Un corredor de fondo en la industria textil
Hoko se ha posicionado entre los deportistas más exigentes como una marca de calidad a precios imbatibles. ¿Su secreto? Distribuir directamente, sin intermediarios
No era el mejor momento para salir al mercado, pero Joaquín León decidió abrirse camino combinando conocimiento y tecnología, saber hacer, tras una vida profesional dedicada al mundo textil, y pasión por el deporte y la montaña.
Hoko, palabra japonesa que significa camino, nació en Mataró hace apenas cinco años, “con un toque de artesanía y humanidad”, para ofrecer una línea de prendas deportivas de gran calidad a precios más que razonables.
La empresa donde trabajaba León estaba condenada a morir, como la mayoría de la zona. “Con 51 años no tenía futuro como técnico textil y la opción de irme a China a controlar producciones no me apetecía mucho”.
A esta circunstancia se unió que Joaquín León es corredor de fondo y que, como usuario de ropa deportiva, no estaba demasiado contento con lo que había en el mercado; sabía que se podía mejorar.
“Los clientes son los embajadores de nuestros productos y esto es algo de lo que nos nutrimos mucho”, dice el fundador
“Con estos ingredientes, y a punto de quedarme en paro, se me ocurrió crear una marca de prendas deportivas aplicando mis criterios”, señala.
Y se lanzó, con mucho miedo y poco dinero, a la búsqueda de una fórmula empresarial viable económicamente y sostenible en el tiempo.
Así es como descubrió las seamlees, unas máquinas que se utilizan básicamente para hacer ropa interior sin costuras, tecnológicamente muy avanzadas y que tienen la ventaja de que necesitan pocos recursos para fabricar.
“Con el sistema tradicional, el proceso de tejeduría es más complejo y largo, requiere mayor inversión inicial e implica a mucha gente. Y yo no tenía ni lo uno ni lo otro. Así que la seamlee me pareció una buena idea”.
Atentos a las necesidades de los deportistas
Con la idea de ofrecer en un solo punto de venta todo aquello que pueda demandar un deportista, Joaquín León tiene en mente un proyecto que espera ver materializado el próximo año.
La idea es agrupar bajo el paraguas de Hoko a una serie de fabricantes y montar una franquicia que reúna todo lo que un deportista necesita desde la misma perspectiva de calidad e innovación, precios y servicio que ofrece Hoko.
“Se trata de completar nuestra línea de producto. Nosotros hacemos básicamente primeras capas y estoy buscando gente que haga segundas capas, zapatos… Y, a partir de ahí, diseñar una línea de franquicias, con el mismo planteamiento:productos de calidad a buenos precios”, subraya León.
Con ella y con el polipropileno, un hilo de mucha calidad que se utiliza para ropa de deporte, mandó fabricar unas camisetas para él; Joaquín León quería comprobar si realmente reunían las características que estaba buscando.
Le gustó la textura, y así nació la idea de hacer prendas con ese material: “Con lo que cobré del paro, empecé a dedicar tiempo a diseñar, a probar tejidos, abrí un local, se puso en marcha la web y compré una carpa para mostrar mis prendas en las carreras y dar a conocer la marca.”
El resto ha sido mucho trabajo y un gran éxito, con la calidad y la funcionalidad como columna vertebral donde se asienta la visión empresarial de este emprendedor que empezó con 18 años como mozo de almacén y acabó de director de producción.
“Durante ese periplo [actualmente tiene 56 años] he trabajado en tres empresas haciendo de todo, desde tejer, cortar, estampar y vender hasta montar una empresa partiendo de cero. Conozco el sector textil prácticamente en todas sus facetas”, asegura.
Los productos de esta pyme catalana se han ganado a pulso una excelente reputación entre los deportistas.
¿El secreto de Hoko? Sus prendas están fabricadas utilizando la tecnología más novedosa pero, sobre todo, sus precios son imbatibles.
“Distribuimos directamente al consumidor final, no tenemos intermediarios. Nos saltamos ese eslabón que encarece tanto el producto sin aportarle ningún valor añadido, más allá de vender muchas unidades”, apunta Cristina León, hija del fundador y responsable de marketing y comunicación de la empresa.
Lo cierto es que Hoko se ha posicionado como una marca de calidad entre los deportistas. De momento, su principal modelo de crecimiento es la tienda online y la física.
“Vendemos solo en España porque le damos mucha importancia a la atención al cliente y al servicio posventa, intentamos que cuando necesite hacer una consulta encuentre a una persona que le atienda, normalmente nosotros mismos. Siempre hemos dicho no a las propuestas de distribución masivas. Los clientes son nuestros mayores embajadores y esto es algo de lo que nos nutrimos mucho como empresa”, afirma Cristina León.
Datos básicos
Cultura del esfuerzoLa continua alusión a la cultura japonesa se debe a la sintonía de Hoko con sus valores: el esfuerzo y el trabajo para conseguir un objetivo, algo que todo deportista conoce de primera mano. “Y el nombre, Hoko (camino), porque es lo que recorremos todos aquellos que nos hemos marcado una meta”.
DistribuciónLa idea de Joaquín León siempre ha sido ofrecer directamente al consumidor un producto de calidad y barato. Por eso, cuando algunas tiendas empezaron a pedirle ropa para venderla, les propuso compartir el margen comercial al 50%. “Bajo ningún concepto quiero que el cliente pague más de lo que había establecido en un principio”, asegura. Aceptaron y ya son más de 20 las tiendas que distribuyen sus productos.
Facturaciónla firma espera finalizar este año con una facturación de un millón de euros. El crecimiento en los dos últimos años ha sido del 300%, solo en España, y se prepara para empezar a vender en Europa en los próximos dos o tres meses.
PreciosEl coste medio de producción de una malla normal, al uso, oscila entre los seis y los siete euros; las de Hoko, entre 14 y 18 euros. El precio que paga el cliente por esa prenda es, en el primer caso, entre 70 y 120 euros; la mejor malla de Hoko cuesta 38 euros. “Es una diferencia muy significativa”, apunta Cristina León, consciente de que están poniendo en la calle un producto de mucha calidad a un precio muy competitivo. “Esto no es competencia desleal, pero puede molestar”.