Grifols, ejemplo de potencia internacional
La compañía de hemoderivados factura más del 90% fuera de España y apuesta como novedad por la investigación en un tratamiento y vacuna contra el alzhéimer
El principal cambio experimentado por Grifols en los últimos 35 años ha sido su internacionalización”, tienen claro desde la compañía. Dicha expansión en el exterior ha convertido a la catalana en uno de los tres grandes laboratorios del mundo de productos derivados del plasma.
La división Engineering se especializa en diseño de plantas para el sector ‘biofarma’
La empresa farmacéutica nació como un pequeño laboratorio en 1940 en Barcelona, fundado por el abuelo de Víctor Grifols, su actual presidente. En 1972 se inauguró la planta de producción de Parets del Vallès (Barcelona) y en 1988 abrió la primera filial internacional, en Portugal. Una expansión que no ha parado de crecer. En 2002 adquirió sus primeros 42 centros de donación de plasma en EE UU. En 2006 la firma salió a cotizar en Bolsa y dos años después dio el salto al Ibex 35.
Las dudas de Víctor Grifols
Víctor Grifols dudaba, en una reunión con analistas, del futuro de la economía española: “No pienso invertir ni un euro ni en Cataluña ni en España”, aseguraba hace medio año en una de sus escasas intervenciones. “No me veo capaz de continuar invirtiendo en España. O cambian las cosas o lentamente nos iremos marchando desde España hasta Estados Unidos”, advirtió.
Pero una de sus apuestas, que permitió convertir a la empresa en una de las grandes del sector, fue la adquisición en 2011 de su competidora estadounidense Talecris. Desde entonces no ha dejado de crecer en facturación y capitalización bursátil.
El 92% de los ingresos del pasado ejercicio, 2.620 millones, provinieron de los mercados internacionales, donde EE UU y Canadá representan más del 63% de las ventas. Ahora cuenta con 11.200 empleados y vende en más de 100 países.
Grifols produce y comercializa medicamentos biológicos derivados del plasma, entre los que figuran la inmunoglobulina intravenosa, el factor VIII, la albúmina, la alfa-1-antitripsina (A1-AT) y otras inmunoglobulinas hiperinmunes. Posee plantas de producción en Parets, Los Ángeles y Clayton (EE UU), Murcia, Düdingen (Suiza), Melbourne (Australia) y una en construcción en Brasil.
En 2012 destinó 124,4 millones de euros a I+D y actualmente cuenta con 12 ensayos clínicos en marcha para nuevos productos e indicaciones de los ya existentes.
Entre las principales líneas de investigación destaca la estrategia en alzhéimer, que incluye “el tratamiento con medicamentos biológicos derivados del plasma, el diagnóstico preclínico de la enfermedad y la prevención y protección mediante vacunas”, explican desde la empresa. También existen otros estudios en hepatología o en cirugía cardiaca o en un pegamento biológico de fibrina para cirugía.
La tecnología también ha permitido implementar un sistema de trazabilidad del plasma, además de crear Grifols Engineering, especializada el diseño y construcción de los nuevos equipos del sector biofarma.