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Nombres para la historia

Nacieron en la dictadura y crecieron con la democracia

Marcas ideadas por empresarios españoles, como La Casera, Cola Cao o la muñeca Nancy, han conseguido sobrevivir en un país donde el modelo de sociedad ha dado un giro de 180 grados

¿Tiene usted más de 40 años? Entonces seguro que ha jugado con el Scalextric, ha masticado chicles Cheiw a mansalva, ha tomado más de una Mirinda y, si encima es mujer, le puede sonar el detergente Persil. Son todas ellas marcas que también han ayudado a construir la historia de España desde la década de los setenta. En esa época, además, los Danone, al igual que la leche, venían en envases de cristal, las galletas solo eran María Fontaneda, el Renault 5 era uno de los coches más populares y el concepto Telepizza aún no estaba inventado. Eso sí, no todas llegaron para quedarse.

Mirinda es uno de los refrescos que nos transporta a los sesenta, cuando no se hacía turismo rural sino que se iba al pueblo y no se llevaba el cinturón de seguridad abrochado porque no existía. Creada en esos años por un emprendedor catalán, fue comprada una década más tarde por PepsiCo, multinacional que hoy conocemos por los Cheetos, las patatas fritas Lay’s, refrescos como el Kas o la Pepsi y el gazpacho Alvalle. Aunque ha desaparecido de los supermercados españoles, Mirinda aún se distribuye en muchos países de Latinoamérica, árabes, asiáticos, en Estados Unidos e India. Quién pudiera tomarse una Mirinda de naranja.

Al igual que el Cola Cao, La Casera sí ha conseguido llegar hasta nuestros días. Se podría decir que forma parte de la tradición del país. Creada por los hijos de un francés y una española (hermanos Duffo), este refresco alcanzó su esplendor en los ochenta, cuando llegó a facturar 30.000 millones de las antiguas pesetas.

Persil, la marca pionera de los detergentes, lleva años vendiéndose como Wipp

En esta época, en plena ebullición del movimiento contracultural conocido como la movida madrileña, la compañía sustituye la botella de cristal de tapón de porcelana por los envases no retornables; era la segunda empresa del sector de refrescos en España, solo superada por Coca-Cola, y la quinta de Europa. Adquirida en el año 2001 por Cadbury-Schweppes, hoy pertenece a un consorcio liderado por los fondos Blackstone Group y Lion Capital.

Junto al futbolín, la fregona también fue ideada por un español. Manuel Jalón Corominas, su inventor, consiguió poner de pie a las mujeres en menos de una década intentando “dignificar el trabajo humilde”, como comentó en alguna ocasión este empresario. Solo en tres años, Jalón, recientemente fallecido, consiguió vender 45.000 unidades en España, a pesar de que no era un producto barato para los setenta, cuando el poder adquisitivo de la población era aún muy bajo. Hasta nuestros días se han vendido 40 millones de unidades en España y es difícil calcular las que se han vendido en el resto del mundo.

El dato

Chupa Chups produce diariamente más de 12 millones de unidades de este caramelo con palo que nos acompaña desde los sesenta. También es de cuño español.

Dicen de la Nancy que nació con la dictadura y creció con la democracia, cuando los niños aún merendaban pan y chocolate. En sus primeros años de vida la empresa Famosa vendió 10 millones de estas muñecas, una de las primeras de plástico, que desde el principio contaron con todo tipo de complementos (vestidos, utensilios, etc.). Cumplió 40 años en 2008, año en el que se hicieron ediciones especiales para los más nostálgicos. Famosa actualmente está presente en más de 50 países de todo el mundo. A los mayores de 40 tampoco le serán ajenas marcas de detergentes como Persil, Elena o Ariel. Todas ellas popularizadas a partir de los sesenta y que han conocido las primeras lavadoras automáticas de turbina y, más tarde, las de tambor. A diferencia de Colón, Elena y Ariel, que mantienen su nombre, la pionera, Persil, propiedad de la alemana Henkel, lleva años comercializándose en España como Wipp.

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