Los churros españoles endulzan el mundo
José Luis Blanco exporta a más de 50 países sus máquinas para elaborar el típico frito español
Aunque es considerado como uno de los productos típicos del recetario nacional, en realidad las primeras referencias conocidas del oficio de churrería datan del Egipto de Ramses III (1184 a 1153 aC).
Pero donde verdaderamente arraigó tan milenaria tradición culinaria fue en España y de aquí se ha propagado si no a medio mundo, sí a un tercio del mismo, que es donde la firma vallisoletana Industrias José Luis Blanco ha penetrado con sus máquinas para elaborar esta clásica masa frita española.
Fundada en 1958, como taller auxiliar de automoción, pronto empezó a compatibilizar la fabricación de culatas y otros accesorios para Pegaso o Fasa Renault con la producción de maquinaria para churrerías.
El primer cambio sustancial lo vivió en los ochenta cuando optó por olvidar su origen y dedicarse en exclusiva a un negocio que por aquel entonces estaba poco desarrollado y, por lo tanto, tenía un elevado potencial de crecimiento: el de freidoras, amasadoras o rellenadoras de esta fruta de sartén, tal y como lo define el diccionario de la Real Academia Española.
Antes de la crisis decidieron hacer máquinas más pequeñas
El catálogo de la empresa incluye actualmente 40 variedades distintas de equipamientos para uso industrial, desde la churrera clásica, de manipulación manual y que se puede adquirir por 1.000 euros, hasta equipos más sofisticados que incluyen máquinas automáticas con pantalla de control táctil y un pequeño ordenador en varios idiomas.
El salto al exterior
Pero el paso definitivo para esta empresa familiar vino en 1998 cuando fue una de las primeras en apuntarse al programa de las Cámaras de Comercio bautizado como PIPE ( Plan de Iniciación a la Promoción Exterior) con el objetivo de lanzarse a trabajar en la aldea global.
Quince años después, Belén Blanco, hija del fundador, pone en el mapamundi de su despacho una marca por cada país que seduce. Tiene ya 56 señales repartidas por los cinco continentes. Desde Argentina a Rusia, pasando por Estados Unidos, Canadá, Australia y prácticamente toda Europa, los churros llevan la enseña de esta firma castellanoleonesa, de forma que las exportaciones representaron en 2012 el 45% de la cifra de su facturación.
Masa frita versión samurai
El churro español está de moda, aunque el parecido entre el dulce patrio y el que se degusta más allá de los Pirineos se limita muchas veces a los ingredientes básicos.
La directora de Industrias José Luis Blanco recopila recetas y fotografías de sus clientes de todos los rincones. “He visto de todo. Churros secados al sol, rellenos de huevos revueltos, con forma de corazón o pintados con los colores de la bandera correspondiente”.
Una de las producciones más impactantes es el churro samurai de un establecimiento japonés. La masa adopta forma de empuñadura, a la que le sigue una especie de espada cubierta, simulando una katana. Se acompaña, además, de la allí famosa Samurai’s Churros Cake.
“Lo más sorprendente es que también hemos llegado a mercados que en principio no parecían propicios como África, y vendemos por ejemplo en Guinea Ecuatorial, y sobre todo Asia, donde Corea supuso el año pasado el 25% de todas nuestras exportaciones fuera de la Unión Europea”, explica la actual directora de Industrias José Luis Blanco.
La crisis pasa de largo
La internacionalización junto con la diversificación de su oferta y la fidelización de la clientela han sido, para Blanco, las claves que les han permitido no solo sortear la crisis sino incluso conseguir en los últimos cinco años, los mejores ejercicios de su historia pese a las dificultades económicas del país.
“Viendo lo que se avecinaba decidimos ampliar nuestro catálogo con máquinas más pequeñas y más baratas, lo que nos ha abierto a nuevos clientes, como emprendedores que quieren montar un pequeño negocio sin hacer un desembolso importante, o bares y pastelerías ya establecidos que optan por ofrecer algo más y compran un equipo sencillo. Esa maquinaria anticrisis es la que está teniendo más salida”, concluye.
Las cifras dan prueba de ello. Si desde el año 2000, Industrias José Luis Blanco ha multiplicado por seis su facturación, hasta superar desde el ejercicio 2008 el millón de euros anuales, en el primer semestre de este año su volumen de negocio ha aumentado un 47% con respecto al año anterior.
Por eso, esperan acabar 2013 con una mejora de resultados, “porque además las ventas aumentan siempre en los últimos meses, aunque aún es pronto para decir si vamos a terminar con un porcentaje de ascenso tan alto”.
La compañía presume de no haber necesitado nunca financiación externa porque toda venta se cobra al contado, de forma que la maquinaria no sale hasta recibir el justificante de pago, lo que evita problemas de liquidez.
Esos comprobantes llegan principalmente por internet, que es el gran cauce de comercialización de Industrias José Luis Blanco, sobre todo cuando se trata de clientes extranjeros. “Resulta realmente curioso, pero todos los pedidos nos llegan por esa vía y la mayoría de las operaciones, por ejemplo con Australia o con cualquier otro país, las emprendemos, negociamos y cerramos telemáticamente”.
El tercer paso será abrir la tienda online, que ya tienen en período de pruebas para ponerla en marcha el próximo trimestre a través de su página web (maquinaschurros.com). Se podrá conseguir así una churrera a golpe de clic.
40 modelos diferentes
El catálogo de Industrias José Luis Blanco incluye todo tipo de máquinas y accesorios para la elaboración de churros, aunque también permiten la preparación de otras masas de rosquillas o buñuelos.
El folleto promociona su churrera automática digital como la más avanzada del mercado, ya que programa y memoriza configuraciones a medida para cada producto.
Datos básicos
FacturaciónLa empresa ha multiplicado por seis su volumen de negocio desde que apostó por la internacionalización. Los ingresos del primer semestre han superado los 622.000 euros, un 47% más que en el mismo periodo de 2012. La plantilla también se ha incrementado de 7 a 14 trabajadores en los últimos años. Preciosindustrias José Luis Blanco ofrece aparatos a partir de 600 euros, que es lo que cuesta la máquina más barata, una rellenadora manual. Un equipo básico, compuesto por extrusionadora y freidora, no sale por menos de 5.000 euros.I+D+iBelén Blanco asegura que la innovación es una constante de la firma para añadir prestaciones a sus mecanismos o sacar nuevas máquinas como la semiautomática que están a punto de lanzar. Algunos de sus proyectos de investigación y desarrollo han necesitado una inversión de hasta el 10% de su facturación.SedeEl taller en el que el fundador se instaló hace 55 años ha experimentado sucesivas ampliaciones hasta ocupar actualmente tres naves con un total de 2.000 metros cuadrados útiles. La empresa no solo fabrica allí sus aparatos sino que también imparte cursos de formación, muchos de ellos internacionales.