Las nuevas ‘balas mágicas’ del fundador de Progénika
Laureano Simón vende su anterior firma a Grifols y lanza Oncomatrix
Aunque su nombre no sea muy conocido como empresario, en el sector biotecnológico es uno de los pioneros en España. Laureano Simón (Pontevedra, 1967) creó Progénika en el año 2000 en España, “cuando aquí no había nada de biotecnología”, reconoce este emprendedor. Volvía del extranjero, donde había desarrollado su carrera científica, para instalarse en el País Vasco por razones familiares.
Trece años después conseguía una de las principales ventas en la historia del sector privado de biotecnología en España. Vendió Progénika, su niña bonita, en marzo pasado por 37 millones de euros (más 25 millones en los próximos dos años) al laboratorio catalán Grifols, de hemoderivados. Pero no se ha quedado quieto.
Cedars Mount Sinai como cliente
Aparte de los fármacos en los que investiga la compañía, el proyecto inicial y el que antes ofrecerá facturación es el kit de diagnóstico temprano del cáncer. El test facilita al oncólogo el detectar cuándo un tumor va a ser invasivo, porque el 25% de ellos no se clasifican como tales en el momento del diagnóstico, lo que provoca que se retrase la aplicación de un tratamiento contra la metástasis. Este producto ha sido bautizado como InvaScan. Además, han desarrollado otros dos test, el BreastScan (para cáncer de mama) y BladderScan (para vejiga).
Ya ha comenzado a ser utilizado en los primeros hospitales, alrededor de 30 centros en España y también en el exterior. De hecho, Laureno Simón, el impulsor de la empresa, avanza que es muy importante para ellos la estrategia de tener como clientes a los centros más reputados del mundo.
“Vamos a congresos internacionales a explicar nuestro producto. Queremos que esté en los mejores hospitales porque son líderes de opinión para los demás”, asegura. Los prestigiosos Cedars Mount Sinai de Los Ángeles y el John Hopkins de Baltimore ya son clientes. La previsión de la firma es que estos productos dejen hasta 10 millones de ingresos al año.
“Me podía haber retirado con lo que gané por la venta”, reconoce. Pero salió de Progénika (que fabrica sistemas de diagnóstico basados en la genómica) con el acuerdo de desarrollar una patente que la empresa había descartado y que ya no le interesaba. Para ello fundó la compañía Oncomatrix, para avanzar en este kit de diagnóstico que ayudara a conocer cómo de invasivos son diferentes tipos de tumores en los pacientes.
Además, con resultados esperables a más largo plazo, la empresa está investigando en unas “balas mágicas” contra los tumores, explica Simón. Oncomatrix trabaja en el concepto de fármacos personalizados, dirigidos contra dianas en el estroma (el tejido exterior de un órgano) y que permitirían su uso en cánceres ya avanzados. Para ello unen anticuerpos junto a una molécula.
Simón mantiene el 89% del capital de la compañía, que tiene como socio a la firma de capital riesgo Seed Capital Bizkaia. Esta sociedad está controlada por la Diputación Foral de Vizcaya y cuenta con aportaciones de BBK, Santander, BBVA e Iberdrola.
Anteriormente a su actividad como empresario, se doctoró en Ciencias Químicas por el Centro de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, es máster en Biotecnología por la Universidad de Navarra y máster en Ciencias por la Universidad de Wisconsin. Ha desarrollado su carrera investigadora en EE UU y Escocia. De momento cuenta con la ayuda en la investigación de instituciones como la Universidad de Stuttgart y el Hospital National Jewish Health.
Estas futuras balas mágicas entran en agosto en la fase preclínica de investigación, anterior a los ensayos con humanos. Por lo que para llegar hasta el paciente puede pasar más de un lustro, en el caso en que los resultados sean positivos. Los planes de Oncomatrix se centran en llevar el medicamento hasta la fase II (pruebas con enfermos), para lo que necesitará 30 millones de euros de inversión. Entonces licenciarán el producto a algún gran laboratorio farmacéutico que desee ponerlo en el mercado. La expectativa en ingresos de Simón alcanza los 50 millones de euros anuales en royalties.