Fomento rescata las fórmulas de pago diferido para no castigar el déficit
Hacienda deberá autorizar todas las operaciones para que no comprometan a los presupuestos futuros El departamento de Ana Pastor continúa reprogramando proyectos para recortar gastos
La forma de planificar la obra pública ha cambiado radicalmente desde que desembarcó el equipo de Ana Pastor en el Ministerio de Fomento. Tal y como destaca un alto cargo de una de las empresas dependientes del Ministerio, desde finales de 2011 no se compromete ni una sola obra para la que no exista dinero presupuestado o ya consignado. Con esto se pretende evitar seguir acumulando deudas y retrasos en los plazos de pago.
El actual Gobierno del PP ha denunciado en reiteradas ocasiones la tradicional costumbre de Fomento de ir aprobando proyectos sin tener garantizada su financiación. Si los presupuestos después no bastaban para abonar todas las cantidades comprometidas, se acudía al crédito. “Así se ha hecho toda la vida en ese Ministerio independientemente de quién gobernara, el problema surge cuando se cierra el grifo de la financiación”, explica un directivo de una constructora.
Como esas prácticas ahora son impensables y los recortes del gasto han dejado a Fomento con los recursos bajo mínimos, la única salida es diferir en la medida de lo posible el pago de las obras en marcha.
Así lo reconoció recientemente en Madrid ante un foro de empresarios y sindicatos el secretario general de Infraestructuras, Manuel Niño. “En otros tiempos la colaboración público-privada hubiera sido la solución, pero ahora también las empresas encuentran muchas dificultades para acceder al crédito”. Y es que con estas fórmulas, el capital privado adelanta el importe de lo que cuesta la obra y luego recupera su inversión a través del cobro de un canon o explotando la nueva infraestructura.
Vigilancia de Bruselas
No obstante, el alto cargo de Fomento admitió que se ha logrado rescatar el denominado modelo alemán o contrato llave en mano, según el cual se puede prorrogar más allá de los tres o cuatro años que contempla la ley actual el plazo durante el cual se va abonando el coste de un proyecto. Se llegaron a barajar hasta 10 años. Esta fórmula se puso en marcha a mediados de los 90, en la primera legislatura del Gobierno de José María Aznar, justo cuando era necesario también reducir el déficit para poder entrar en el euro.
El problema es que años después se comprobó que un uso sin control de esta fórmula podía comprometer las cuentas de los años futuros, algo que tampoco es aconsejable y que Bruselas vigila de cerca. De momento, está previsto financiar mediante método alemán el desdoblamiento de la nacional II desde la localidad gerundense de Massanet hasta la frontera francesa. Además, el Adif negocia con el Ministerio de Hacienda cómo sacar a concurso bajo colaboración público-privada o mediante sistema concesional los contratos de señalización, electrificación y también vías en diversos corredores ferroviarios de alta velocidad como el que transcurre de Valladolid a León.
Fuentes del departamento que dirige Cristóbal Montoro confirman que se mantienen conversaciones permanentemente con Fomento porque pese a la relajación concedida por Bruselas para reducir el déficit, “existe muy poco margen para poder gastar más”.
Continúa la reprogramación de proyectos
Desde que en 2010 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decretara el primer ajuste de la inversión pública, Fomento ha tenido que paralizar y reprogramar centenares de obras.
En primera instancia, solo se paralizaron los proyectos que estaban en un estado incipiente. Poco después y dada la gravedad de la crisis, hubo que ampliar el ajuste a más proyectos. Las empresas del sector lamentan desde entonces que no se invirtió ni un solo euro en acondicionar esos trabajos que iban a quedar parados.
Con el resto de obras que ya se encontraban en un estado más avanzado la única solución fue reprogramar. Esto significa que si un tramo de carretera está previsto acabarlo en cuatro años, los pagos que se presupuestan son para esas cuatro anualidades. Por lo tanto, la única manera de ahorrar en esa obra sería dilatar el plazo dos o tres años más para que el Ministerio tenga que pagar menos cada ejercicio.
Todavía hoy, cuatro años después de aquel primer recorte, Fomento continúa reprogramando obras ya reprogramadas. “Es la única alternativa que nos queda ante la falta de dinero. Cuando se trata de obras que no son esenciales y no están muy avanzadas damos las dos opciones a la empresa: volver a reprogramar o cancelar y cobrar el lucro cesante. La mayoría prefiere ralentizar su actividad y por lo menos seguir teniendo proyectos en cartera, aunque cobrar se vaya a retrasar todavía más”, explican desde Fomento.
Desde las grandes patronales de la construcción lamentan que el 55% de todo el ajuste realizado ha sido a costa de este sector y reclaman más fondos para 2014. Hacienda contesta que el margen es mínimo y no se sabrá si es posible o no hasta septiembre, “y obra nueva habrá muy poca”.
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