano añade que, tras el deterioro sufrido en los últimos años por NCG, la entidad necesita un proyecto a largo plazo y duda de que un fondo pueda garantizarlo.

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