“La única salida para las ingenierías es exportar”
No le duelen prendas para reconocer que corren muy malos tiempos para las infraestructuras, en general, y para las ingenierías españolas, en particular, a las que para competir no les queda más remedio que acometer la reestructuración del sector, encontrar líneas de crédito y exportar. La capacidad de innovación y el desarrollo tecnológico les avalan y, ahí fuera, los países emergentes no solo las esperan, sino que las necesitan.
Pregunta. Entre la recesión, la falta de presupuestos para obra pública y las propias limitaciones de las empresas, ¿el sector está tocado o hundido?
Respuesta. Está fatal –asegura firme y sin titubeo-. En algunos foros sectoriales, las previsiones de recuperación de las infraestructuras apuntan que no será posible antes de 2016. Desde el punto de vista de la construcción, y siendo un poco más optimista, la reactivación de las ingenierías no se producirá, en el mejor de los casos, antes del 2015.
Es muy difícil obtener líneas de crédito para financiar circulante y los avales de los bancos no se aceptan”
P. No es por animarle, pero dicen que de las crisis se sale fortalecido…
R. En cualquier caso, las cosas no van a ser como eran, ni mucho menos, porque por el camino se han quedado muchas empresas y será necesario enfrentar una reconversión como ha pasado en otros sectores, como, por ejemplo, en la construcción. Las cifras no dejan lugar a dudas. En 2007 –que recordemos fue un año punta en construcción, todavía había subvenciones europeas y aunque la crisis ya era patente en EEUU, no había llegado a España–, Fomento licitó por valor de 750 millones de euros. En 2012 solo se licitaron 78 millones, lo que significa una caída del 89% en cinco años. Y la caída libre ha seguido en 2012, con un descenso del 46%, respecto a 2011. Y hasta mayo de este año acumulamos una bajada del 45% respecto al año pasado.
“Las fusiones se deben favorecer con exenciones fiscales porque conllevan grandes impuestos”
P. ¿El panorama es tan desolador como lo pinta o hay un resquicio para la esperanza?
R. Bueno, podemos tenerla, este año se licitarán 175 millones de euros en obras, que es un poco más que el año anterior, pero la realidad es que hasta mayo ha habido decremento. Es posible que la situación mejore en el segundo y tercer trimestre.
P. ¿Las dificultades afectan por igual a todas las ingenierías o están sufriendo más unas que otras?
R. La ingeniería civil es la que más nos preocupa. La ingeniería industrial está muy implantada en el exterior y se defiende muy bien, está liderada por grandes empresas y, aunque en España tampoco hay mucho trabajo para ellas porque la mayoría de las obras que les competen, como centrales eléctricas, térmicas o de gas, refinerías de petróleo, grandes conducciones o plantas de regasificación, no se hacen. Fuera de nuestras fronteras sí hay mucho que hacer y mucha demanda. Las ingenierías españolas tienen una gran experiencia para poder trabajar con éxito en otros países y llevar a cabo importantes infraestructuras en plantas de distintas energías, como eólica, fotovoltaica, gas o térmicas, aunque estas se hacen menos, pero todavía se hacen bastantes refinerías de petróleo. Por ejemplo, en este sector, Técnicas Reunidas está trabajando con mucha fuerza.
P. ¿Hay un plan B para que las ingenierías puedan remontar la crisis?
R. En general, la obra pública tiene tendencia a aumentar y hemos detectado que hay gente que está haciendo compras. Si arranca la obra pública y, si es verdad, como dice la ministra de Fomento, Ana Pastor, que tiene una biblioteca de proyectos de obra pública en torno a los 80.000 millones, la situación mejorará, aunque siempre hay que actualizar esos proyectos. En cualquier caso, no hay más salida a la crisis que la internacionalización.
P. ¿Está maduro el sector para salir masivamente fuera?
R. En 1964, cuando nace Tecniberia, lo hace con una clara vocación hacia la internacionalización y ahora está más presente que nunca. Del más de un centenar de asociadas, 60 cuentan con experiencia internacional y una treintena tienen delegación permanente o filial en el exterior. Estamos presentes en 100 países. Exportamos unos 3.000 millones de euros, que supone el 45% de nuestra facturación, somos uno de los sectores que más vendemos internacionalmente, pero el 90% de las exportaciones se concentran en diez compañías, lo cual quiere decir que la asignatura de la exportación no la hemos aprobado del todo.
P. ¿La restricción de crédito les está haciendo tanto daño como parece?
R. Pues sí. La falta de financiación, que es imprescindible para exportar. Hoy es muy difícil conseguir líneas de crédito, incluso para financiar el circulante. Las ingenierías no suelen tener muchos activos, pero sí necesitan financiar el circulante, sobre todo en momentos como estos que el plazo medio de cobro se están alargando enormemente, en muchos casos se cobra a 180 días, con lo que es muy difícil adelantar fondos y si es para la exportación o para iniciar esta, mucho más. A esta dificultad se suma otra no menos importante, la obtención de avales. Los avales de los bancos españoles no se aceptan fácilmente y sobre todo después de la rebaja del rating que ha sufrido España con la crisis.
Fuera el tamaño sí importa
Solo “las diez primeras empresas que exportan el 90% de toda nuestra facturación tienen un tamaño considerable para exportar y se desenvuelven bien, el resto tendrá que buscar alianzas estratégicas o fusionarse”.
La colaboración del Icex es fundamental para “impulsar este tipo de acuerdos o consorcios”, pero este tránsito también se debe “favorecer con algún tipo de exención fiscal porque una fusión supone un desembolso muy importante de impuestos”.
¿Y cuáles son los territorios a conquistar? “Un mercado natural es Latinoamérica, pero también Asia –China, India, Vietnam y Afganistán, donde está todo por hacer– y los países árabes, como Catar, Emiratos y Arabia Saudí”. México, Perú, Colombia, Chile o Brasil ofrecen grandes oportunidades “porque tienen una gran escasez y enormes dificultades orográficas”. ¿Y en España? “Tenemos magníficas infraestructuras pero hay que mantenerlas”. “Las autopistas serán de lo primero que se acometa cuando el ministerio tenga dinero”.