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Lo probamos: un avión privado

Un vuelo muy íntimo y con salida inmediata

Se vuela sin hacer escala, lo que reduce de forma considerable el tiempo de los trayectos El control se pasa sin mostrar la documentación, sin esperas y sin quitarse el cinturón

Alfonso Simón Ruiz

Cuentan los pilotos de las aerolíneas de vuelos privados que los altos directivos que utilizan estos jets no quieren perder el tiempo. Es más, si coinciden con otros empresarios en el aeropuerto, presionan al comandante para que acelere los trámites del despegue y salga primero. Es una cuestión de prisas, pero también de estatus. Y es que este medio de transporte ofrece muchas ventajas. Las fundamentales: la privacidad y la inmediatez. Un vuelo de prueba nos muestra que efectivamente es así.

 Un día laborable puede llegar a la terminal ejecutiva de Barajas (Madrid), que acoge solo estos vuelos desde junio (anteriormente partían del aeródromo de Torrejón). Está situada antes de llegar a la T-1 del aeropuerto y consiste en un pequeño edificio, el antiguo Pabellón de Estado (donde llegaban los mandatarios internacionales). Al bajar del vehículo, un miembro de la tripulación recoge la maleta, de la que no hay que preocuparse hasta la llegada. Es también bastante habitual que el piloto reciba a los pasajeros en la propia terminal para acompañarlos hasta el avión. El control es rápido y cómodo. Sin mostrar documentación ni esperar filas, sin quitarse cinturón ni zapatos. Únicamente hay que pasar por el arco y pasar el bolso de mano (si se lleva) por el escáner.

Un coche te lleva rápidamente hasta el avión y en cuanto subes, la aeronave está lista para despegar. Solo el intenso tráfico aéreo de Barajas retrasa la partida. Pero en aeródromos pequeños es casi inmediata. Una de las ventajas es la privacidad en el avión. Se puede trabajar sin molestias, tener reuniones o incluso disfrutar del vuelo en cabina junto a la tripulación. Habitualmente, para hacer más agradable el viaje se contrata un catering a medida.

Otra de las cualidades es la de volar al destino elegido sin escalas, lo que reduce el tiempo de los trayectos. A la llegada, un coche le esperará. Y usted estará listo para seguir con su jornada o para disfrutar del ocio.

Lo probamos

Cabina. Tener cerca al piloto da garantía a los más aprensivos. El vuelo pasa tranquilo, como en una aeronave mayor.

Sala de espera. La terminal ejecutiva de Barajas cuenta con dos salas de espera e incluso duchas. Se puede tomar un refrigerio.

Tripulación. Servicio de azafatas a partir de 300 euros por hora.

Detalles. Agua, bebida, comida, conexiones para el portátil, prensa, controles para regular diferentes aspectos con vídeo o audio. Todo para la comodidad del viajero.

Gastronomía. Los vuelos suelen ofrecer un tentempié. La demanda más común son embutidos, jamón ibérico o canapés, según la empresa Air Chefs. Para los vuelos largos triunfa el solomillo. Los más exclusivos, caviar a 600 euros cada 10 gramos y el vino de hasta 2.000 euros.

Compañías. Las principales en España de vuelos ejecutivos son TAG Aviation, Gestair, Executive Airlines, Excel Air y la nueva Air Europa Private Jets.

Precio. A partir de 900 euros la hora por persona. Compensa para destinos con conexiones y si se viaja en business.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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