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Cinco motivos para querer a Tokio

Un restaurante con las mejores vistas de la ciudad y un barrio de película, entre sus mayores atractivos La arquitectura de la tienda principal de Prada se ha convertido en un imán para los turistas

Una calle de la capital japonesa.
Una calle de la capital japonesa.Thinkstock

Frente a la derrota de la candidatura de Madrid para los juegos olímpicos de 2020 el pasado sábado, es probable que muchos de los españoles que se habían ilusionado con el proyecto miren ahora con recelo a la ciudad vencedora, Tokio. Pero ni la capital japonesa merece desprecio alguno ni nadie que pueda permitírselo debería dejar de visitar la metrópoli más grande del mundo. Por ello, aquí damos cinco buenos motivos para reconciliarse con la ciudad.

Kozue

Es conocido por ser el restaurante con las mejores vistas de Tokio. Quienes han visitado sus salas, ubicadas en el piso 40 del hotel Park Hyatt, afirman que lo más recomendable es reservar una mesa junto a sus enormes ventanales, ya que en un día despejado, además de los impresionantes rascacielos de la ciudad, es posible ver la silueta del Monte Fuji. También ha colaborado mucho a su prestigio un menú de platos japoneses elaborados siempre con los más selectos ingredientes de temporada.

Hotel Península

“Diseño internacional con inspiración japonesa”. Así definió su interiorista, Yukio Hashimoto, el estilo del que es, sin duda, uno de los mejores hoteles de Tokio. Combina el confort y la tecnología más avanzada con elementos de la cultura japonesa. Uno de sus mayores reclamos es su ubicación. Está en el corazón del prestigioso distrito financiero Marunouchi, frente al Palacio Imperial y a tres minutos andando de la zona comercial por excelencia: Ginza. Una habitación puede costar hasta 1.300 euros.

Prada en el bulevar Omotesando

Vale la pena visitar la tienda principal de Prada en Tokio, aunque solo sea para admirar el edificio construido por Herzog and DeMeuron, el prestigioso equipo de arquitectos que diseñó también el estadio con forma de nido de Pekín. Esta construcción irregular de paneles de vidrio verde con forma de diamantes es el local más llamativo del bulevar de tiendas de lujo Omotesando.

Santa María

La catedral de Santa María es la sede de la archidiósesis católico romana de Tokio, pero por su arquitectura atrae a los visitantes de cualquier religión. Este edificio revestido de acero inoxidable es el más impresionante de los muchos que el arquitecto Kenzo Tange ha legado a la capital japonesa. Desde el cielo, su estructura da forma a una inmensa cruz de vidrio.

Los bares de Golden Gai

En los años cincuenta sus calles estrechas eran un imán para el mercado negro y los peores vicios, pero luego se convirtió en el sitio preferido de los intelectuales y artistas. Muchos afirman que el director de cine Ridley Scott se inspiró en este rincón de la capital japonesa para idear las escenas de calles caóticas que aparecen en Bladerunner. Los más de 200 bares que aglutina este pequeño distrito son perfectos para los que quieren conocer la otra cara de una ciudad que destaca por su orden y su eficiente arquitectura.

Sin besos, ni cigarrillos en la vía pública

Los japoneses son conocidos por su trato educado y respetuoso. Pero aun los viajeros que tengan las mejores intenciones no serán capaces de corresponder esos modos de los locales si antes no toman nota de algunas tradiciones niponas.

El primer punto a tener en cuenta, sobre todo de quienes provengan de un país de raíces latinas, es que el contacto físico es tabú para los japoneses. No es recomendable estirar la mano para saludar a un hombre y menos aún asustar a una mujer en un intento de darle dos besos al ser presentados. Para saludar, en Japón basta con inclinar la cabeza. Al hacer compras también se hace visible esta diferencia. Los vendedores no suelen recoger los billetes y monedas de la mano.

Otros códigos urbanos son muy diferentes a los de España o la mayoría de las ciudades europeas. En las escaleras mecánicas, no es buena idea quedarse de pie en el lado derecho. En Japón ese es el lado por el que se sube de prisa.

En las calles, los lados también están invertidos. Una sorpresa para los que visitan la ciudad por primera vez es que los tokiotas conducen al estilo inglés. Otra es que por regla general está prohibido fumar en la vía pública. Para ello hay zonas especiales señalizadas y es necesario caminar hasta alguna de ellas para encender un cigarrillo.

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