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Secretos de Despacho

Estrada Design, donde arte y negocios se llevan bien

Considera que la participacióndel cliente es clave para la calidad del resultado Defiende que el diseño no es una cuestión estética sino estratégica para las compañías

Pablo Moreno

El despacho de Manuel Estrada (Madrid, 1953) es una sala luminosa y agradable con vistas a la avenida madrileña de Diego de León. Pero el lugar de trabajo de este diseñador gráfico puede ser su cama, un avión o cualquier sitio donde lleve su pequeño cuaderno de hojas blancas lisas, muchas de ellas ya repletas de anotaciones y dibujos coloridos. “Es una extensión de mí mismo”. Es, además, junto con las innumerables libretas que lo precedieron, el centro de una exposición que ha abierto sus puertas recientemente en la Quinta Avenida de Nueva York.

Acogida por el Instituto Americano de Arte Gráfico (AIGA, por sus siglas en inglés), la asociación de profesionales del diseño más importante de Estados Unidos, la muestra versa sobre el proceso creativo que desemboca en los logotipos y portadas de libros y publicaciones que salen de Estrada Design, el estudio de diseño que fundó en Madrid hace 24 años. Estrada es el primer español en exponer de manera individual en la sede central de la AIGA. Pero no se explaya al hablar de lo que significa ese logro profesional. “Que se hayan interesado en mí está muy bien”.

Su descripción del posicionamiento de las ciudades del mundo en términos de desarrollo del diseño deja claro, en cualquier caso, que estar en ese punto de Manhattan es el sueño de cualquier diseñador. “La ciudad de la gráfica por excelencia es Nueva York”, afirma. “Madrid puede estar en el puesto 20”.

Estrada, sin dejar de subrayar que en España hay una capacidad creativa y artística muy grande, tiene claro cuál es el escollo para el despegue del sector en el país. “Hay un divorcio entre la economía y el diseño. Somos como aceite y agua. Los diseñadores tienen fobia a los temas contractuales y muchos empresarios e industriales consideran la gráfica como un tema de cosmética”.

El director de Estrada Design defiende que el diseño no es una cuestión estética sino estratégica para las empresas. “¿Por qué Starbucks tiene éxito y atrae a los jóvenes cuando los cafés cuestan más? Tiene que ver con el diseño del logo, del espacio, de la atmósfera del bar y los envases. Lo mismo ocurre con Apple”.

Cree que un diseñador trabaja por encargo y no puede considerarse un artista, pero ello no le impide asegurar que su sector es el arte de la era industrial. “En una sociedad hedonista, de consumo, con necesidades básicas prácticamente cubiertas, el diseño es clave”.

Ni maquillaje ni algo sencillo de hacer bien. Dar con un buen logotipo, al que define como el resumen visual de una identidad corporativa, puede requerir más de cuatro de meses de trabajo, explica. “Es como hacer un sudoku complicadísimo”. Pero es uno que no puede resolver una persona por sí misma. Estrada afirma que aunque él dirige el proceso creativo, es imposible llegar a buen puerto sin la colaboración del cliente y de los diez diseñadores que trabajan en su estudio. Con estos últimos, admite ser un jefe difícil. “Soy un poco neurótico con la minuciosidad de los trabajos. Puedo pedir que se repita un diseño cuarenta veces hasta estar conforme”.

Asegura que no hay secretos para dar con una buena idea. “Aparecen cuando las llamas, pero hay que estar detrás de ellas mañana, tarde y noche”. La parte más grata de su trabajo, dice, es idear las portadas de libros, una tarea que le permite disfrutar de uno de sus hobbies: la lectura. “Es algo más intuitivo. Hay más lugar a la creatividad y, si he leído los libros, puedo hacer tres a la semana”. En su tiempo libre, además de leer, le gusta huir de la ciudad para disfrutar de las montañas. Pero su trabajo vuelve a colarse en este otro pasatiempo. “La belleza de la naturaleza es una fuente de inspiración fundamental”.

Pablo Moreno

Las empresas y su logotipo

Un logotipo es algo más que un pequeño símbolo. “Se trata de comprender la complejidad para luego simplificarla”, explica el diseñador Manuel Estrada. Por ello nunca se debe empezar por el diseño, añade. “Lo primero es un largo trabajo de investigación. Es necesario contar con toda la información posible sobre la identidad de la empresa y sus valores”, afirma Estrada, que ha diseñado logotipos para una gran variedad de organizaciones, entre ellas la Fundación Repsol y Metrovacesa.

En esa etapa inicial, la colaboración del empresario es crucial. “Cuanto más se esfuerce y más comprometido esté con el trabajo, mucho mejor será el resultado”. Un buen logo, según Estrada, es el que dice la mayor cantidad de cosas posibles con la menor información. “Además debe ser recordada y provocar algún tipo de adhesión. No puede hacer lo mismo que un discurso o una pintura, pero debe intentarlo”.

La exposición de Estrada, que abrió sus puertas el 17 de julio y las cerrará el 11 de octubre, muestra los bocetos que recogen desde las primeras ideas hasta el resultado final de sus trabajos. Estrada: Sailing Through Design es un recorrido por el proceso creativo del diseñador y trata de dar respuesta a las preguntas de por qué y cómo nacen las ideas, cómo se puede estimular la creatividad y qué relación hay entre las palabras y las imágenes para estimular conceptos nuevos.

El director de Estrada Design confiesa que no hay misterios detrás del origen de las ideas. “Como decía Picasso, hay un 95% de transpiración y un 5% de inspiración”.

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