Circa compra joyones en la ‘milla de oro’ madrileña
La compañia cuenta con 14 oficinas en todo el mundo, dos en España El año pasado en Barcelona se compraron 6.000 quilates de diamantes
Un vinilo en las ventanas advierte que en el primer piso de un elegante edificio de la calle Ortega y Gasset de Madrid se encuentran las oficinas de Circa, empresa que se dedica a la compra de joyas, diamantes y relojes. El interior es todo discreción, limpieza y luminosidad. Allí trabaja desde comienzos de año Marta Eizaguirre, nacida en San Sebastián hace 53 años, en un espacio dominado por el blanco y negro, con una nota de color de la orquídea rosa que tiene sobre su mesa de trabajo y los destellos de vivas tonalidades de las fotografías de joyas que adornan las paredes de su despacho.
Considera su trabajo muy delicado porque se encarga de valorar las piezas de los clientes y ofrecerles el mejor precio posible. “Nosotros solo compramos joyas importantes, relojes y diamantes a particulares que luego enviamos a Estados Unidos para que se vendan allí”, afirma Eizaguirre, quien asegura que de tres piezas que se venden en este país dos son de segunda mano. En España este tipo de adquisiciones son una minoría. Sin embargo, lo que ha crecido es el número de personas que, con la crisis económica, ha cambiado de mentalidad y prioriza las cosas que verdaderamente importan. “Buscamos rentabilizar nuestro patrimonio y cuestionamos qué merece la pena guardar, porque muchas veces hay que pagar seguros, y hay gente que se está desprendiendo, sobre todo mujeres de más de 40 años, de joyas que ya no disfruta”, explica. En otros casos son los sentimientos, un divorcio o un conflicto, los que llevan a tomar la decisión de vender una pieza.
La discreción es prioridad en esta casa. Al cliente se le recibe en unas salas, a las que solo tiene acceso el personal de Circa. Ni que decir tiene que toda la oficina está repleta de cámaras de seguridad. En la mesa de Eizaguirre hay una pantalla desde la que controla todo lo que está sucediendo dentro. Porque las transacciones se hacen en el instante: una vez que el tasador ha evaluado la joya, el cliente recibe un cheque por el importe acordado. “Todos nuestros tasadores son gemólogos o expertos en diamantes”.
En cuanto a los precios que se manejan es discreta, pero afirma que se ha llegado a pagar más de un millón de dólares. La aceptación de Circa en España asegura que ha sido buena. La firma estadounidense, fundada en 2001, apuesta estratégicamente por España, donde tiene dos oficinas abiertas (Madrid y Barcelona). En Europa cuenta con otra sede en Ginebra (Suiza). “Hemos venido a cubrir un nicho de mercado entre las salas de subasta y las tiendas de oro”.
El objetivo de Marta Eizaguirre no es otro que la experiencia de la compra sea agradable, como corresponde a una marca de lujo, que se diferencia en el trato personalizado. “De esta manera se fideliza al cliente”, incide. Esta ejecutiva estudió Empresariales, pero más tarde completó su formación cursando Gemología especializada en diamantes. Cuenta con una experiencia de más de 25 años en el sector del lujo y de la joyería, en firmas como Bulgari, Hermès o la joyería Suárez. Como el resto de los directores y tasadores de Circa, con 14 oficinas repartidas por todo el mundo, ha completado su formación en la central de la compañía, en Nueva York.
La multinacional espera alcanzar a nivel global en 2015 los 200.000 quilates de diamante comprados, lo que permitirá devolver al mercado una serie de gemas que paliará la extracción desmesurada de diamantes, que tan nocivos efectos tiene tanto social como medioambientalmente. Solo en la oficina de Barcelona el año pasado, la primera que se abrió en 2012 fuera de Estados Unidos, se compraron alrededor de 6.000 quilates de diamantes. De su experiencia laboral en firmas de lujo destaca todo lo que ha aprendido, especialmente el valor de las cosas bien hechas. “Tenemos que ser muy rigurosos con nuestros estándares de calidad porque el cliente es muy exigente”, señala.
Las mujeres ven mejor los colores
Para trabajar solo necesita tener un ambiente de confianza y de colaboración. Porque “sin el equipo no soy nadie, entre todos estamos sacando adelante este proyecto”. A Marta Eizaguirre le gusta delegar, escuchar las opiniones de los demás. La decoración de su despacho es la misma que la de otros directores de la firma de cualquier otra ciudad del mundo. Se trata de un interiorismo donde priman los tonos blancos y negros, colores que le gusta romper con las flores que siempre adornan su mesa.
También acostumbra a tener velas en el despacho, que aromatizan la estancia. Y libros relacionados con la joyería, entre los que destaca la última edición que ha editado Bulgari, dedicado a la serpiente. En un lugar destacado y repleto de marcadores que indican su uso tiene la obra Understanding Jewellery. “Es nuestro misal, el libro de cabecera del sector, y obligo a nuestros empleados a que lo lean”. Precisamente destaca de ellos su apasionamiento y dedicación. “Tenemos que estar en continuo aprendizaje, controlando las subastas. Es un trabajo que forma parte de la vida personal porque ir a un museo se incluye como formación”.
Y asegura que es un trabajo en el que hay muchas más mujeres. Entre otras razones porque “nosotras vemos mejor los colores, es genético”. Le gusta caminar, hacer pilates, disfrutar de la naturaleza y, sobre todo, de la jardinería.