Precios ‘low cost’ para vestidos de lujo
El alquiler de vestidos es un fenómeno nuevo en España que cada vez gana más clientas. La posibilidad de vestir un modelo de Angel Schlesser, Elie Saab, Nihil Obstat, Luisa Beccaria o Miguel Palacio es ya una realidad gracias a las empresas dedicadas a este servicio. El objetivo: hacer que cualquier mujer tenga la oportunidad de ponerse un vestido de los diseñadores nacionales e internacionales más conocidos a un precio asequible para todos los bolsillos.
Su modelo de negocio es muy parecido a cualquier otro comercio especializado en alquiler: una primera inversión en vestidos de primeras firmas, para ofrecer su alquiler para un evento por un precio cercano al 20% del coste inicial. Por supuesto, estas empresas se encargan de que la prenda llegue al domicilio especificado antes del día señalado y de su posterior recogida a través de un mensajero, corriendo además con los gastos de tintorería.
De esta manera, vestidos que llegan hasta los 2.500 euros pueden alquilarse por un máximo de 300, con una gran variedad de precios para disfrutar de un vestido especial durante una fiesta.
Una de las empresas más conocidas en España es 24fab, y según su directora Anabel Zamora cuentan con más de 6.000 clientas. Ella misma denomina a este modelo de negocio como “shopping inteligente”, puesto que el alquiler permite disfrutar de un artículo de lujo a un precio low cost. El volumen de alquileres en este año ha ascendido un 70% sobre el 2012, según la propia ejecutiva, registrando la mayor subida desde que la empresa se fundara en 2009.
Otra de las más reconocidas en nuestro país es La Más Mona, fundada por Polo Villaamil en mayo del 2012. “Tenemos más de 25.000 usuarias registradas y seguimos creciendo mes a mes” asegura el director de esta empresa.
Sin embrago, este tipo de proyectos han tardado mucho en calar en el público español. “Debido a nuestra cultura de propiedad, esta oportunidad de negocio se convirtió al principio en una barrera”, señala Anabel Zamora. Sin embargo, ambas empresas se muestran optimistas, ya que el público, aseguran, reacciona cada vez con mayor confianza ante estas nuevas propuestas. “Nuestras clientas están descubriendo una nueva manera de experimentar con la moda y le cuentan a todas sus amigas que no vale la pena comprarse un vestido que solo te pondrás una vez”, explica Villaamil, quien espera llegar al punto de equilibrio operacional en septiembre de este año.
Países como EE UU ya han abrazado este tipo de iniciativas. Por el contrario “el español piensa y valora, y por necesidad o recomendación prueba el producto” dice Anabel. Es por ello que el modelo híbrido que aportan La Más Mona y 24fab, respaldando la tienda online con un showroom, sea necesario, ya que las clientas primerizas siguen desconfiando del comercio electrónico. “El boca a boca entre las clientas es nuestra mejor herramienta de marketing”, afirma Villaamil, quien añade que “cada alquiler nos trae entre uno y dos clientas más”.
De hecho, “la mayoría de las clientas repiten la experiencia una vez que le han perdido el “miedo” al comercio online”, señala Anabel Zamora.
El arranque de este tipo de iniciativas no tiene su origen tanto en la crisis como en un cambio de mentalidad hacia la cultura del alquiler, de acuerdo con la directora de 24fab. Su empresa nació con la crisis y los datos respaldan las palabras de la directora general, ya que en un principio los alquileres de vestidos no eran una opción para las invitadas de una boda. Ahora, en cambio, se percibe “un cambio de concepción del alquiler en los españoles”, que valoran cada oportunidad que los nuevos modelos de negocio proponen.
Una opción cada vez más valorada por los consumidores
La crisis ha agudizado el ingenio de las empresas del sector servicios, pero también ha modificado los hábitos de consumo de los clientes. Además, los ciclos de tendencias se están acortando y “cada vez tiene menos sentido comprar en general” valora Polo Villaamil. Los emprendedores de este sector explican que nos encontramos ante un cambio de mentalidad en general, puesto que el sentimiento o la necesidad de propiedad del consumidor está cada vez menos arraigado. Es por ello que esta tendencia no solo se registra en la ropa, sino que muchos de los nuevos negocios han valorado esta nueva “forma de vida", como el alquiler de coches de lujo, de barcos, o incluso el alquiler de islas privadas. La tendencia de la no-compra se extiende y convence a los que más desconfiados. Además, “quien lo prueba repite", afirma Anabel Zamora, una de las primeras emprendedoras de negocios online de alquiler.